Un vídeo divertido y muy entrañable, también triste, protagonizado por Christopher Lee y Peter Cushing poco antes del fallecimiento del segundo, recordando anécdotas durante el rodaje de Drácula.
Realmente me produce una sensación muy agradable ver a estos dos monstruos (ejem) de la pantalla tan distendidos y risueños, tan diferentes de los personajes que les dieron la fama y la gloria.
Alguien dijo una vez que los actores que solían interpretar a bestias o villanos solían ser en su vida privada unas personas de lo más encantadoras, bueno, pues este caso diría que lo corrobora: