Mi problema no es ese. Es que no me puedo controlar. Fíjate que, sin ni siquiera tener previsto comprarla, ya he estado mirando precios increíbles de música country. Sumando a lo tonto, pues es un pellizco gordo. Y ahora mismo, necesito reponerme para pillar algunas películas en febrero (Matar a un ruiseñor, las de Allen, etc...).
Prefiero no enviciarme con la compra on-line. Recuerdo que hace unos años, Serena Williams (la tenista) tuvo verdaderos problemas con este asunto. Gastaba miles de euros en unos pocos clicks. Estuvo un tiempo muy adicta. Ella misma lo reconocía.
Yo no me lo puedo permitir. Bastantes adicciones tengo ya...