Antes que nada, no he sabido donde encajar este post, así que, si algún moderador cree que estaría mejor en otro subforo, le ruego lo traslade donde corresponda
No, no es un post sobre la película sino sobre ese añejo formato que unos cuantos vejales nos negamos a dejar morir del todo.
Para muchos jovenzuelos crecidos en la era digital, resultará difícil comprender el Super 8. Se trata de un formato de filmación y reproducción en soporte químico, es dedcir, en "película" como las que se reproducían en los cines, solo que aun menor tamaño y requiriendo tecnologías más sencillas y baratas.
El sistema fue implantado por Kodak en 1965 como forma de reproducir películas en casa. Por no existir, no existía ni el vídeo, la televisión estaba en pañales, y este formato se convirtió en una forma completamente nueva de poder ver películas en la comodidad de tu hogar, algo que hoy hasta un niño puede hacer desde su tablet, pero que entonces resultaba inconcedible
Un cartuchillo de Super 8
Durante mucho tiempo, el Super 8 supuso una revolución en el ocio doméstico y en la cinefilia de la gente. Estaban disponibles versiones completas de diversas películas, que venían en varias bobinas de distintos tamaños, según la duración. Había además, muchos documentales, películas de dibujos animados y cortos de cine mudo, así como una ingente oferta de cine porno (sí, el ver porno en casa comenzó con el Super 8 ) hasta tal punto que hoy, en páginas de compraventa de Internet en la sección de Super 8, lo que más abunda son las pelis para mayores.
Así se presentaba una película de Super 8 en varias bobinas, normalmente dentro de una caja de madera con una foto del cartel de la película y los detalles técnicos (si era en color, sonido, duración...)
Sin embargo, los largometrajes completos eran muy caros. De esta, se decidió crear los llamados "resúmenes" o reducciones, es decir, escenas escogidas de una película, montadas de forma que esta aún tuviera sentido, normalmente en una bobina de 120 metros (unos 17 minutos) o hasta en 3 bobinas de 120 para películas largas (unos 50 minutos en redondo). De nuevo, esto es algo que puede sonar raro o increíble para la gente joven que no ha conocido el formato, pero las películas completas solían tener precios bastante altos, y esta fue una forma de que mucha gente aficionada al cine, y sin muchos medios económicos, pudieran tener también su "cine en casa".
Sin embargo, durante años el formato acabó revolucionando por completo su propio concepto. La gente no quería simpleente ver sus películas, sino hacerlas: así, el Super 8 se convirtió en el medio ideal para realizar desde películas caseras hasta cortometrajes, y muchos directores hoy de sobra conocidos, comenzaron haciendo sus pinitos con amigos del barrio en pequeñas películas caseras, grabadas en Super 8. Se escribieron una serie de libros sobre como aprovechar las ventajas del formato para rodar, y como solventar sus limitaciones (especialmente, en duración. Un cartucho de Super 8 virgen para grabar, mide 15 metros, eso es, según la velocidad del proyector, unos 3 minutos ).
Naturalmente, a finales de los 70, con la aparición de los primeros sistemas magnéticos de reproducción y grabación de vídeo, los formatos en soporte de película fueron quedando atrás, Super 8 entre ellos. Los sistemas de vídeo (VHS, Beta y Video 2000) permitían horas de grabación continua en una sola cinta, y una mayor estabilidad de imagen y sonido. Hay que entender que la película de Super 8 era química, "orgánica", estaba "viva", y con el paso del tiempo le pasaba lo que a todos los seres vivos: se gastaba. La película perdía color, perdía estabilidad, costaba más tensarla y proyectarla, se iba rayando, se rompía y había que empalmarla... por supuesto había "truquillos" para prolongar esta decadencia, pero el VHS era una gran novedad, ya que su desgaste era muy inferior, y tardaba muchísimo más en presentarse.
Hasta bien entrados los 90 aún mucha gente usaba el Super 8, no ya para películas familiares, diría que eso se acabó en los 80, pero sí para hacer cortometrajes (muchas escuelas de cine exigían rodar en "película", o al menos, enseñaban a hacerlo). Y finalmente, este siglo, solo quedamos un puñado de pirados distribuidos por el planeta, aunque la salud del Super 8 no es tan mala como puede parecer (sin ir más lejos, y sorprendiendo a todos, este 2016 Kodak ha sacado una nueva cámara de Super 8). En el mercado todavía se venden multitud de cámaras y proyectores en buen estado, así como accesorios (empalmadora, visionadora-montadora, colas de inicio, cola para empalmar...). Kodak todavía fabrica película en Super 8, así como otras marcas menos conocidas, aunque eso sí, el precio es disparatado.
¿Como funcionaba el Super 8?
Al igual que la fotografía química, mal llamada analógica (que también es una de mis pasiones, espero hacerle justicia con un buen post, algún día). La película sin exponer, sensible a la luz (la luz la vela, convirtiéndola en un papel inútil) se introducía en cartuchos estancos a la luz, y estos, en la cámara de Super 8. Cuando apretabas el botón de grabar, se abría una ventanita, permitiendo el paso de la luz, impresionando la película. En realidad, es muy parecido a aquello que se hace en el colegio cuando uno se aburre, de pintar un monigote en varias hojas haciendo algo, de forma que, cuando lo pasas rápido, parece que "se mueve". Cada cuadradito de Super 8 impreso es una foto en miniatura, y cuando las proyectas todas juntas... ¡voila! ¡Está vivo!
Una vez grabado un cartucho, se extraía, y al igual que las antiguas fotografías, hay que revelarlo. Para ello se lleva a un laboratorio, aunque casi todos los aficionados que hemos sobrevivido hoy en día, revelamos nuestras propias pelis en nuestros laboratorios caseros
Básicamente, la película, ya impresionada, se somete a una serie de baños de productos químicos, en total oscuridad. Depende del tipo de película que sea (blanco y negro o color / reversible o negativa) serán más o menos, y más complejo o fácil el proceso. El último paso es el fijador, tras el cual, la película ya puede ser expuesta a la luz sin miedo a que se vele.
En la primera foto, tenemos un proceso en laboratorio, donde se revelan varios cartuchos a la vez en grandes tanques, consumiendo enormes cantidades de químicos. La segunda foto corresponde a un revelado "casero", creo que salta a la vista
Con el tiempo, se añadió a las películas una banda magnética, permitiendo así que contaran con sonido incorporado. Hoy en día, curiosamente, hemos vuelto atrás, y la mayoría de cartuchos que se comercializan son mudos, añadiéndose el sonido después.
Una vez revelada, lavada y secada, ¡ya se podía proyectar! Se usaba un proyector como los que disponían en los cines, solo que obviamente, más pequeño, manejable y barato. La película se ponía en uno de los brazos, y se enhebraba en las tripas del proyectos, pasando por varios rodillos y guías, hasta llegar al segundo brazo, donde había una bobina vacía en la que la película iba enrrollándose, conforme se proyectaba.
Para conseguir la mejor estabilidad de imagen posible, lo mejor era proyectar las películas sobre una pantalla blanca de proyección, pero se podían encontrar varias soluciones más baratas, como proyectar sobre un cartón blanco liso y grueso, o sobre una pared, si era lisa.
Proyectar una película siempre es una divertida experiencia, desconcertante para los "novatos" que nunca han visto una película así. Debe hacerse en una sala lo más grande posible, donde el proyector esté a un extremo de la sala, y los espectadores en el otro, ya que el ruido producido por los motores es fino, fino por supuesto, hay que visionar la película en completa oscuridad, como en los cines; cuanta menos luz, mejor se percibirá la imagen. Los proyectores funcionan, como cualquier otro, con una lámpara de alta potencia que se gasta, y hay que reponer cada cierto tiempo. Así mismo, había que hacerles un mantenimiento, especialmente tenerlo limpio, y librar las partes que entran en contacto con la película (rodillos, guías) libres de polvo. Un proyector en mal estado puede destrozar irreparablemente una película.
La calidad de imagen de una película de Super8 varía, según los materiales que se usaran en su fabricación. Las películas en blanco y negro siempre conservan su calidad de imagen, siempre que la película no se raye. Cuando hablamos de películas en color, la cosa cambia. Las de materiales más baratos, usualmente usados en reducciones o resúmenes, tienden a degradarse con el tiempo, derivando a colores rosados o magentas. En cambio las películas en poliester mantienen sus colores durante toda su vida.
Para que os hagáis una idea de la calidad de imagen, aquí va una muesta:
---Blanco y negro:
---Color (película normal)
---Color (película de poliester)
La diferencia entre blanco y negro y color, es sencilla: la película de blanco y negro conserva una única capa de película, que no se degrada nunca (puede romperse, rayarse... pero no degradarse). La película en color lleva una capa, como la de blanco y negro, y luego tres capas de "material vegetal" por así decirlo, insisto, hablamos de material orgánico, y cada capa corresponde a un color primario, formando así el color. Con el tiempo, habitualmente, estas capas sí se desgastan, si la película era sencilla (en poliester aguantan mucho más). De ahí que las películas en color acaben virando a rosa salmón, magenta, verde, o azulado, según el fabricante haya distribuido las capas de colores.
Mi colección Super 8
Como ya he comentado, el Super 8 es una de mis pasiones, aunque me apasiona mucho más filmar que reproducir, y tengo pocas películas para ver. Prefiero guardar el proyector en buen estado para proyectar mis propias pelis.
Tengo un proyector Eumig Mark S 712, austriaco, pesado pero transportable, de excelente calidad, "hecho para durar"
No tengo pantalla de proyección. Me apaño con un gran cartón blanco que tiene unos agujeros estratégicos para colgarlo de unas arandelas de la pared del salón, donde, normalmente, hay dos cuadros. Proyectar la película sobre una pared que no sea completamente lisa es un error, ya que se obtendrá una imagen tenue, casi imperceptible, como por ejemplo, en mi pared de gotelé:
Dos lámparas de repuesto (de momento, la que tengo en el proyector aún funciona).
Las lámparas usadas en proyectores Eumig son las llamadas "de tipo marciana", las más raras de todas, hoy ya no se fabrican, por lo que se cotizan a unos 40 euros en páginas web tipo ebay. Por suerte pude hacerme con estas dos en perfecto estado en un cash converters donde no sabían lo que tenían entre manos y tengo para rato.
Las cámaras. Tengo dos, una Bell&Howell algo pachucha que necesita unos cuantos arreglos, y una Cosina en perfecto estado. Mi deseo sería hacerme con una Beaulieu en perfecto estado algún día, y vender estas dos, que son sencillitas.
Bell & Howell:
Cosina:
Las "tripas de la bestia". Ese rectángulo negro permanece cerrado, salvo cuando aprietas el botón de filmar. Entonces se abre, y el rodillo negro que se ve abajo va girando la película, haciendo pasar los fotogramas por el cuadrado abierto, e impresionando la película con lo que se esté filmando. Sencillo para nuestros tiempos modernos
La mayor parte de cámaras que pueden comprarse en mercados de segunda mano precisan de algún bricolaje casero, no porque sean viejas (precisamente, estos cacharros se fabricaron para durar, y con los debidos cuidados pueden durar tanto, que aún siguen funcionando cuando todos los que estamos aquí hayamos muerto). El problema es que la mayoría se han pasado años o décadas en estanterías de tiendas cogiendo polvo, en cajones y desvanes, y tienen correas desgastadas o desintegradas por el desuso, piezas mecánicas desengrasadas, baterías sulfatadas... cosillas que, en su mayor parte, se pueden reparar.
Las películas
Como he dicho, tengo pocas películas para proyectar. Más que nada, porque lo que me gusta es filmar, las que tengo las tengo por cariño, y para hacer demostraciones.
Las bobinas, como podréis apreciar, la verde (perteneciente al documental de Felix Rodriguez de la Fuente) es sensiblemente más grande. Las otras dos son de 120 metros (dependiendo de la velocidad de proyección, entre 17 y 30 minutos) mientras que el documental, la bobina es de 180 metros (entre 30 y 45 minutos).
Una muestra: una sección de los títulos de crédito de "The Warriors".
Mis grabaciones
Como ya he comentado, lo que más me gusta es filmar, y proyectar mis pelis. La mayoría son películas caseras, de viajes, y alguna, muy entre comillas "artística", todas en blanco y negro. Los cartuchos tienen 15 metros (dependiendo de la velocidad de proyección, entre 2 y 3 minutos de duración). Dado el encarecimiento de los productos relacionados con Super 8 que se ha producido en este siglo XXI (cosa lógica, por otra parte) no suelo filmar más de 3 / 4 cartuchos al año.
Como veis, la película ya revelada va enrrollada en la bobina, y protegida por un cartucho o arandela de plástico que lo cierra, protegiendo la película del polvo, la humedad, y demás.
El tanque de revelado
Probablemente es la pieza más difícil de conseguir hoy en día, ya que quedan pocos y no se cotizan baratos
Los tanques tienen unas espirales de plástico, donde se enrrolla la película (en total oscuridad, recordar que la película antes de revelar, la mínima exposición a la luz la borra para siempre) y luego, recibe los baños químicos a través de un hueco estratégicamente situado para dejar entrar líquidos, pero no la luz.
---Espiral (vacía)
---Espiral (película cargada)
En fin... creo que es todo espero que sirva este post para hacer censo de antiguos usuarios y amantes del formato (si los hay) y para enseñar a los más jóvenes con qué teníamos que apañarnos antes, cuando no había Internet, solo había un canal de televisión, y por no haber, no había ni videoclubs.
Por supuesto, lo cómodo es lo actual. Ver películas en discos de larga vida, con una calidad de imagen impecable, audio en varios idiomas, subtítulos, extras... o directamente, en streaming, sin necesidad de un soporte físico estropeable. Pero los jóvenes se pierden también algo de la experiencia, yo diría que casi religiosa, que era sentarse en una sala oscura a ver una película, con el ruido de su motorcillo sus rayas cruzando la imagen de cuando en cuando y sus tonos (a veces) virados por una parte, hoy tenemos lo más cómodo. Por otra, no puedo evitar preguntarme si lo más cómodo es lo mejor para la experiencia. No está en mi mano ni en mis intenciones abrir un debate sobre el tema, evidentemente, los nuevos formatos hace mucho que han superado las condiciones de Super 8 (el propio VHS ya los mejoraba, hagan cuentas) pero pienso que la experiencia vale la pena, aunque fuera una vez en la vida.
Postdata: Añado unos cuantos libros esenciales sobre el tema, que a mi en su día, me ayudaron mucho:
El cine en Super 8, Editorial Daimon (no he encontrado foto)