Ese episodio era gracioso y resultón. Los diálogos eran buenos y chispeantese, en la mejor tradición tarantiniana. Y además, era un divertimento sin pretensiones, un remake confeso de un episodio de Alfred Hitchcock presenta, como el propio QT confesaba interpretandose a si mismo.
a Death proof le ha dañado bastante más el no ser exhibida en plan Grindhouse , o sea, con bastantes menos minutos que hubieran aligerado mas el ritmo, y sobre todo, las expectativas.