El mismo Gobierno tripartito que abrió en 2004 la caja de los truenos para que las autonomías, al menos Cataluña, obtuvieran más autogobierno fiscal, reclama ahora al Estado que limite el poder regional para bajar impuestos.
El conseller de Economía de la Generalitat de Cataluña, Antoni Castells, plantea al Gobierno una armonización de, al menos, los impuestos autonómicos de sucesiones y donaciones, para evitar rivalidades entre regiones.
"Tiene que haber una armonización, hay que dar un toque de atención, porque no sólo está en juego perder o ganar recaudación en el Impuesto de Sociedades, sino también en el propio Impuesto de Patrimonio", afirmó a este periódico un portavoz oficial de la Conselleria catalana de Economía tras entrar en vigor este enero fuertes rebajas fiscales en Madrid y Valencia, principalmente.
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Castells no ve contradicción entre su posición y el hecho de que fuera su partido, el PSC, y él mismo los que impulsaran el capítulo financiero del Estatut catalán aprobado en el Parlament, que fue moderado por Solbes por insolidario e inconstitucional.
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El socialista catalán ha anunciado ya una reducción del Impuesto de Sucesiones, pero se resiste -sus socios de gobierno están a su izquierda- a que sea tan ambiciosa como la de Madrid, en la que no hay límite de renta. Quiere que sólo alcance a viviendas que valgan menos de 500.000 euros y que los contribuyentes con más patrimonio no se beneficien de tanta reducción, lo que ha provocado la protesta del Instituto de Empresa Familiar.
Se da el fenómeno -así es el singular modelo autonómico español- de que son las comunidades gobernadas por el Partido Popular las que más están haciendo uso de sus poderes normativos fiscales y, por tanto, según Castells, poniendo más en peligro la unidad de mercado. "En Madrid lo tenemos muy claro, si se pide autonomía fiscal, tiene que ser para lo bueno y para lo malo, no se puede reclamar autogobierno sólo en lo que convenga", afirma un portavoz de la Consejería de Hacienda de la comunidad autónoma.