Probado con buen resultado. Eres una joya.
Probado con buen resultado. Eres una joya.
A mi me da pereza hasta buscar los nombres de los personajes de las pelis en imdb, pues lo de hacer capturas lo pongo a la altura de sinopsear, o sea "unmöglich"
Te aseguro que yo no soy un experto en estos temas pero lo de las capturas es muy sencillo. Eso sí, muuuuuy laborioso. Esta mañana he intentado parar una imagen de ENCADENADOS y he tenido que hacer varios intentos, todos ellos infructuosos, porque es una escena que es un visto y no visto. Pero la semana que viene lo volveré a intentar.
Quiero la cabeza de Alfredo García (Bring Me the Head of Alfredo Garcia, 1974)
“La he hecho exactamente como quería hacerla. Sea buena o mala, guste o no, es mi película”. Y se nota, es uno de los films más inequívocamente peckinpahianos, a pesar de no ser un western (¿o sí lo es?). Tiene todos los ingredientes típicos de su cine: violencia extrema (el número de muertos es espectacular, 21 dice la propaganda, con un uso frecuente del ralentí), romanticismo un tanto enfermizo, ambientes sucios y marginales, y un tono amargo, desesperado, casi nihilista, encarnado en Bennie, el personaje que interpreta Warren Oates, con un enorme parecido físico, creo que nada casual, con el propio Peckinpah con sus sempiternas gafas oscuras.
Bring Me (me ahorro citar el título completo) es una producción Optimus Films para la United Artists, rodada en exteriores mexicanos y en los Estudios Churubusco de la ciudad de México. El film parte de una historia del propio Peckinpah y de Frank Kowalski, con guion suyo y de Gordon Dawson (también en labores de productor). Peckinpah se rodeó de un equipo a su gusto con el que tuvo uno de los rodajes más plácidos de su carrera, con Jerry Fielding como responsable de la música y el mexicano Álex Phillips Jr. de la fotografía.
El film se inicia con unas bucólicas imágenes que nos muestran una joven embarazada junto a un estanque con patos. La joven es la hija de “El Jefe”, un cacique mexicano (interpretado por Emilio Fernández) que reúne a la familia y a un grupo de matones para ordenar que le traigan la cabeza del padre de la criatura, el nombre del cual, Alfredo García, arrancan a la hija a la fuerza. La recompensa: 1 millón de dólares.
En un bar de Ciudad de México conocemos a Bennie, un norteamericano que toca el piano y canta (“Guantanamera”) en un bar de mala nota. Hasta allí se han desplazado dos pulcros norteamericanos, Quill (Gig Young) y Sappensly (Robert Webber) (pareja que mantiene una relación con cierto aire homosexual), que contratan a Bennie por 10.000 dólares para que les traiga la cabeza de García en cuatro días.
La amante de Bennie, la mexicana Elita (Isela Vega),
que conoció a Alfredo (fue también su amante), le cuenta que este murió recientemente de un accidente de coche, con lo cual el negocio parece fácil: llegar hasta su tumba, cortarle la cabeza y entregarla a cambio del dinero. Pero tal bizarra aventura va a tener un desarrollo muy accidentado.
Durante el camino, deciden pasar una noche bajo las estrellas, en un momento de romanticismo “a la Peckinpah”, pero recibirán la visita de dos motoristas con malas intenciones.
A punta de pistola los amenazan, y uno de ellos, Biker (Kris Kristofferson), se lleva a Elita para violarla, mientras su colega, John (Donnie Fritts), se queda vigilando a Bennie. Peckinpah nos vuelve a plantear un dilema parecido al de Straw Dogs, ya que después de cruzarse unos bofetones, Elita parece entregarse voluntariamente a Biker: ¿para mantener a Bennie a salvo? ¿Porque ha sentido atracción por el violador? Bennie, que se ha liberado de John, acabará con los dos motoristas (inaugurando el contador de muertos). Aunque hay quien le da un especial valor a esta escena, atribuyendo a Elita un “empoderamiento” por encima del papel habitual de las mujeres en los films de Peckinpah, a mí personalmente me parece el momento más flojo del film, entre penoso y ridículo.
Ya en el pueblo de García, Bennie y Elita intentan desenterrar el cuerpo, pero alguien golpea a Bennie con una pala. Cuando se despierta, semienterrado, encuentro a su lado sin vida a Elita. La muerte de la que amaba, a la que le había pedido que se casase con él, convierte lo que parecía un negocio fácil en una cruenta historia de venganza. Por cierto, toda la secuencia del cementerio está filmada con tanta iluminación que parece que estemos a plena luz del día, cuando se supone que debería ser más bien de noche.
Bennie recuperará más tarde la cabeza de García después de dar buena cuenta de los dos matones que se la habían llevado, responsables también de la muerte de Elita, Pero después será la familia de García quienes le paren una emboscada, resuelta a tiro limpio por Quill y Sappensly (que aparecen por ahí, "casualmente"), aunque también ellos dejarán la piel en el intento.
Bennie lleva la cabeza a un hotel, donde otros hombres que actúan por orden de "El Jefe" le entregan los 10.000 dólares, pero lo que busca es en realidad saber de dónde ha partido la orden. Otra ensalada de tiros le permite salir vivo y continuar camino hasta la hacienda de “El Jefe”. Allí, en el día del bautizo del nieto del cacique,
y en el imponente salón que ya vimos al inicio del film, Bennie seguirá dejando un rastro de cadáveres, entre los cuales el de “El Jefe”, momento en que se unen las venganzas de Bennie y de la hija, que no le perdona las torturas ni la muerte de Alfredo (desconocedora, probablemente, de que ya había muerto en un accidente). A pesar de conseguir salir de la hacienda con la cabeza y el millón de dólares, Bennie será finalmente acribillado a balazos por los guardias de la finca, en un final inevitable.
La película destaca por la suciedad de los ambientes (esos hoteles costrosos), la putrefacción de la cabeza de García (que hay que mantener en hielo para alejar a las moscas),
los miserables y polvorientos ambientes rurales mexicanos y la violencia desencadenada sin freno. A pesar de lo excesivo de los tiroteos y lo inverosímil que resulta que Bennie se libre de la muerte en todos ellos, excepto en el último, la película consigue mantener un ritmo y una coherencia visual envidiable. Y muy en especial Warren Oates ofrece una interpretación antológica, probablemente su mejor papel en el cine. Consigue transmitir desesperación en su deseo de venganza, basado en un romanticismo trágico, adornado de sudor, sangre y muerte. La violencia del film me ha recordado en algunos momentos la literatura de James Ellroy, ese nihilismo destructivo que suele impregnar su obra. Un buen film, entre los mejores de Peckinpah.
Y ya en 2020, la siguiente entrega: Aristócratas del crimen (The Killer Elite), film que no he visto nunca, y que sobre el papel parece poco atractivo. Espero equivocarme.
Ya tengo dos balas en el cargador o sea, dos películas a comentar. Y con un Hitchcock a punto de dar a luz. Definitivamente, se me acumula el trabajo.
Segundo visionado del film, visto en el ordenador durante el largo viaje de autobús Basilea- Barcelona. Lo tenía como un film notable, el cual me quedo con la misma valoración, quizá un pelín menos.
Tiene todo lo que debe tener un film marca de la casa Peckinpah, algunas, sinceramente me están resultando ya un poco molestas, sobretodo el asociar personaje femenino con prostituta una y otra vez. Impresionante también el gusto que tiene Sam para grabar escenas donde estas son gustosamente golpeadas. La prota recibe lo suyo, pero la nata de uno de los dos matones homos, que recibe una prostituta en el inicio de film, que la deja totalmente grogui, es de primera división.
El film tiene excelentes momentos, mis favoritas quizá los primeros 15-20 minutos, la intro made in méxico está realmente a gran altura, y la presentación del personaje de Oates y los primeros contactos con los secundarios también de delicatessen. Incluso el momento desinfección post coito, cuando Bennie nota unos bichillos en la cama y en su rabo, este intenta disimular ante Elita para que no se de cuenta, y se autosuministra una dosis de alcohol directa a su pene, muy divertida y sucia dicha escena!!!! Y como el personaje de OAtes, que "bruteja" a más no poder. No soy muy fan de Oates, pero en el film da en el clavo, y está claro que PEckinpah se siente identificado con todo lo que es y hace, no creo que el parecido físico sea casualidad. Ese aire de perdedor casposo en su presentación en el bar de mala muerta, la negociación con los mafias para que le den un adelanto y las formas para realizar un trabajo, se podría etiquetar casi como el Torrente mejicano, dejando al lado la comicidad del gordi español, es la sensación que me ha dado, un desastre total, donde el va hay tragedia asegurada.
También me fascina la idea central del film, simple pero no sencilla, traer la cabeza de un tipo que los que la quieren no saben que está muerto, pero el caza recompensas SI, y lo que a priori parece un trabajo sencillo, se convierte en una odisea digna de los mejores Coen, que sospecho que vieron y fueron influenciados por el film de Peckinpah, porque la premisa inicial y su desarrollo, es negro negrísimo.
La peor, aquí no hay discusión alguna, el injerto que parece un sketch y rompe totalmente el climax del film, además de ser una escena tremendamente alargada, no es otra que la lamentable aparición de Kristoferson y el otro actor, que sospecho que también es cantante country (me lancé a la piscina). Volvemos a tener el dilema de lo que es violación o no, se entrega a Kriss por no ser maltratada y acepta el sexo y además da muestras de pasión, o van a las malas; si bien es cierto no es tan intensa y confusa (moralmente) como en "Straw Dogs" pero fácilmente puede plantear, otra vez, el dilema, pero me parece que a tío Sam, como dicen los mexicanos & vecinos, "le va la verga" todo estos dilemas. En resumen, independientemente del dilema que da la escena, a mi me parece un pegote LAMENTABLE, y lo peor del film, y la razón, por lo menos de mi parte, de no considerarla uno de los grandes films de PEckinpah, pero eso ya lo veremos en las valoraciones finales.
La desaparición de Elita en la segunda parte de film, no es de mi agrado a priori, ya que ambos hacían una buena pareja cinematográfica, a mi me hubiera gustado más Elita en pantalla, pero bueno, en cambio se produce la evolución en desesperación de Bennie por su tragedia personal,le da al personaje una involución interesante, forzando la máquina para que todo acabe mal a lo que se refiere su persona.
En cuanto a la violencia y el bodycount que parece interesar a los productores del film, como bien apunta Mad, lo encuentro ya como una normalidad en su cine, no me afecta ni me molesta, entiendo que es marca de la casa, aunque me sobran un par de ellos como mínimo.
Entonces, estamos en que se trata de un interesante film de Peckinpah, en que lo malo, es tan flagrante que molesta mucho y desluce algo las muchos cualidades que tiene......Y ahora ninjas en el cine PEckinpah.....yo también tiemblo.
"tanquem la paradeta"
Aunque voy con retraso en los visionados me acabo de ver esta misma noche PAT GARRETT Y BILLY THE KID, en la versión 2005 Special Edition de 1 h 50 m 29 s. Y celebro comentar que me sigue pareciendo, pese a todo (y pese a todos), una excelente película. Tal vez el que tenga especial devoción por el género (como podréis comprobar en breve en "el otro rincón"... ) me ciegue pero lo cierto es que sigo asociando sus mejores películas al western. Mañana que tengo una tarde tranquila (y muy aburrida) en el trabajo aprovecharé para comentarla (e intentaré alguna captura de pantalla ahora que le he cogido el tranquillo ), además de comentar la otra reseña citada que la he dejado a 2/3.
A ver qué tal me manejo para poder seguir con las siguientes reseñas del ciclo ahora que voy a volver a tener a un montón de familiares en casa durante unos cuantos días. Y más ahora que dedicó tanto tiempo (demasiado ) al ciclo Hitchcock.
En fin, se hará lo que se pueda.
Última edición por Alcaudón; 27/12/2019 a las 14:10
El colega de Krisfofferson es Donnie Fritts, que también era compañero de Billy the Kid en el anterior film de Peckinpah, y teclista de la banda de Kris en la vida real. Es quien lo acompaña en la entrevista que aparece como extra en el Dvd de Pat Garrett and Billy the Kid.
Cuatro magníficas ediciones en DVD de la mano de Warner (en 2006) y que engloban sus mejores westerns (y por extensión sus mejores películas - salvo excepciones -): DUELO EN LA ALTA SIERRA, GRUPO SALVAJE (2 discos), LA BALADA DE CABLE HOGUE y PAT GARRETT Y BILLY THE KID (2 discos).
Ayer finalmente no me dio tiempo a escribir el comentario porque, por un lado, tenía a medio acabar otro para "el otro rincón" (y que además tuve que reescribir enteramente en su tramo final porque se me olvió llevar el USB al trabajo donde tenía escrito el inicio) y, por otro lado, porque la inserción de imágenes usando Pinterest es muy atractiva pero lleva mucho tiempo.
Este fin de semana entregaré sin falta el comentario del último western del director y a ver cómo me organizo para la siguiente entrega del ciclo de Hitchcock dado que mañana vienen mis hermanos con sus respectivas familias para pasar estos días de Navidad. Igual tengo que retrasar la entrega semanal salvo que me la vea esta misma noche (mi última oportunidad de poder ver una película tranquilo) después de mi regreso a la vecina Donostia a pasar el día e ir elaborando poco a poco la reseña de una película a la que tengo muchas ganas.
Intentaré ponerme al día con Peckinpah pero me temo que iré acumulando retrasos porque además tengo entregas pendientes de revisar (y comentar) de Capra, DeMille y Sternberg, además del nuevo frente abierto con los grandes clásicos del western mudo.
Última edición por Alcaudón; 28/12/2019 a las 12:16
Acabo de publicar un comentario sobre la novela "Perros de paja (The Siege of Trencher’s Farm)", de Gordon Williams, en el hilo De la literatura en el cine.
Me la leo de vuelta en el bus de Donostia.
Mañana, que tengo un día tranquilo en el trabajo (cómo se nota que son Navidades... ), me pondré primero con el comentario de PAT GARRETT Y BILLY THE KID y, si me da tiempo, seguiré con la entrega semanal de Hitchcock, aunque sin abusar, dado que tengo últimamente muy tocadas las lumbares.
Y si el visionado de la película de Peckinpah me ha ratificado que sigue siendo (pese a todo) una excelente película (y su mejor western junto a DUELO EN LA ALTA SIERRA y GRUPO SALVAJE), en el caso de Hitchcock me ha sorprendido agradablemente encontrame con una película muy desigual, mal interpretada (en el caso de Peck, aunque con matices) y peor escrita (culpa de Selznick) pero a la vez con algunos tramos fascinantes.
A ver qué tal estoy mañana.
A falta de insertar algunas capturas de pantalla cuando llegue a casa doy por finiquitado el (modesto) comentario sobre PAT GARRETT Y BILLY THE KID.
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE SAM PECKINPAH (1925-1984) / PARTE IX:
09. PAT GARRETT & BILLY THE KID (1973, PAT GARRETT Y BILLY THE KID)
Director: Sam Peckinpah.
Producción y distribución: Metro-Goldwyn-Mayer, Inc. (A Gordon Carroll-Sam Peckinpah production).
Productor: Gordon Carroll.
Guión: Rudolph Wurlitzer.
Dirección artística: Ted Haworth.
Fotografía: John Coquillon (en Metrocolor y Panavision).
Música: Bob Dylan.
Montaje: Roger Spottiswoode, Garth Craven, Robert L. Wolfe, Richard Halsey, David Berlatsky y Tony De Zarraga.
Reparto: James Coburn (Pat Garrett), Kris Kristofferson (Billy the Kid), Bob Dylan (Alias), Richard Jaeckel (Sheriff Kip McKinney), Katy Jurado (La señora Baker), Chill Wills (Lemuel), Barry Sullivan (Chisum), Jason Robards (Gobernador Wallace).
Duración: 1 h 50 m 29 s (Copia en DVD editada por Warner en 2006 – 2005 Special Edition -).
Rodaje: desde mediados de noviembre de 1972 hasta principios de febrero de 1973.
Estreno: 23 de mayo de 1973.
Correctamente (y no sólo porque el nombre de James Coburn aparezca primero en los títulos de crédito) la película se titula PAT GARRETT Y BILLY THE KID y no a la inversa.
Y digo correctamente porque aunque la – digámoslo ya – magnífica película (y último western – al menos en sentido estricto – de su director) concebida (contra viento y marea) por Peckinpah distribuye equitativamente la acción de la misma entre los dos protagonistas, el personaje encarnado por el gran James Coburn (que ya había trabajado con el director en MAYOR DUNDEE) tiene un mayor peso quizás por ser una figura más compleja y poliédrica frente al carácter libre y despreocupado de su antes amigo y ahora enemigo interpretado con igual convicción por el novato Kris Kristofferson (quien, por cierto, protagonizaría la mastodóntica LA PUERTA DEL CIELO (1980), la obra cumbre de Michael Cimino).
Ya desde el principio, con esas magníficas imágenes en tono sepia y donde asistimos a la muerte (o más bien a la ejecución) de Garrett, Peckinpah logra captar magníficamente el final de una época, aquella en la que los individuos (los forajidos y los que les combatían) primaban sobre las colectividades (ya sean los rancheros, los granjeros, el ferrocarril o el propio gobierno de los EUA).
Sin duda, uno de los temas centrales para el director es la inadaptación al paso del tiempo – ejemplarizado en numerosas ocasiones por la aparición de máquinas (muy especialmente el coche) -, así como el miedo a la vejez y a la soledad.
Por cierto, no sé si por negligencia o por simple desconocimiento pero Pat Garrett no murió en 1909 como se indica en el primer rótulo sino en 1908.
Peckinpah enlazará inteligentemente el presente de Garrett (su muerte cerca de Las Cruces, Nuevo México, en 1908) con el pasado de ambos (el viejo Fort Sumner, Nuevo México, en 1881). Y de esta forma la muerte del primero parece ser consecuencia del tiroteo de Billy y sus compinches sobre unas gallinas (que yo también pienso que estaban vivitas y coleando), una especie de justicia poética que el director establece teniendo en cuenta lo que en realidad sucedió. Y lo más curioso es que el último disparo que oigamos sea el del rifle del propio Garrett que de esta forma parece dar el tiro de gracia a su yo del futuro (y que será un adelanto a la escena en la que dispara contra el reflejo del espejo después de haber acabado con la vida de Billy - aquello que más odia y que es en lo que se ha convertido -).
Y es que mientras Garrett demora el enfrentamiento final (y el ajusticiamiento) de su amigo – una de las pocas personas a las que respeta de verdad y a la que en cierta forma envidia porque se mantiene siempre fiel a sí mismo – y además no sólo lo mata de frente (y de un único disparo) sino que evita que su cuerpo sea mutilado, en cambio su muerte será mucho más dolorosa puesto que es ejecutado a traición y por la espalda (y acribillado) y además por los mismos compañeros con los que había trabajado para capturar a Billy.
Para el director es ese pasado idílico y no el presente el que merece ser representado en color, en lugar de esa totalidad sepia, como un daguerrotipo, como ya había utilizado en el inicio de su obra maestra GRUPO SALVAJE con la llegada de los forajidos al pueblo en el que pretenden cometer el atraco y cuyos retratos parecen congelados en el tiempo.
Además Peckinpah utiliza, tal vez mejor que nunca, la cámara lenta para mostrarnos las muertes de los protagonistas. Un recurso que en la actualidad ha perdido buena parte de su razón de ser pero que el cineasta californiano supo usar habitualmente – aunque no siempre, todo sea dicho – con inteligencia.
Igualmente el director nos mostrará a los dos protagonistas como seres antitéticos.
Billy, apreciado por sus amigos y que es una especie de símbolo para mucha gente. Una especie de Robin Hood del Oeste.
Garrett, en cambio, parece infundir más miedo que respeto, incluido el de su propia esposa.
- Por cierto, Peckinpah repite una escena dos veces: primero cuando duda ante la puerta de su propia casa...
... y más tarde cuando se dispone a matar a Billy en la casa de su amigo Maxwell (Paul Fix)...
Mientras Billy no tiene miedo a la muerte y es amigo de sus amigos, Garrett siente que los tiempos están cambiando (como decía Bob Dylan…) y prefiere convertirse en un Judas y traicionar a quien es, seguramente, su mejor amigo (¿tal vez el único?) a cambio de poder morir en la cama en paz.
- Ese paralelismo religioso entre la figura de Billy/Jesús vs. Garrett/Judas no sólo queda perfectamente reflejado en la escena de la emboscada donde es atrapado el primero y donde vemos a un Garrett risueño por no haber tenido que matar a su antiguo amigo...
... sino también en el escopetazo que le espeta Billy al brutal (y fanáticamente religioso) vigilante encarnado por el habitual R. G. Armstrong que en lugar de perdigones recibe una andanada de ¡monedas! (¿las famosas 30 monedas de plata...?).
Curiosamente y al contrario que en otros títulos – tal vez los más importantes – de su director, será Garrett, que intenta vivir el presente y tener un futuro quien perezca frente a un Billy que únicamente vive el aquí y el ahora y al que no le importa lo que vaya a suceder más adelante.
Y lo cierto es que pese a todos los problemas que la película tuvo durante su rodaje y en la postproducción al menos la versión de 2005 es notablemente armónica en su conjunto y muestra a un Peckinpah en plenitud de sus facultades.
Sí es cierto que algunos personajes están apenas bosquejados, por ejemplo la pareja formada por Slim Pickens y Kathy Jurado pero ello no es obstáculo, como bien indicáis, para mostrarnos una de las más hermosas muertes (casi a la altura del personaje encarnado por Joe McCrea en la otra obra maestra de su autor, DUELO EN LA ALTA SIERRA) que acontecen en la filmografía del director.
Igualmente y aunque frecuentemente denostada, la banda sonora de Bob Dylan me parece magnífica. Otra cosa bien diferente son sus prestaciones como actor... Y ciertamente su personaje nos remite de manera inmediata al encarnado por James Caan en el remake de RÍO BRAVO (1959), ELDORADO (1967).
Un Dylan que ya había trabajado musicalmente sobre la figura de otro famoso fuera de la ley, John Wesley Harding, en el disco homónimo editado en 1967, el primero tras el accidente de moto que casi le cuesta la vida.
Peckinpah vuelve a mostrarnos que los “malos” son, en realidad, personas más decentes o al menos con un cierto código del honor, frente a los “buenos” que contratan los servicios de Garrett y que ven en la figura de Billy – un ser libre – que hace peligrar su estatus oligárquico.
En este sentido, un personaje que debería haber tenido más peso en el relato, Chisum (el fulleriano Barry Sullivan – FORTY GUNS (1957) -), sólo tiene una escena con Garrett pero donde demuestra quiénes son ahora los verdaderos amos del territorio.
Aunque el propio Garrett escribió “su” versión sobre la vida y milagros de su antiguo amigo (“An Authentic Life of Billy the Kid – The Noted Desperado of the Southwest” (1882)) su figura siempre quedó oscurecida frente a la del joven Henry McCarty, más conocido como William H. Booney o Billy el Niño.
Y es que ya el Hollywood clásico se encargó de narrar sus andanzas.
El gran King Vidor rodó una versión en 65mm (¡!) en 1930 titulada en nuestros lares indistintamente BILLY THE KID y EL TERROR DE LA PRADERA.
Posteriormente el mediocre David Miller (aunque conviene destacar de él su espléndida LOS VALIENTES ANDAN SOLOS (1962), con Kirk Douglas) rodó una versión en Technicolor (1941) con el galán Robert Taylor.
Y no nos olvidemos de la polémica THE OUTLAW (1943), iniciada por Howard Hawks pero finalizada por Howard Hughes (de Howard a Howard y tiro porque me toca…).
(Sólo para el amigo Fletcher… )
El final de la película, con Garrett cabalgando en solitario y siendo hostigado por un niño que le lanza piedras, parece casi una parodia del hermoso epílogo con el que terminaba George Stevens su obra maestra RAÍCES PROFUNDAS (1953).
Sin embargo, no dudaría en señalar la película de Peckinpah como la mejor aproximación a ambos personajes y un western que sólo está un par de peldaños por debajo de sus grandes obras, las mencionadas DUELO EN LA ALTA SIERRA y GRUPO SALVAJE.
Lástima que el director abandonara tan pronto su género predilecto.
Claro que pronto le tomaría el releve un tal Clint Eastwood, seguramente el último gran autor del género norteamericano por excelencia.
Pero ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Feliz noche.
Última edición por Alcaudón; 31/12/2019 a las 10:35
Personaje, este John Wesley Hardin (sin la g final), a quien Raoul Walsh le dedicó una película: Historia de un condenado (The Lawless Breed), basada en la autobiografía del forajido, que en el film está interpretado por Rock Hudson.
Por cierto, lo que no queda claro en el film es por qué entre el momento de la muerte de Billy (1881) y la de Pat Garrett (1908, en la película 1909) pasan 27 años. ¿Por qué tantos años después? ¿Por qué entonces y no antes?
La venganza es un plato que se sirve frío.
Última edición por Alcaudón; 31/12/2019 a las 16:07
A TODOS LOS QUERIDOS AMIGOS DEL FORO:
¡FELIZ 2020!
Eso: FEL(LIN)IZ 2020!
Pd: Acabo de despedir el año cinéfilo viendo The Killer Elite, la siguiente entrega del tío Sam. Dejo el comentario para el año que viene, que si no se me atragantarán las uvas.
Tengo todavía pendiente de ver QUIERO LA CABEZA DE ALFREDO GARCÍA y, lo que es peor, tengo la reseña de Hitchcock todavía por empezar.
Los aristócratas del crimen (The Killer Elite, 1975)
Después del rodaje en México de Bring Me the Head of Alfredo Garcia, Peckinpah volvió a los Estados Unidos, más concretamente a San Francisco, para realizar un film de acción que, iré directo al grano , no solo es el peor film de Peckinpah que hemos comentado hasta ahora (avanzaría que es el peor de su filmografía si no fuera porque los comentarios sobre Convoy son, en ocasiones, premonitorios de algo todavía más decepcionante), sino que creo que podemos afirmar que es un mal film, sin matices, a pesar de la presencia de Fielding en la banda sonora (que ofrece algunos buenos momentos, especialmente en la secuencia final) o de un trabajo tras la cámara de Philip Lathrop que saca buen partido de los espléndidos paisajes de la bahía de San Francisco y de la peculiar luz de ese punto de la costa californiana.
Pero todo lo que gira alrededor del film es un despropósito. De entrada, se trata de la adaptación de una novela del escritor británico Robert S. Hopkins, con el seudónimo de Robert Rostand, que intuyo que ya no debe ser gran cosa en origen. El texto sitúa la acción en Inglaterra, pero el actor principal, James Caan, una estrella en esos momentos, forzó que se rodara en Estados Unidos, con lo que se tuvo que modificar el proyecto inicial. Hubo un primer guion de Reginald Rose que se desechó; otro nuevo de Marc Norman (que aparece acreditado), que no gustó a Peckinpah, y uno final de Stirling Silliphant (Oscar por En el calor de la noche), también acreditado. Para acabarlo de complicar, Silliphant era un fanático de las artes marciales, lo que lo llevó a introducir en la trama un repertorio (lamentable a mi modo de ver) de escenas que remitían a ese género, tan en boga en esa época, gracias entre otros a Bruce Lee. Además, creó un personaje para “colocar” a su mujer, la vietnamita Tiana, que “interpreta” (es un decir) la hija del personaje a proteger.
Al parecer, a pesar de que todo ese conjunto de ingredientes no parecen tener nada que ver con Peckinpah, el californiano estaba interesado en realizar una parodia sobre los films de agentes secretos, que tanto proliferaron en los 60 y primera mitad de los 70 tanto en el cine como en la televisión. Y esto es lo que parece The Killer Elite: un telefilm setentero (eso sí, con muchos más medios y dos nombres de prestigio en el cartel) de acción, sin pizca de gracia, con un argumento sin pies ni cabeza.
¿De qué va todo este desaguisado? Mike Locken (James Caan, en una interpretación lamentable) y George Hansen (Robert Duvall, más sobrio que su partenaire, pero muy desaprovechado: ¡y pensar que ambos están soberbios en El padrino!) pertenecen a una organización llamada ComTeg, que acepta hacer trabajos sucios para la CIA. La película empieza con la explosión de un edificio de la que salen ilesos Mike y George, no solo compañeros de trabajo sino también buenos amigos, hasta el punto de compartir apartamento y, al parecer, señoras si se tercia. Después de esa presentación explosiva, los vemos celebrando una fiesta con “chicas de alterne” (¡cómo no!), con una de las cuales Mike pasará la noche.
Al día siguiente, George bromeará con Mike, diciéndole que ha encontrado en el bolso de la mujer un documento que certifica que tiene una enfermedad venérea. Este es el nivel que nos ofrece el guion: chanzas, risas, comentarios de un machismo repelente.
Ambos se desplazan hasta una casa en el campo donde han de proteger a un tal Vorodny (por el nombre, se supone que alguien huido de más allá del Telón de Acero). Pero George actúa de manera inesperada: mata a Vorodny y hiere gravemente a Mike en el brazo y en la rodilla, de manera que lo deja casi inválido.
A pesar de ello, Mike consigue recuperarse hasta el punto de poder participar en otro encargo de la CIA a ComTeg: proteger a un político asiático, Yuen Chung, que ha llegado a San Francisco junto a su hija, Tommie. La recuperación de Mike será larga y Peckinpah le dedicará mucho más metraje de lo recomendable, entrando el film en una fase de muermo considerable, en la que se incluye, como era de esperar, el entrenamiento en artes marciales.
Eso sí, por supuesto, ni corto ni perezoso Mike se enrollará con la enfermera, un personaje femenino peckinpahiano de “usar y tirar” (interpretado por Kate Heflin, hija de Van Heflin).
A Yuen Chung (Mako, actor japonés afincado desde niño en Estados Unidos) lo amenazan unos guerreros ninjas [sic] que acabaremos sabiendo que están dirigidos en la sombra por el jefe de Mike en ComTeg, Collis (Arthur Hill), aunque sinceramente a mí personalmente me acabó importando un pito quién manda a quién y para qué (que, por otra parte, en ningún momento queda claro, supongo que habría que considerarlo un “macguffin”). Como prólogo de lo que vendrá después, ya hay una secuencia a la llegada de Yuen Chung en el aeropuerto simplemente bochornosa, impropia de un director como Peckinpah, que o bien perdió los papeles (parece que corría mucha coca y alcohol en el set) o bien su sentido de lo paródico, en el caso de que fuera lo que pretendiera mostrar, era nulo.
Mike se rodea de dos ayudantes que no son, precisamente, dos espías refinados: Jerome (un Bo Hopkins habitual de Peckinpah)
y Mac (un Burt Young que quizá es de los actores más entonados).
Todo lo que sigue es lo que se puede esperar de un film de este tipo: tiroteos, peleas, persecuciones de coches por las empinadas calles de San Francisco, chistes malos (Caan pide a sus clientes que no hablen en chino porque no quiere subtítulos; Tommie dice ser virgen, como si eso le importara a alguien en ese contexto; etc.). En un tiroteo nocturno en los muelles, George muere a consecuencia de los disparos de Jerome: triste y pobre final del que se supone es el adversario principal del protagonista. Ahí, en la traición entre amigos, rivales que fueron compañeros durante años, se aprecia un tema habitual en el cine de Peckinpah, desde Ride the High Country a Pat Garrett and Billy The Kid, pasando por Major Dundee o The Wild Bunch, pero que aquí está completamente desaprovechado.
Aún queda una larga (y pesimamente montada, esta sí) secuencia en la bahía de Suisun, donde se encuentra la mothball fleet, es decir, la flota de “bola de naftalina”, un conjunto de naves de guerra en la reserva. Sobre ellas se desarrolla el último acto, en el que hacen su aparición vestidos como tales los guerreros ninjas que quieren acabar con la vida de Yuen Chung.
Solo en clave paródica muy desmadrada se hubiera podido salvar quizá el film, pero Peckinpah se queda a medio camino, entre un tratamiento serio del film (y en ese sentido no hay por donde cogerlo) y cierto tono humorístico (pero sin ninguna gracia), siendo el resultado final penoso. Según cuenta Garner Simmons, el montaje fue un auténtico quebradero de cabeza, porque no había forma de salvar el material, de darle coherencia. Incluso Peckinpah llegó a incluir en uno de los montajes de los preestrenos una secuencia final en que aparecía uno de los personajes muertos viéndose a sí mismo (el de Jerome), secuencia que acabó cayendo del montaje final impuesto por la productora. Como curiosidad, entre los montadores acreditados aparece el nombre de Monte Hellman, que hemos visto asociado ya diversas veces a Peckinpah en esta revisión (alguien que tampoco veo que ligue en absoluto con este tipo de película). Según se comenta, hay versiones con algunas imágenes violentas suavizadas o recortadas. En todo caso la versión que he visto incluye una impactante imagen de la muerte de Vorodny, al que George revienta la cabeza de un disparo.
A pesar de todo, el film obtuvo una buena recaudación (compensando lo elevado del presupuesto), lo que prueba una vez más que taquilla y calidad no tienen por qué estar relacionadas. Espero que la semana que viene recuperemos a un Peckinpah más interesante en Cross of Iron.
Atascado con el comentario semanal de Hitchcock veo que tú vas viento en popa a toda vela. Todavía tengo pendiente el visionado y posterior comentario de QUIERO LA CABEZA... A ver si encuentro tiempo y la salud me respeta un poco que ando un poco delicado últimamente.
Desde luego después de leer tu excelente comentario se me quitan las ganas de ver la película, que es más del estilo del amigo Fletcher...
De LA CRUZ DE HIERRO tengo el recuerdo de una muy buena película. De hecho, seguramente es su última gran cinta. A ver qué tal se porta en la revisión.