Sin palabras, Sete, me has dejado sin palabras, de verdad te lo digo. Me parece que tiene un acabado prácticamente profesional, y que es una maldita maravilla de objeto.

Si alguna vez voy a tu casa, cuídate de enseñármela; escóndela bien que yo no quiero sobar ni saber de la existencia de eso nunca más. De hecho, creo que me voy a hacer un lavado de cerebro ahora mismo para olvidar esas fotos...

Enhorabuena, tío.