La visita a Cuba del doctor García Sabrido ha despertado muchas y locuaces indignaciones en algunos sectores de la derecha política y mediática española, en especial de Esperanza Aguirre, la presidenta de la Comunidad de Madrid, quien ha afirmado que "lamenta que Cuba pida ayuda sanitaria a Madrid para Fidel Castro".
A la presidenta de Madrid le ha molestado que la Embajada cubana en España pidiera ayuda a la sanidad madrileña "para el dictador Fidel Castro" y se preguntó "qué ocurrirá con el resto de los habitantes de la isla, y especialmente con los presos políticos", si tienen que actuar así para tratar la enfermedad de quien se considera "primer cubano".
Es importante hacer varias aclaraciones para salir al paso de algunas tonterías. En primer lugar, Cuba no ha pedido ayuda sanitaria a Madrid, en todo caso lo ha hecho a un médico madrileño. Pero, además, ese médico ha ido a La Habana a título personal, solicitando un permiso no remunerado, con un viaje pagado por Cuba y, por supuesto, sin cobrar honorarios. No solamente eso, García Sabrido tampoco ha asistido prácticamente a Fidel Castro, pues su consulta duró 90 minutos. Se trataba de algo frecuente en medicina: pedir una opinión a un colega, que es lo que hicieron los médicos cubanos. El facultativo madrileño fue a La Habana, y tal y como señaló ayer el médico y escritor Manuel Talens en Rebelión (www.rebelion.org/noticia.php?id=43892), "tras estudiar todos los datos de la historia clínica (informes de cirugía, de anatomopatología, de radiología y de análisis clínicos, así como la hoja de evolución) y tras proceder al examen físico del comandante, emitió la opinión, coincidente con la de sus colegas cubanos, de que considera que el proceso que sufre el enfermo es de carácter benigno y, por ello, resulta factible que vuelva a ejercer el poder en fechas próximas si se recupera del todo".
Eso parece que le ha indignado a la derecha española y, según ellos, ha dejado en evidencia la precariedad de la sanidad cubana. En España, quienes eluden la salud pública son los ricos tenores, tonadilleras y eurodiputadas de su partido, cuando van a tratar su enfermedad a Houston. En Cuba, la sanidad es la misma (y de primerísima calidad) para el futbolista, el músico, el ministro y el preso que Aguirre llama político. Cuando este último no gozaba de la misma era antes de ser enjuiciado, porque entonces recibía medicinas de última generación del gobierno estadounidense, ese mismo que no desea vendérselas al resto de los cubanos. Política que tan entusiasmadamente compartía su gobierno en aquellos aciagos tiempos.
Cuba pide ayuda desinteresada a un médico español amigo porque, para Cuba, la medicina no es un negocio ni una empresa. Por eso, mantuvo 2.564 sanitarios durante 8 meses en Pakistán, donde montaron 32 hospitales donados gratuitamente; envió otros 135 médicos a Indonesia, además de los miles que tiene repartidos por la América y la África más pobres. Cuba forma médicos extranjeros gratuitamente en La Habana con el objetivo de que vuelvan a sus comunidades de origen a asistir a sus vecinos y ha operado y devuelto la vista a 400.000 pacientes de 28 países, mediante intervenciones quirúrgicas oftalmológicas también gratuitas.
Por ello, a Cuba no le faltarán nunca profesionales de todo el mundo para ir a compartir sus conocimientos con los médicos cubanos. Pero eso la presidenta de la Comunidad de Madrid nunca lo podrá entender: ustedes sólo conocen los hospitales de Houston y el dinero que se necesita para pagarlos.