A falta de ver el último capítulo estamos ante una serie de notable altísimo. Se nota la mano de los hermanos Gilroy, con una trama compleja, cocida a fuego lento y con un comentario político y moral de lo más estimulante en un producto de estas características.
Otro punto a favor es que se ha dejado el volumen atrás (al menos momentáneamente) para construir decorados en condiciones. Se siente todo mucho más orgánico, nada cutre, con unos estándares de producción altísimos.
El reparto es excelente pero el que se lleva la palma es el patriarca de los Skarsgård. Extraordinario como el camaleónico, manipulador y moralmente ambiguo Luthen.
Vedla, y más después de los últimos sinsabores en el universo Star Wars. Estamos ante el mejor producto dentro de la franquicia desde El Imperio Contraataca.