Tema: Top-10 del cine de terror galo

Usemos este hilo para comentar las películas favoritas del cine de terror realizado en Francia. Yo adjuntaré mi top-ten, pero de momento me gustaría leeros.

Usher.
Los Ojos sin Rostro.
Las Diabólicas.
Los Vampiros (aunque no es exactamente de terror).
La Bella y la Bestia (aunque es más bien fantástica).
Judex la tengo pendiente (las versiones muda y sonora).

Seguro que me dejo alguna.

Las Diabólicas y Ojos sin rostro me parecen sublimes.
Sin ser muy amante del Gore, Mártires consiguió trasmitirme muy mal rollo.
Y una cinta de culto moderno que me estremece e inquieta: Posesión, de Zulawski, con Sam Neill e Isabelle Adjani.

Iniciado por Jane Olsen

Usher.
Los Ojos sin Rostro.
Las Diabólicas.
Los Vampiros (aunque no es exactamente de terror).
La Bella y la Bestia (aunque es más bien fantástica).
Judex la tengo pendiente (las versiones muda y sonora).

Seguro que me dejo alguna.

¡Aaaarggggh! Jane, ¡te has olvidado de Vampyr de Dreyer! ¡Es coproducción!

Ladrillo:

Spoiler:

El caso de La bruja vampiro (Vampyr/L’étrange aventure de David Gray, 1932), de Carl Theodor Dreyer, es bien particular, pues aunque rodada con la llegada del sonoro —más de un año de rodaje se empleó— y, por tanto, incluye diálogos, estos son tan breves, que casi la totalidad de la misma discurre con silencios prolongados, a lo más algunos susurros y gemidos, siendo considerada casi una película muda. En coproducción franco-germana, financiada por el mecenas y barón Nicolas de Gunzburg, que interpretó asimismo al personaje central David Gray, el guión de Dreyer y de Christen Jul propone una adaptación libérrima de Carmilla, de Le Fanu, originando un filme de lo más extraño de la filmografía que nos ocupa. Expresionista en su tratamiento de la imagen, las sombras se apoderan del cuadro y da la impresión de navegar uno por océanos oníricos, imposibles, transportados de las más brumosas pesadillas. Brumas que nacieron, según se comenta, de manera anecdótica, ya que, debido a un incidente, se veló parte del negativo de tomas exteriores, y el realizador danés tuvo a bien, para aprovechar material, filmar algunas secuencias con una gasa delante de la cámara, con adecuados ángulos de luz, para homogeneizar con el toque flou que se observa a menudo.

David Gray es un personaje sensible, buscador de fenómenos extraños y paranormales, que recala en un albergue en el que le hacen una revelación sin sentido aparente, y le entregan un paquete que contiene un libro, que a la postre es un tratado de vampirismo. Será el inicio de un peregrinaje que lo llevará a lugares inquietantes, donde las sombras bailan en las paredes y todo está dominado por las brumas y la desazón. Terminará por descubrir la amenaza de los vampiros, personificada en una vieja bruja que, ayudada por un doctor de perversas intenciones —Henriette Gérard y Jan Hieronimko, ambos actores aficionados—, está vampirizando a una joven castellana. Tras una serie de secuencias surrealistas, la vampira morirá con la clásica estaca clavada en el corazón al ser descubierta su tumba, convirtiéndose en un esqueleto. Su acólito, finalmente, sucumbirá en el interior de un molino, enterrado en harina, en secuencia harto angustiosa. En este caso, desenlace simbólico por mediación del blanco puro de la harina, que contrasta con el severo clasicismo de la muerte de la bruja. De entre todo lo planificado, siempre recordaré a ese soldado al que se le escapa su propia sombra, para unirse a las demás figuras espectrales en insólito baile nocturno expresionista; así como la secuencia filmada en cámara subjetiva desde el interior de un ataúd: por el efecto de una transfusión, Gray soñará que ha fallecido y verá su propio sepelio desde la mirilla del sarcófago, en secuencia vanguardista que levantó muchos comentarios elogiosos tanto en su época como con posterioridad. Precisamente ahí está uno de los detalles más intencionados del filme: dejar que Gray sea un mero observador de los hechos —protagonista = espectador—, sin ofrecer mano ejecutora directa en ninguno de los aconteceres —no será su mano la que acabe con los monstruos—, de la misma forma que vivimos nosotros las más intensas pesadillas.

El posicionamiento artístico ante esta cinta acreedora de una sombría belleza, casi insana, queda sintetizado en el discurso que dio Dreyer a su equipo antes del rodaje: «Imaginad por un momento que estamos sentados en una habitación normal y corriente. De repente, alguien nos comunica que detrás de la puerta hay un cadáver. En el instante, la habitación cambia por completo, adquiere un aspecto distinto. El ambiente y la luz, pese a ser los mismos, se han alterado. Y es que los que hemos cambiado somos nosotros, y los objetos son realmente como los imaginamos».

Fijaos bien que con las últimas palabras de Dreyer, se potencia mi teoría de que las películas no envejecen, sino es nuestra mirada la que cambia con los tiempos y la experiencia (o la apatía).

De momento, apunto cinco:

El hundimiento de la casa Usher
Vampyr
La bella y la bestia
Las diabólicas
Los ojos sin rostro

Continuará.

¿Conocéis Et mourir de plaisir? ¿Y el cine de Jean Rollin?

Iniciado por Diodati

¡Aaaarggggh! Jane, ¡te has olvidado de Vampyr de Dreyer! ¡Es coproducción!

Ladrillo:

Spoiler:

El caso de La bruja vampiro (Vampyr/L’étrange aventure de David Gray, 1932), de Carl Theodor Dreyer, es bien particular, pues aunque rodada con la llegada del sonoro —más de un año de rodaje se empleó— y, por tanto, incluye diálogos, estos son tan breves, que casi la totalidad de la misma discurre con silencios prolongados, a lo más algunos susurros y gemidos, siendo considerada casi una película muda. En coproducción franco-germana, financiada por el mecenas y barón Nicolas de Gunzburg, que interpretó asimismo al personaje central David Gray, el guión de Dreyer y de Christen Jul propone una adaptación libérrima de Carmilla, de Le Fanu, originando un filme de lo más extraño de la filmografía que nos ocupa. Expresionista en su tratamiento de la imagen, las sombras se apoderan del cuadro y da la impresión de navegar uno por océanos oníricos, imposibles, transportados de las más brumosas pesadillas. Brumas que nacieron, según se comenta, de manera anecdótica, ya que, debido a un incidente, se veló parte del negativo de tomas exteriores, y el realizador danés tuvo a bien, para aprovechar material, filmar algunas secuencias con una gasa delante de la cámara, con adecuados ángulos de luz, para homogeneizar con el toque flou que se observa a menudo.

David Gray es un personaje sensible, buscador de fenómenos extraños y paranormales, que recala en un albergue en el que le hacen una revelación sin sentido aparente, y le entregan un paquete que contiene un libro, que a la postre es un tratado de vampirismo. Será el inicio de un peregrinaje que lo llevará a lugares inquietantes, donde las sombras bailan en las paredes y todo está dominado por las brumas y la desazón. Terminará por descubrir la amenaza de los vampiros, personificada en una vieja bruja que, ayudada por un doctor de perversas intenciones —Henriette Gérard y Jan Hieronimko, ambos actores aficionados—, está vampirizando a una joven castellana. Tras una serie de secuencias surrealistas, la vampira morirá con la clásica estaca clavada en el corazón al ser descubierta su tumba, convirtiéndose en un esqueleto. Su acólito, finalmente, sucumbirá en el interior de un molino, enterrado en harina, en secuencia harto angustiosa. En este caso, desenlace simbólico por mediación del blanco puro de la harina, que contrasta con el severo clasicismo de la muerte de la bruja. De entre todo lo planificado, siempre recordaré a ese soldado al que se le escapa su propia sombra, para unirse a las demás figuras espectrales en insólito baile nocturno expresionista; así como la secuencia filmada en cámara subjetiva desde el interior de un ataúd: por el efecto de una transfusión, Gray soñará que ha fallecido y verá su propio sepelio desde la mirilla del sarcófago, en secuencia vanguardista que levantó muchos comentarios elogiosos tanto en su época como con posterioridad. Precisamente ahí está uno de los detalles más intencionados del filme: dejar que Gray sea un mero observador de los hechos —protagonista = espectador—, sin ofrecer mano ejecutora directa en ninguno de los aconteceres —no será su mano la que acabe con los monstruos—, de la misma forma que vivimos nosotros las más intensas pesadillas.

El posicionamiento artístico ante esta cinta acreedora de una sombría belleza, casi insana, queda sintetizado en el discurso que dio Dreyer a su equipo antes del rodaje: «Imaginad por un momento que estamos sentados en una habitación normal y corriente. De repente, alguien nos comunica que detrás de la puerta hay un cadáver. En el instante, la habitación cambia por completo, adquiere un aspecto distinto. El ambiente y la luz, pese a ser los mismos, se han alterado. Y es que los que hemos cambiado somos nosotros, y los objetos son realmente como los imaginamos».

Fijaos bien que con las últimas palabras de Dreyer, se potencia mi teoría de que las películas no envejecen, sino es nuestra mirada la que cambia con los tiempos y la experiencia (o la apatía).

No estaba segura de la nacionalidad de la película. Precisamente pensaba preguntarte sobre ello, porque me ha sorprendido un poco que la pusieras. Como además yo siempre la he visto en alemán...

De la película que citas, que creo que en España se conoce también como Sangre y rosas sí he oído algo, como que es una adaptación muy libre de Carmilla.

A mí siempre me ha llamado la atención que los franceses nunca hayan hecho una adaptación de El fantasma de la Ópera. De la que sí que creo que hay adaptación es de la que creo es la segunda o tercera novela de Leroux que me parece le sigue en calidad: el díptico La muñeca sangrienta-La máquina de asesinar. Hecha para la televisión en los años setenta. No la he visto, y no me genera muy buenas sensaciones:

http://www.imdb.es/title/tt0176386/

De la que también hay versión francesa, o más bien, co-producción, según tengo entendido es de Las manos de Orlac:

http://www.imdb.com/title/tt0054963/

No la he visto, pero dicen que a pesar de la presencia del gran Lee es muy inferior a las dos versiones anteriores.

No está nada mal, pero me quedo con las dos anteriores, la de Freund y después la de Wiene. Ésta iría en tercer lugar. Lo mejor: Lee.

Nunca he visto esa miniserie basada en el dueto de Gaston Leroux, aunque de él me he leído prácticamente todo.

Teniendo en cuenta lo chauvinistas que son, lo de El fantasma de la Ópera jamás lo he entendido. Aunque tengo una teoría: son chauvinistas pero no tontos, y supongo que habrán pensado que superar al filme de Rupert Julian es imposible, jejeje.

Et mourir de plaisir es una película muy surrealista. O te entra o te saca. Yo conseguí entrar, pero tampoco la considero como para batirme en duelo (como otras, jejeje).

Otra, más que de terror, fantástica de la que hay una versión y están preparando otra, es El hombre que ríe:

http://fr.wikipedia.org/wiki/L%27Hom...A9l%C3%A9film)

http://fr.wikipedia.org/wiki/L%27homme_qui_rit_(film)

No he visto ninguna de las dos, y ninguna de las dos me produce buenas sensaciones, tal vez porque considero que la película de 1928 es en todos los aspectos insuperable, es de las pocas adaptaciones que me han gustado más que el libro en que se inspiran. De la segunda he visto un par de fotos. La feria parece sacada de una película de Tim Burton, y Gwinplaine se parece al protagonista de El cuervo. No te transmite esa mezcla de dolor y mal rollo que te transmitía Conrad Veidt. No me cansaré de decir que en mi opinión no se le recuerda como se merecería. Igual me equivoco sobre la versión nueva, y resulta que es la caña, pero me da la impresión de que va a ser una cosa muy modernita y edulcorada.

Por cierto, que la primera vez que leí una noticia sobre la nueva versión, de producción franco canadiense, me llevé un susto tremendo, porque me pareció entender que Gerard Depardieu iba a hacer de Gwynplaine. Luego me enteré de que iba a hacer de Ursus, menos mal...

Después de ver la pesadillesca versión de Paul Leni no espero más en la vida con respecto a esta novela.

Vamos a ver, a vosotros, de éstos dos ¿cuál os transmite más desasosiego?






Pues éso.

No hay color. O mejor dicho: sobra el color. Jejejeje.

Que buen hilo.
Tal vez no esté en condiciones de hacer un top ten, ya que me falta mucho por ver de estos galos, que deben estar locos
Por lo pronto, bien clásico -y obras maestras absolutas-: Usher, Los Ojos sin Rostro, Las Diabólicas y...dado que recién me conecto y Diodati nos alertó...Vampyr..descomunal¡¡.

Reconozco, por otro lado, que no soy de los que se ha entusiasmado con el nuevo cine francés del género. Algunas cosillas, pero por ejemplo soy de los que nos les gusta Martyrs y toda esa seguidilla. Muchas arrancan bien, y se caen, como Livide...del mismo director. En fin, debo pensar en otras. Mientras tanto, apunto..
Por ejemplo debo ver, y en condiciones, el cine de Jean Rollin....... que tiene sus climas eh.

Éso, Ulmer, anímate.

Es que entre el sinsorgo de la melenita y el Demonio de la Pantalla...pues éso, Diodati.

¿Seguimos con el cine francés? ¿Hablamos de Le manoir du diable?


http://en.wikipedia.org/wiki/The_Hau...le_(1896_film)

Conozco bastante de la Nouvelle Vague y el Noir. Me encanta, especialmente, todo lo de Jean Pierre Melville. Pero de nuestro género he visto de los galos poco y lo clásico ya señalado. Dado ello..¿se podría hablar de una etapa muy destacada como lo fue, por ejemplo, el fantaterror italiano y español? ¿o solo de obras excelentes pero salteadas?. Me parece más esto ultimo.

Con respecto a La bella y la bestia, yo la considero del género. Que no aterroriza, ok, como tampoco lo hacen ya las películas de la Universal. Es un cuento de hadas macabro, para adultos, con todo el regusto de las maneras Universal, dicho sea de paso. Además, una pieza maestra como pocas en Francia, una rara avis, dado el género gótico.

Ya me he quedado tranquilo.

Iniciado por Ulmer

Conozco bastante de la Nouvelle Vague y el Noir. Me encanta, especialmente, todo lo de Jean Pierre Melville. Pero de nuestro género he visto de los galos poco y lo clásico ya señalado. Dado ello..¿se podría hablar de una etapa muy destacada como lo fue, por ejemplo, el fantaterror italiano y español? ¿o solo de obras excelentes pero salteadas?. Me parece más esto ultimo.

Obras salteadas, ocasionales. Nunca hubo eclosión como en México, Italia o España.

De hecho he puesto cinco porque he de pensarme las restantes. Si fuera cualquiera de las cinematografías citadas mi dilema sería escribir sólo diez, jejeje.

Jajaja. Me pasaría igual, Dio.
Este hilo viene bien, entonces, para recuperar esas obras y destacar las imprescindibles.
¿Te pasa como a mí con el nuevo cine francés de género?. Tiene muchos adeptos..no en mi caso como lo referí antes.

Veo todo, amigo, pero no todo lo disfruto al mismo nivel. Y no hay una sola película de los ochenta en adelante que tenga eggs suficientes como para desbancarme de la lista a las citadas. Ya quisiera yo.

Absolutamente.

No da miedo, no pero...ésa atmósfera. Cuando la chica se encuentra a la Bestia por primera vez... Ese castillo con manos que salen de las paredes. Esas estatuas con ojos...que se mueven. Es lo que decía poco antes yo de La noche del cazador y Blancanieves: los cuentos de hadas dan miedo (incluso la versión de la Disney, que también me parece bastante buena, tiene algún momento de bastante acojone...). Jodó, es que esta película me parece que tiene una ambientación tan, tan especial. Y que encima, independientemente de todo ello es una INMENSA película (y éso que creo que las pasaron moradas rodándola: se les iba la luz cada dos por tres, había aviones pasando todo el tiempo por encima de donde estaban, Jean Marais que hubo de soportar terribles sesiones de maquillaje se puso muy enfermo, a una de las actrices se le cayó el caballo encima y también estuvo odida...). Tiene una de las mejores frases que he oído nunca en una película ¡y es una frase que es tanto de amor, de un amor inmenso como de una historia de terror! : "Contigo me gusta tener miedo". Esta historia...es tan especial. Creo que ya comenté algo en el hilo correspondiente:

https://www.mundodvd.com/la-bella-y-...e-gans-104042/

Iniciado por Diodati

¿Y el cine de Jean Rollin?

Personalmente me parece la fotocopia francesa del tío Jess... Los "diseños de producción" son bastante similares (debido posiblemente al presupuesto), y tiene los mismos tics (ese uso psicodélico del zoom... XD). De las que he visto, "La rose de fer", "La vampire nue" o "Fascination" tienen un encanto muy propio de la época, pero hay que recordar que también es el autor de cosas como "Le lac des morts vivants"...

Yo soy de los seguidores de la "nueva ola" de terror francés, aunque para mí de nueva no tiene nada, ya que se puede ver ese mismo tono en películas como "Baby Blood (1990)" e incluso en películas mas "de autor" como "Posesión (1981)".

Iniciado por Diodati

¿Conocéis Et mourir de plaisir? ¿Y el cine de Jean Rollin?

La del marido de Jane Fonda, ok? No la he visto, pero siendo de Vadim me da bastante miedito...

Y sí en cuanto a Rollin. He visto "La violación de la vampira" y "Réquiem por un vampiro", ésta última en el cine pseudoerótico de 8Madrid xD. Sólo diré que no es mi estilo jajaja.

Si consideráis a La Bella y la Bestia como cinta de terror estaría la primera de mi lista.

¿No habéis visto Posesión, la que he citado anteriormente?

Yo la adoro. Por cierto, anécdota al canto: el maquillaje de la Bestia inspiró a Roy Ashton para su hombre lobo de la Hammer:

Iniciado por bengualas

personalmente me parece la fotocopia francesa del tío jess... Los "diseños de producción" son bastante similares (debido posiblemente al presupuesto), y tiene los mismos tics (ese uso psicodélico del zoom... Xd). De las que he visto, "la rose de fer", "la vampire nue" o "fascination" tienen un encanto muy propio de la época, pero hay que recordar que también es el autor de cosas como "le lac des morts vivants"...

Exactamente.

El cine de Rollin es un cine muy particular, muy amanerado y con numerosos tics que identifican. Yo le encuentro aciertos parciales, y unas me interesan más que otras, aunque ninguna me ha entusiasmado jamás.