El problema es más profundo que eso.
Por orden de la administración (Trump), en varios centros estatales de clasificación postal, se ha desactivado la maquinaria automática, y la separación se está haciendo a mano. Eso reduce la capacidad de redistribución en un 90%.
Aparte, se ha rebajado el compromiso de envío. Cuando antes la prioridad era que la paquetería saliera, ahora es que el servicio cumpla sus horarios, por lo que por primera vez, se permite que los paquetes se queden retenidos varios días, pendientes de clasificación. Y claro, eso se va acumulando día a día.