La última review de La soga fue distinta y me gustó bastante, alcaudon .☺ deseando leerte sobre una de las películas que menos me gustan de Hitchcock. Hace la tira de años que no la veo.
La última review de La soga fue distinta y me gustó bastante, alcaudon .☺ deseando leerte sobre una de las películas que menos me gustan de Hitchcock. Hace la tira de años que no la veo.
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Vista esta noche ATORMENTADA. Intentaré ponerme esta misma noche con el comentario.
EL HORRIBLE SECRETO DEL DR. HICHCOCK (1962) de Riccardo Freda...
Por cierto, la página The Alfred Hitchcock Zone vuelve a estar operativa...
Que conste que el nombre del protagonista masculino de la película de Freda es Bernard (por Bernard Herrmann) Hichcock (sin t entre la i y la c).
De todas formas yo seguiré con mis (laboriosas) capturas de pantalla dado que no me fio de que luego las imágenes que insertamos provinientes de The Alfred Hitchcock Zone no desaparezcan.
Según mi humilde opinión: que cada uno escriba y suba las fotos que mejor le parezcan, cada cual es libre cual florecilla del bosque...
Nuevamente mi comentario de "Atormentada" será de memoria pues la vi hace unos meses, cuando salió el bluray aquí.
La imagen en technicolor es gloriosa, eso sí.
Ahora mismo estoy investigando si la obra teatral de Colton y Linden que tomó como base la novela de Simpson se llegó o no a estrenar...
ATORMENTADA viene a ser una mezcla de REBECA, SOSPECHA y ENCADENADOS e incluso avanza elementos de DE ENTRE LOS MUERTOS...
Como he llegado cansado y dolorido del trabajo pospongo para mañana (que tengo todo el día libre y en casita) el comentario de ATORMENTADA.
Aprovecharé para verme alguna película reciente de terror...
Última edición por Alcaudón; 24/01/2020 a las 22:42
Curioso. Ahora que hemos dejado La soga atrás, decir que en Argentina se tituló Festín diabólico, que digamos refleja mejor la situación que se vive. Pero suena a peli de terror ochentero. Digo esto mientras suenan relámpagos. Me cago.
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Y en México - donde, por cierto, vive desde hace años mi tercer hermano - ATORMENTADA se tituló BAJO EL SIGNO DE CAPRICORNIO, más ajustado al original (UNDER CAPRICORN) aunque no tan bello como el título en nuestro país.
Viento en popa a toda vela voy por la página 5...
... y empiezo con las capturas de pantalla.
Atormentada, en cuyo guión otra vez participó Hume Cronyn,tras La soga. Y recordar previamente sus interpretaciones en La sombra de una duda y Náufragos. Buena década los años 40 para el marido de la Tandy.,que además estuvo nominado al Oscar como actor de reparto en The seventh cross,de Zinneman.
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Finalizado el comentario. Siete páginas. Me faltan las capturas de pantalla (a lo que procederé después de la publicidad, quiero decir, de un merecido descanso) y con suerte podré insertar el comentario hoy mismo.
Y es que en "el otro rincón" me espera...
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE SIR ALFRED HITHCOCK (1899-1980) / PARTE XXXIV:
35. UNDER CAPRICORN (1949, ATORMENTADA)
Director: Alfred Hitchcock.
Producción: Transatlantic Pictures Corp.
Distribución: Warner Bros. Pictures, Inc.
Productor: Alfred Hitchcock.
Guión: James Bridie, a partir de la adaptación de Hume Cronyn de la obra teatral de John Colton y Margaret Linden y de la novela homónima de Helen Simpson (Londres y Toronto, 1937).
Diseño de producción: Thomas Morahan.
Fotografía: Jack Cardiff (1.37:1 y Technicolor).
Música: Richard Addinsell.
Montaje: A. S. Bates.
Reparto: Ingrid Bergman (Lady Henrietta “Hattie” Flusky), Joseph Cotten (Sam Flusky), Michael Wilding (Charles Adare), Margaret Leighton (Milly), Cecil Parker (El gobernador), Denis O’Dea (El señor Corrigan), Jack Watling (Winter).
Duración: 1 h 56 m 59 s.
Rodaje: del 21 de julio al 18 de octubre de 1948 en Inglaterra y del 12 de octubre a mediados de noviembre en EUA.
Estreno: 8 de octubre de 1949, con preestreno el 8 de septiembre en Nueva York.
Originalmente ATORMENTADA iba a ser la primera película de la compañía creada por Hitchcock y su viejo amigo Sidney Bernstein, Transatlantic y que contaría, además, con el protagonismo de una de las actrices más admiradas (y cotizadas) del momento, Ingrid Bergman (con la que, recordemos, el director había trabajado a las mil maravillas en RECUERDA y ENCADENADOS).
Sin embargo, compromisos previos de la actriz (entre ellos el rodaje de JUANA DE ARCO (1948)), obligaron a posponerlo y en su lugar iniciar las actividades de la productora con su segundo proyecto, LA SOGA (película de la que ya dimos buena cuenta en la entrega anterior…).
- Como curiosidad, la tercera producción en los esquemas de la compañía iba a ser lo que más tarde se convertiría en YO CONFIESO (1953), de la cual se haría cargo años después la Warner Bros. como distribuidora de las producciones del tándem Bernstein/Hitchcock. -
ATORMENTADA tiene como base la novela homónima de la escritora australiana Helen de Guerry Simpson (1897-1940) de quien Hitchcock ya había llevado a la gran pantalla otra de sus novelas (Enter Sir John (1928) – con Clemence Dane - / ASESINATO (1930)) e incluso había ayudado en los diálogos de SABOTAGE (1936).
- Cubierta de la primera edición, Heinemann, Londres y Toronto, 1937 -
Además Hitchcock utilizó la adaptación al teatro (que no llegó a ver la luz) de dicha novela llevada a cabo por John Colton (1887-1946) – guionista de, al menos, dos joyas del fantástico como son EL LOBO HUMANO (1935) y EL PODER INVISIBLE (1936) – y Margaret Linden.
Al igual que en LA SOGA el actor Hume Cronyn (1911-2003), gran amigo del director, se encargó en principio del libreto pero sería finalmente James Bridie (1888-1951) quien se llevaría el gato al agua.
- Recordemos que Bridie fue el guionista – no acreditado – de EL PROCESO PARADINE. -
Hitchcock llevaba años anhelando el poder filmar una película en color (uno de sus sueños hubiera sido haber podido rodar en Norteamérica el remake en color de EL ENEMIGO DE LAS RUBIAS (1927)) y por ello tanto LA SOGA como ATORMENTADA se rodaron con las pesadas cámaras de Technicolor de tres bandas que daban un marchamo de qualité y un mayor empaque a las producciones de la época.
El problema es que rodar una película en color encarecía notablemente el presupuesto de la misma y no siempre (más bien lo contrario) era sinónimo de rentabilidad en taquilla.
Además, Ingrid Bergman (que, recordemos, era una gran amiga del director) hizo valer su estatus y exigió 200.000 dólares por protagonizar la película más un 25% de los beneficios (si los hubiera…).
- Recordemos que James Stewart cobró 300.000 por ser cabeza de cartel en LA SOGA… -
Y Hitchcock, no queriendo ser menos, se subió el salario hasta los 250.000 y un 30% de los beneficios (si los hubiera…).
Claro que cuando Bergman se enteró demandó un porcentaje similar en los beneficios (si los hubiera…).
Antes de que alguien se moleste por tanto “si los hubiera” sería bueno recordar que, según el número del 4 de enero de 1950 de la revista Variety, ATORMENTADA únicamente recaudó 1.500.000 de dólares (puesto n.º 90) – su presupuesto rondaba los 2.500.000… -.
Y recordemos que LA SOGA tampoco tuvo excesiva suerte en taquilla (2.200.000).
En cambio, la mencionada JUANA DE ARCO, se situó en el puesto n.º 5 con unos suculentos 4.100.000…
Por tanto, sería el escaso éxito en taquilla de las dos primeras (y únicas) producciones de la compañía lo que provocaría el desmantelamiento de la misma aunque Hitchcock seguiría trabajando para la Warner bajo un contrato altamente lucrativo por sus próximas cuatro películas (PÁNICO EN LA ESCENA (1950), EXTRAÑOS EN UN TREN (1951), YO CONFIESO (1953) – como decía, el tercer proyecto de la Transatlantic – y CRIMEN PERFECTO (1954)).
Pero creo que ya es hora de hablar un poco de ATORMENTADA.
Truffaut: A pesar de todo, ATORMENTADA, si no es un buen film, es, en cualquier caso, un hermoso film.
Hitchcock: Me hubiera gustado que tuviese éxito, aun dejando aparte las cuestiones de dinero, pues pusimos demasiado entusiasmo en esta empresa para no sentir vergüenza por el hecho de la inutilidad de todo ello.
Como bien dice Truffaut ATORMENTADA es una bella película, algo que en buena medida se debe a la extraordinaria fotografía en Technicolor del gran Jack Cardiff (1914-2009), sin duda, uno de los más talentosos imagineros en el difícil campo del color y que fue contratado por Hitchcock tras haber visto sus deslumbrantes composiciones especialmente para la dupla Powell/Pressburger, con títulos míticos como A VIDA O MUERTE (1946), BLACK NARCISSUS (1947) – Oscar incluido - o LAS ZAPATILLAS ROJAS (1948).
Y digo bien, es una bella película. Pero también una película alejada de los estándares de calidad habituales a los que nos tenía acostumbrado el director británico.
Una película que no veía desde hacía mucho, mucho tiempo (en aquella horrible edición en DVD del coleccionable que además carecía de subtítulos en inglés) y que ahora, afortunadamente, podemos visionar en una magnífica copia con los rutilantes colores restaurados.
Y sin embargo y aunque parezca paradójico, ATORMENTADA es, en realidad, una prolongación de los experimentos llevados a cabo por el director en LA SOGA o sea, el uso de largos planos secuencia (algunos de ellos de casi 10 minutos – como el bello monólogo de “Hattie” (una imperial Ingrid Bergman) en el que conoceremos la verdad sobre el pasado de ella y de su marido -) y que, en mi modesta opinión, Hitchcock solventa con una elegancia superlativa.
Y es que, al contrario que en LA SOGA (que reconozco que es una película mejor), el desafío técnico que se propuso el director, potenciado por el hecho de rodar no en un piso sino en una mansión de dos plantas y que tantos quebraderos de cabeza habían ocasionado especialmente a los actores (recordemos que para mover la enorme cámara de Technicolor había que construir un escenario móvil de forma que a medida que se movía la misma el atrezo debía de ser retirado y luego vuelto a poner, lo que obligaba a los actores a estar especialmente atentos a sus marcas so pena de tener que repetir las largas tomas desde el principio) no ayudó precisamente a limar las fricciones.
Y al igual que afirmo que LA SOGA es un film superior (o que me gusta más) que ATORMENTADA, lo cierto es que la puesta en escena en esta última es mucho más elegante (me recuerda, en cierta medida, al trabajo del inmarcesible Max Ophüls o del mismo Orson Welles) y fluida y además el corte o el fundido de las tomas no es tan evidente como en LA SOGA.
Otra cosa es si la historia que durante casi dos horas nos narra el británico tiene el interés suficiente como para mantenernos delante de la pantalla de televisión (¿alguno ha tenido la oportunidad – o el privilegio – de verla en pantalla grande?) sin mirar el contador del BD.
Antes de entrar en materia, un pequeño inciso.
Ya sabéis que aunque el libro de entrevistas de Truffaut es una de mis lecturas de cabecera (al igual que el de Bogdanovich, que no sólo habla de Hitchcock) lo cierto es que en muchas ocasiones no comparto las opiniones que el director o el entrevistador dejan caer.
Películas que a mí me encantan el director (o el entrevistador) les dedican escasas líneas o las tratan con cierta condescendencia. En cambio, otras para mí menores (o menos personales) son comentadas a fondo y extraen petróleo donde yo sólo veo la arena del desierto.
Desde luego lo que es incomprensible es que en Francia muchos críticos (entiendo que no el público) la consideren (según Truffaut) una de sus mejores películas…
… claro que todos sabemos cómo se las gastan nuestros vecinos en cuestiones cinéfilas (salvo su pasión por Jerry Lewis, que comparto plenamente…).
Y es que el mayor problema de la película no radica en un reparto inadecuado. De hecho, para mí todos están perfectos, incluido el (habitualmente) vilipendiado Michael Wilding – quien, por cierto, ayudo mucho con su buen humor a distender un rodaje no especialmente grato para ninguno de los participantes -.
Aunque Ingrid Bergman estaba a punto a abandonar el cine comercial después de conocer (y enamorarse) de Roberto Rossellini (después de ATORMENTADA rodaría STROMBOLI (1950)) – algo que jamás le perdonaría el director a su estrella favorita - y a veces se le nota un tanto afectada en su interpretación, sólo por la magnífica toma continua de la que antes hablaba ya nos permite hablar de una actriz (o más bien, de una estrella) en plenitud de sus facultades.
Joseph Cotten, con quien Hitchcock había trabajado tan bien en la magistral LA SOMBRA DE UNA DUDA (1943), encarna con convicción a ese ex-presidiario que ha forjado su propio destino gracias a no darse jamás por vencido. Y, sí, tal vez Burt Lancaster hubiera sido una opción mejor (como ya se comentó en el caso de EL PROCESO PARADINE) pero creo que Cotten era un excelente actor y además muy amigo del director. Eso sí, tuvo que pedirlo prestado a David O. Selznick dado que el actor estaba bajo contrato del antes todopoderoso productor algo que seguramente no le haría nada de gracia…
Como decía Michael Wilding le da un toque burlón al personaje que contrasta inteligentemente con la seriedad de los dos protagonistas y además será el catalizador primero de la recuperación de su prima (de la que pronto se enamorará) y más tarde del desenlace de la trama. Además Hitchcock le proporciona a su vestuario un abigarrado colorido notablemente potenciado por el gran Cardiff (esos azules y verdes nos recuerdan siempre a la hermosa Irlanda).
El personaje encarnado por la bella Margaret Leighton, una especie de señora Danvers en su lado más oscuro, es tal vez el más desdibujado aunque la escena en la que “se declara” a su señor, el hosco Sam Flusky (Cotten), rodada igualmente en una sola toma, nos da idea del talento de esta actriz británica.
El papel del gobernador, al que da vida el siempre estupendo Cecil Parker (y al que ya vimos en la magistral ALARMA EN EL EXPRESO (1938)), tiene como referencia al general Sir Richard Bourke (1777-1855), gobernador de Nueva Gales del Sur desde 1831 (que es cuando da comienzo la historia) hasta 1837.
- Por cierto, un individuo bastante más interesante (e interesado por sus conciudadanos) de lo que se nos muestra en la película por lo que he leído… -
Y creo que ya va siendo hora (¿no lo había dicho antes?) de hablar algo de la película que para eso me pagan…
Como decía, la historia principia en 1831 en Sídney, la ciudad más grande y poblada de Australia (y de Oceanía) y capital del estado de Nueva Gales del Sur.
Después de una breve introducción acerca de la llegada de los primeros hombres blancos al subcontinente (James Cook, 1770) – aunque ya había asentamientos humanos hace unos 65.000 años… - empieza nuestra historia.
Y por cierto que hay que estar muy atento porque entre los prisioneros que llegan al puerto de la ciudad se encuentra el mismísimo Sam Flusky. Es un visto y no visto. Atentos a vuestros reproductores…
No voy a explayarme en detalle con el argumento de la historia sino centrarme, al igual que hice en LA SOGA, en aquellos aspectos que más me han gustado (o disgustado) y/o llamado la atención. De esta manera el comentario será tan fluido (o eso espero) como los elegantes movimientos de cámara que Hitchcock despliega a lo largo y ancho de la producción.
Un argumento, por cierto, que no sé si procede en su integridad de la propia novela de Simpson (al parecer Hitchcock se centró únicamente en el primer tercio de la – gruesa - novela) pero que los que ya llevamos 34 películas del británico a nuestras espaldas podemos relacionar con títulos tan significativos del maestro como REBECA, SOSPECHA o ENCADENADOS. E incluso tenemos un esbozo de lo que será la pieza maestra (o una de ellas, siendo generosos) de Sir Alfred. Creo que no hace falta mencionar a cuál me estoy refiriendo…
De REBECA toma el personaje del ama de llaves aunque aquí se nos muestre como alguien más humano (tal vez la belleza de la actriz ayude a ello) que la siniestra señora Danvers aunque las “jugarretas” que le gasta a su señora no se le hubieran ocurrido a la demente ama de llaves de Manderley. Y si allí se daba una más que evidente atracción homoerótica entre ella y Rebeca (la famosa escena de la ropa de cama sería retomada de nuevo por Hitchcock en EL PROCESO PARADINE) aquí será otra relación malsana (y no correspondida) la que se establezca entre la bella Milly y su adusto señor, agravada por el “tratamiento” que le dispensa a la sufrida Lady Henrietta.
- Y donde la famosa escena de la cabeza reducida (lo siento, spoiler) [“Tuvimos que esperar ciento cinco minutos para que esta película nos produjera el primer escalofrío”] tiene su contrapartida en la magistral EL HORRIBLE SECRETO DEL DR. HICHCOCK (1962) de Robert Hampton, digo, Riccardo Freda, sin duda la mejor aproximación al mundo del director británico que se haya realizado jamás y sin las cortapisas de la censura anglosajona. -
De SOSPECHA (y también de ENCADENADOS) el (progresivo) envenenamiento de la protagonista a manos de su marido (al menos ésa era la idea original en SOSPECHA) o de su rival amorosa, incluyendo una escena muy similar (cambiando el vaso de leche por una copa de licor).
De ENCADENADOS, como decía, el intento de envenenar poco a poco a su ama/rival (y de volverla de paso loca), aparte del más que obvio protagonismo de la actriz sueca.
Y, por supuesto, de LA SOGA los ya comentados planos secuencia que como ya decía me parecen menos aparentes y mucho más elegantes que en la primera producción en color de su director.
Ah, y si en LA SOGA James Stewart no hacía presencia hasta cercana la media hora de proyección, aquí igualmente Ingrid Bergman no aparece hasta pasados los veinte minutos. Una bonita forma de crear suspense aunque éste brille por su ausencia en una película que, recordemos, es de época y no un thriller al uso.
Y sí, antes había mencionado DE ENTRE LOS MUERTOS. Y es que hay algo referente al proceso de reconstrucción de la protagonista a cargo de su primo, de recuperar esos recuerdos de su infancia, que entronca con la médula espinal de la gran obra maestra del británico, aunque aquí sólo se encuentre en un estado embrionario.
Independientemente de que como afirmaba el propio director las películas de época no eran precisamente de su agrado (de hecho no volvió a rodar ninguna en los años siguientes) lo cierto es que hay algo que no funciona en la historia, quizás porque en realidad estamos ante una historia de amor por partida triple (Sam/Henrietta // Charles/Henrietta // Milly/Sam) pero ninguna de ellas está plenamente desarrollada.
De hecho, la más interesante o al menos, la que mayor juego da a la trama, la pasión que Milly siente por su señor, es demasiado endeble y sin embargo podría haber dado más de sí al ser la única que se establece entre iguales.
- De hecho, las diferencias de clase son una de las columnas vertebrales de la historia. Recordemos, él (Sam), acusado de la muerte del hermano de su amada (que luego averiguaremos que fue ella quien – involuntariamente – lo mató) y que ejercía de mozo de cuadra en la mansión donde ella vivía, se convertirá en un rico terrateniente después de haber cumplido su pena de 7 años por homicidio.
Me gusta, por cierto y mucho, esa idea de los australianos de que una vez uno ha cumplido su condena es de mala educación hablar del pasado y de que todo hombre debe de tener una segunda oportunidad para enmendar sus errores y llegar a ser alguien en la vida.
Sin embargo, la resolución de la trama es demasiado brusca (aquí Hitchcock parece volver a sus malos hábitos de producciones anteriores donde lo que más flojeaba era el final).
La forma en la que primero Lady Henrietta y luego Sam descubren el complot urdido por la desequilibrada Milly es ciertamente anticlimático.
Además tampoco es muy creíble el cambio de actitud del pícaro (pero honorable) Charles quien primero trata de robarle a Sam su esposa (esos recuerdos de niñez…) para luego, noblemente, interceder por él y evitarle una condena por su – aparente – intento de asesinato.
Sin embargo, me gustaría comentar dos escenas muy bellas antes de finalizar este comentario.
La primera, cuando Charles usa su abrigo para que Henrietta se observe en el cristal de la ventana que actúa como un espejo y que le dice que todavía siendo la muchacha hermosa que era antaño.
La segunda y que recuerda siquiera remotamente a una similar de ENCADENADOS cuando el brusco pero tímido Sam pretende que su esposa luzca un collar de rubíes con el que juega en sus manos pero que al final no se decide a entregarle y que esconde en la parte trasera de su abrigo. Una bella manera de usar el fuera de campo como aquella llave que era la llave/clave del misterio del uranio...
Una película bella visualmente, como decía, pero a la que le falta garra aunque con algunos tramos, no sólo aquellos que ya he comentado como el bello parlamento de Bergman o el igualmente hermoso (pero patético) de Milly sino también por la forma en la que la cámara (la pesada cámara) se mueve entre las habitaciones y el piso superior (y de nuevo la escalera como elemento determinante en la puesta en escena) pero que no son elementos suficientes como para elevar esta apuesta “de prestigio” que, sin ver los títulos de crédito, nadie diría que ha sido filmada por el mago del suspense.
¿O tal vez sí?
Después de 34 revisiones uno ya empieza a tener callo…
Y eso, me callo. Y dejo espacio a los queridos compañeros.
Ah, y me encanta el haber podido ver esta, pese a todo, atractiva película en una espléndida copia que deja ver en toda su magnificencia el trabajo tras las cámaras del gran Cardiff.
¿Acaso no es suficiente?
Feliz tarde/noche.
P.D. Se me olvidaba. En puridad ATORMENTADA debería incluirse dentro de los títulos que engloban su etapa británica dado que la mayor parte del rodaje tuvo lugar en su tierra natal. Al igual, por cierto, que PÁNICO EN LA ESCENA.
Ah, y no deja de ser coincidencia que el baile se celebre tal día como ayer, 24 de enero...
... y una prueba de que el personaje encarnado por Cecil Parker es, efectivamente, el indicado anteriormente (sí, pone Blake, pero es Bourke...).
Última edición por Alcaudón; 26/01/2020 a las 02:31
Servidor, el 13 de julio de 1999, en el marco de una amplia retrospectiva dedicada a Hitchcock, con motivo del centenario de su nacimiento, en la Filmoteca de Catalunya.
En eso discrepo completamente. La interpretación de Wilding me parece horrible, irritante hasta decir basta, capaz por si solo de hundir un film de delicado equilibrio. Ya lo comentaré con más detalle quizá esta tarde.
Pues habrá que convenir que Helen Simpson, australiana ella misma, adopta una actitud de lo más maleducada en su novela, porque todo el film gira alrededor del pasado de Sam y Henrietta.
Por cierto, ¿alguien ha visto el supuesto cameo de Sir Alfred?
En mi opinión, Hitchcock cometió un error al elegir esta obra (quizá estimulado por el desafío autoimpuesto de rodar en largos planos moviendo decorados, etc). Ni era especialmente interesante como argumento ni creo que se sintiera demasiado identificado con él. Tampoco el guión ayudó a resolver los problemas del punto de partida.
En cuanto a Michael Wilding, aunque repitiera con Hitchcock casi inmediatamente, siempre me pareció un actor bastante insufrible con esa permanente pose de dandy inglés burlón sin gracia alguna y pasado de vueltas.
Pero ello sirve de contrapunto a las excesivamente serias actuaciones de Bergman y Cotten.
google sobre minuto 13
¡Hay que tener ojo de lince para localizar ese cameo! Esta vez Hitchcock se pasó de discreto.
Atormentada (Under Capricorn, 1949)
Under Capricorn demuestra, como ya pasó con Jamaica Inn y con Waltzes from Vienna, que el cine “de época” no le sentaba bien a Hitchcock. Desconozco la novela de Helen Simpson y la obra de teatro de Colton y Linden, pero tal como nos presenta Hitchcock el argumento en la pantalla parece, como bien ha señalado Alcaudón, un crossover entre Rebecca y Notorious, sin olvidar un cierto regusto a novelón romántico decimonónico en la estela de las “Cumbres borrascosas” de Emily Brontë: ese ardiente amor entre Lady Henrietta y su mozo de cuadra, Sam Flusky, me recuerda la intensa atracción entre Cathy y Heathcliff en la novela de Brontë y la película de Wyler.
La película en muchos momentos parece tan encorsetada y acartonada como los vestidos que luce Charles Adare (Michael Wilding). En otros, no obstante, y gracias sobre todo a la atrevida puesta en escena de Hitchcock, consigue interesar más por lo que se ve que por lo que se cuenta. En esta ocasión los esfuerzos de Hitchcock por los planos largos y el montaje dentro del plano, con una cámara que se mueve con enorme soltura a través del set, están, a mi modo de ver, más integrados en la narración que en Rope, se notan menos, aunque sea para desarrollar una historia considerablemente menos interesante. Hay momentos sorprendentes: ese largo travelling siguiendo a Charles hasta llegar a las dependencias privadas del gobernador (excelente Cecil Parker) para detenerse a continuación, sin corte, en mostrarnos una larga conversación de Charles con su primo mientras este se está bañando (por una vez, la picardía de Hitchcock tiene como objeto un hombre desnudo cubierto de jabón, lo que me trae a la memoria una escena similar en Tres lanceros bengalíes, de Hathaway, esta con una carga homoerótica muy superior).
O ese ejercicio de voyerismo de Charles, digno de Rear Window, observando (espiando) el interior de la mansión de Flusky desde el exterior, alargando el plano mediante uno de esos fundidos en negro sobre la ropa (de Charles), como hiciera en Rope.
O ese larguísimo plano de la confesión de Henrietta (de unos 9 minutos), que es todo un caramelo para Ingrid Bergman, especialmente cuando describe, con pocas palabras, las condiciones de miseria y degradación en que tuvo que vivir mientras esperaba que Sam saliera de la prisión (Bergman consigue que sintamos su asco como propio).
Hay otros momentos destacables: la primera aparición de Henrietta, de la que se nos muestra sus pies descalzos antes que su rostro;
o esa secuencia “de terror” (la única), en que durante una noche de tormenta, Henrietta descubre en su cama una monstruosa cabeza reducida, uno de los recursos que utiliza la pérfida Milly (una Mrs Danvers con menos clase, más vulgar) para atormentar (como dice el título español) a la pobre y frágil esposa de Sam.
Como ya ha señalado Alcaudón, es una pena que toda la parte final del film esté filmado de una manera tan precipitada y poco convincente: el descubrimiento de los tejemanejes de Milly y la confesión de su amor por Flusky; la detención de este y la exculpatoria declaración final de Charles (¡solo faltaría que por culpa de este cretino se condenara de nuevo a Sam!).
Y con Charles llegamos al punto más débil del film: la interpretación de Michael Wilding. De entrada, confieso que para mí uno de los mayores misterios de la historia rosa del cine es qué demonios vio Elizabeth Taylor en Wilding como para casarse con él, pero admito que una cosa es la interpretación y otra la vida “real”. Pero como actor Wilding nunca me ha gustado, y en particular su Charles es de los personajes más irritantes que recuerdo (al nivel de Mr. Keating). Solo empezar ya nos obsequia con unas sonrisitas que no puedo por menos que calificar de idiotas y que nos hace temer lo peor.
Luego su aire de suficiencia clasista resulta completamente insufrible, con esas miraditas risueñas que están pidiendo a gritos un sopapo, su afectada manera de caminar, sus poses. Habría sido necesario un actor como Cary Grant para poder darle algún tipo de entidad a un personaje tan insufrible (aunque no veo a Grant yéndose con la cola entre piernas al final del film, la única satisfacción que uno obtiene del tal Charles Adare). Su cada vez mayor ascendente sobre Henrietta, si bien por un lado parece que la revitaliza, que la devuelve a la vida, por otro parece todo un despliegue de atenciones para conseguir sus favores, aprovechándose de la confianza que le ha brindado Charles.
Ello nos sitúa ante uno de los puntos de interés del film: la descarnada descripción de una sociedad clasista, hipócrita y cruel, en que un buen hombre (Sam), trabajador y leal a la persona que ama, se vea despreciado por la comunidad biempensante de Sydney, que crea un cordón sanitario a su alrededor, y burlado por el petimetre insolente venido de Irlanda, un bueno para nada que ni siquiera sabe montar a caballo y que provoca, de la manera más estúpida, la muerte de la yegua preferida de Sam. Como espectador, uno acaba lamentando que la herida de Charles solo sea superficial, aunque con eso, al menos, facilita que no sea ajusticiado Flusky.
Alcaudón ya ha destacado dos de los mejores momentos del film: el del “espejo”, una delicada manera de devolver el orgullo a Henrietta; y el del collar de rubís, toda una humillación para Sam, una forma cruel de mostrarle que, por mucho dinero que tenga, sigue siendo un mozo de cuadra.
Respecto al personaje de Milly hay que reconocer que su comportamiento resulta un tanto difícil de entender. Si bien parece dominar la mansión Flusky e intuimos que tiene un papel decisivo en la degradación de Henrietta, porque en el fondo quiere conseguir a Sam, toma la decisión, un tanto incomprensible, de abandonar la mansión, volviendo después de forma imprevista. Tampoco se comprende muy bien como Sam, que parece ser un tipo con los pies en el suelo, no sospecha nada de esa ingente cantidad de botellas que parece que bebe Henrietta (¿se las bebe realmente? ¿todas?). A pesar de ser una Mrs. Danvers más bella, no consigue hacernos olvidar a la ama de llaves de Manderley, mucho más teniendo en cuenta que su final es extremadamente simple y decepcionante. Con todo, consigue crear un excelente momento de tensión cuando “envenena” a Sam lanzando todo tipo de insinuaciones sobre un posible afer entre Charles y Henrietta, y provocando así la reacción del marido que será incapaz de evitar montar una escena en el baile del gobernador.
En resumen, un film con un buen tándem interpretativo (las actuaciones de Bergman y Cotten son magníficas, no comparto la opinión de Hitchcock sobre este; seguro que Lancaster también lo hubiera podido hacer muy bien, pero la interpretación de Cotten me parece excelente), una bella fotografía de Jack Cardiff, con un decorado fascinante de la mansión Flusky,
y una planificación nuevamente atrevida (aunque, ciertamente, su tendencia a los planos largos, con movimientos de cámara ascendentes y descendentes, no llega al portentoso nivel de un Ophüls), todo ello al servicio de una narración un tanto apolillada, que no mantiene el mismo grado de interés a lo largo de casi dos horas, que decepciona en su final y que cuenta, además, con una de las actuaciones más atroces e inconvenientes de la obra de Hitchcock: la de Michael Wilding.
Última edición por mad dog earle; 26/01/2020 a las 21:20
Dedicada especialmente al querido compañero mad dog earle:
Y un par de puntualizaciones:
- En 1944 Margaret McDonnell (que trabajaba para Selznick, al igual que el director por entonces) le mandó una copia de la novela así como la adaptación teatral de la misma (que jamás llegó a los escenarios) a Hitchcock para su posible transvase a la gran pantalla.
A Hitchcock no sólo le entusiasmó sino que compró los derechos en 1945 por el precio simbólico de un dólar y contando con que Ingrid Bergman se encargaría del papel principal.
Sin embargo, el director prefirió esperar a tener su propia compañía en lugar de que fuera otra producción del todopoderoso Selznick que además le tenía vetado el uso del color, algo que Hitchcock consideraba vital para conseguir una producción más vistosa.
Como ya me mencionado en el comentario de la película fueron los compromisos previos de la actriz los que hicieron intercambiar el progama de estrenos y así LA SOGA se elaboró antes que ATORMENTADA.
Asi que, sí, ATORMENTADA era una película que Hitchcock llevaba acariciando desde hace tiempo.
Otro cosa es entender qué vio en la novela que le pudiera atraer tanto como rodarla. Pero...
The answer, my friend, is blowin' in the wind
The answer is blowin' in the wind
- Podemos discutir las prestaciones como actor de Michael Wilding que yo considero bastante acertadas porque contrasta vivamente con la desdichada historia de amor entre Sam y Henrietta (que como bien dice el compañero mad dog earle podría ser perfectamente una transposición de la historia de amor de CUMBRES BORRASCOSAS) pero hay que agradecerle que gracias a su excelente humor el rodaje ya de por sí infernal de la película llegara a buen puerto. Y Hitchcock estuvo tan encantado con él que le contrató para su siguiente producción. Al Papa lo que es del Papa.
P.D. Por cierto, PÁNICO EN LA ESCENA es otra de esas películas del maestro que todo el mundo ha puesto siempre a caer de un burro pero que me apetece y mucho (al igual que en el caso de ATORMENTADA) volver a revisar.
Última edición por Alcaudón; 26/01/2020 a las 22:22
Reconozco que en Panico en escena Wilding, aunque sigue siendo un actor que no es de mi gusto, no resulta tan irritante como en Under Capricorn.
Por cierto, como curiosidad, el DVD que he visionado, una edición de Lacasadelcine bastante aceptable, es una copia con los títulos de crédito en francés, y la película recibe el nombre de "Les amants du Capricorne".