Con el juego que podría dar Lobezno en el cine en manos de un director con dos pelotas...

Honor, miedo, caída y auge, redención, tortura, desengaño, amor, amistad, neblinosos pasados presentes, salvajismo, muerte, lealtad... Características que hacen grande a este personaje y que están ahí, en su medio original y al alcance de cualquiera que las quiera descubrir y disfrutar...

Lobezno no es un superhéroe al uso, es un antihéroe, un samurai caído mil veces y levantado otras tantas, un guerrero berserker y el más fiel amigo, un asesino despiadado y un cariñoso tutor...

Un maravilloso personaje formado por mil piezas, que necesita un director que sepa ver más allá de lo superfluo y de las modas, que no se corte en mostrar un bodycount a base de garras, katanas, shurikens, sangre y tripas; que no tema regar con cientos de litros de sangre la epopeya de un personaje bigger than life que no se merece la cobarde visión del Hollywood más mojigato y políticamente correcto.

A ver si es verdad y el guión de Christopher McQuarrie y las labores de James Mangold (Zack Snyder, Nolan, Where are you?) le hacen justicia al bueno de Logan.