Venga, que te vas por los cerros de Úbeda.
Lee no necesita al bibliotecario una vez descubierta la trampa, y ¡zas, lo muerde! Aquí no hay negociaciones de ventas. Mordedura pura y dura. Podría habérselo dejado a la chica... Pero no.
La del vampiro mariquita es otra historia. ¡Este Polanski...! Pero da también igual, porque el papá te cuenta, tan pancho, cómo se ventiló a un famélico leñador. O sea.