Por mi parte, a pesar del despropósito literario, agradezco la dirección de Jamie Childs en los dos últimos episodios, el único realizador de la serie capaz de crear imágenes con cierta fuerza en un entorno tan yermo. No sé si se atreverán con una segunda temporada después de tan tibia respuesta. Para prescindir de aquello que no funciona tendrían que convertirla en otra serie. Mejor le cambian el símbolo a la portada del segundo volumen y la llaman de otra manera.