Hola a todos.
Lo primero de todo, pedirle a los moderadores que me dejen el post aquí unos días y luego que lo pasen si quieren al de salas.
Bueno, parecía que no iba a llegar nunca, pero por fin me he cambiado de casa. La verdad es que no pensaba que iba a ser tan duro todo el rollo éste de la mudanza, pero a pesar de haberme quedado sin vacaciones este año y haberme pegado una buena currada, pienso que la causa ha merecido la pena y a partir de ahora (hoy he terminado oficialmente el traslado completo) confío en que junto a mi mujer y los dos pitufos, podamos disfrutar la nueva casa como se merece.
A los que no les gusten los post largos, igual éste les parecerá un rollo, pero como quiero condensar en él casi 20 años de afición enfermiza por la Alta Fidelidad y el Cine en Casa me temo que será un pelín largo, aunque trataré de hacerlo interesante.
Un poco de historia
A pesar de haber disfrutado desde pequeño de diversos aparatos de música en casa, (incluyendo un par de giradiscos que no paraban de sonar a todas horas las canciones que hoy forman parte de la banda sonora de mi vida) se puede decir que todo comienza en la segunda mitad de los 80, cuando con la mayoría de edad recién estrenada me eché una novia que, digámoslo así, no sabía lo que eran las apreturas económicas y me dejó probar una cadena musical ITT con altavoces Philips que acababa de comprar su padre gastando en el empeño más de doscientas mil pesetas de entonces y que literalmente me pareció lo mejor a lo que un humano podía aspirar (pobre infeliz). Al poco, tras cambiar de novia y con mi primer sueldo, me compré una cadena Technics con todos los elementos separados y unas cajas Vieta PR 77 que el año pasado tuve el honor de reacondicionar.
No mucho más tarde y tras comprobar en el Virgin Megastore de Paris que aquello del Compact Disc iba en serio y que enseguida tendríamos en nuestro país semejante cantidad de discos en ese formato tan cómodo, llegó el primer lector de CD, (también Technics) y unos auriculares AKG K-141 Monitor que aún conservo y que me llevaron al éxtasis musical cientos de veces antes de estrenar la última década del siglo pasado.
Tuvieron que pasar todavía un par de años más, viviendo en la más absoluta ignorancia audiófila y disfrutando sin prejuicios de aquella colección de discos que empezaba a crecer y que poco a poco arrinconaba a la de mis padres, antes de que sucediera un hecho que (aunque parezca exagerada esta afirmación) cambió mi vida.
Y entonces ocurrió. Prometo que no fue premeditado. Recuerdo perfectamente como de la forma más ingenua e inocente que uno se pueda imaginar, entré en una librería que había en la Plaza de España de mi ciudad y me sorprendió que hubiera revistas que hablaran de equipos de música, así que junté 350 pesetas y me hice con mi primera revista sobre Alta Fidelidad.
Como podéis comprobar se trata del número de Marzo de 1.991 de la revista Audio Video Magazín que en la portada anunciaba un “sistema audio-video servoactivado” y ahí empezó la locura.
De repente mi cerebro se cortocircuitó. No daba crédito a lo que mis ojos veían y mi mente leía. Resulta que había aparatos para escuchar música que no se llamaban Sony ni Philips, sino cosas tan increíbles como Conrad-Johnsosn, SME, Sota, Thorens, Proton, Vandersteen Audio o, la que más me impactó porque venía con una foto que no llegaba a descifrar que coño era aquello, una marca llamada Proceed. Para colmo, en las primeras páginas, se publicaba la 3ª parte de un curso básico de Alta Fidelidad que firmaba un señor llamado Salvador Dangla y a mí, me parecía flipante que hubiera cursos sobre Alta Fidelidad.
Eran los tiempos de otras revistas hoy desaparecidas como Hi-Fi Class o Stereofonía
que también tuve la curiosidad de leer y al poco tiempo llegó a mis manos el número 19 de una revista llamada Alta Fidelidad, que aunque venía a ser la traducción de una italiana llamada Alta Fedelta, enseguida me enganchó y me subscribí para no perderme ni un solo número. (Hace unos pocos días y de forma ininterrumpida he vuelto a hacer lo propio para otro año más). Hoy, quince años después, puedo decir alto y claro que le pese a quien le pese, la revista Alta Fidelidad ha sido para mí y para una generación completa de aficionados de este país, la principal fuente de información y conocimiento que hemos tenido y a pesar de que hoy, mucho más adulto, puedo y debo sacarle mil fallos, nadie debe olvidar lo que era esta afición en aquellos años, y en lo que se ha convertido a día de hoy. No tengo ninguna duda de que Alta Fidelidad ha tenido su parte de “culpa” en esto y es mi deber reconocerlo a pesar de que trabajo para la competencia.
Enseguida, (finales del año 92 o primeros del 93) empezaron a llegar a mis estanterías las primeras revistas extranjeras, en primer lugar las de nuestros vecinos franceses
con aquellas ofertas impresionantes de unas tiendas parisinas llamadas Cobra y Magma,
y poco a poco del resto de Europa
Corría ya el año 94 cuando descubrí el paraíso, que no era otro que el mundo audiovisual al otro lado del Atlántico con publicaciones como Stereophile, Audio y
sobre todo Audio Video Interiors
que mostraba salas de cine domésticas increíbles con proyectores en vez de televisores y equipamientos de ultra Alta Gama que sólo en mis sueños más húmedos había llegado a imaginar…
Como mis recursos para comprar equipamiento audiovisual eran realmente inexistentes, me conformaba con comprar revistas y leer las maravillas que contaban y así poco a poco comencé a coleccionarlas hasta convertirme en un apasionado de todas las publicaciones que hablen de nuestra común afición.
Hoy, con sitio suficiente en mi sala nueva, las tengo todas ordenaditas y ya suman más de 1.100 revistas. Corresponden a 110 publicaciones distintas de 15 países diferentes desde Canadá hasta Singapur
O desde Finlandia hasta Brasil
Pasando por Australia o la República Checa
Y las más sencillas de encontrar en países casi vecinos como Alemania o Italia
Escritas en Portugués o Flamenco
O para los más atrevidos en Tailandés
Como dice el Gitano, el mal estaba hecho, así que en Agosto del año siguiente y tras asistir en primavera al nacimiento de una extraordinaria revista francesa llamada Le Home Theater
que me hacía soñar día si y día también con algo maravilloso, ni corto ni perezoso metí en una habitación de mi casa un proyector ITT de tres tubos proveniente de un bar, que tuve que devolver al poco tiempo porque no conseguí convencer a mi novia de que aquello merecía la pena.
En la parte más musical, había sustituido mi viejo ampli Technics, por una preciosidad (que aún conservo) llamada Musical Fidelity B-1 y después de leer y leer sobre un nuevo sistema capaz de proporcionar en una casa un sonido como el de un cine, me conjuré para conseguir un procesador Dolby Pro-Logic que pudiera añadir a mi equipo estereo y llegar a alcanzar la gloria con el sonido multicanal. Para mí fue un día grandioso cuando pude comprarme un receptor Dolby Prologic de Sherwood y añadir a mi instalación unas cajas B&W que me introducían de lleno en mi particular paraíso acompañando a mi flamante Laser Disc Pioneer recién estrenado.
Pero faltaba algo. Después de aquel intento frustrado con el tritubo, llegó la oportunidad de mi vida en el otoño de 1.997, cuando me ofrecieron un proyector LCD de Sony que costaba casi dos millones ochocientas mil pesetas, por unas miserables 375.000 pesetas que yo no tenía ni de coña. Pero no podía dejarlo pasar. Acababa de casarme seis meses antes y mi mujer me dijo que si venía con eso a casa ella se iba, pero pese al órdago, me armé de valor, falsifiqué su firma en la oficina de la Caja y pedí un crédito de 300.000 pesetas porque yo sólo tenía 75.000 y un sábado a la mañana me fui a Valladolid a recogerlo. Os podéis imaginar la cara de mi mujer cuando me vio entrar por casa con ese monstruo
de más de veinte kilos de peso en una caja de transporte profesional de aluminio de 1metro por 1 metro. Es curioso, pero ya por aquel entonces tenía Lens Shift motorizado vertical y horizontal.
Luego llegó el primer lector DVD, (Pioneer 717) que más tarde “Cinematrixé” en Booster Corp (Francia), y desde entonces hasta hoy la bola de nieve ha ido creciendo de una forma insoportable, hasta el punto de comprar muchos aparatos sólo por el placer de tenerlos (Pletinas DAT, giradiscos antiguos) o para prestarlos a mis amigos (Monofónicas Denon con su previo a juego, Cajas chinas a válvulas, etc.)
Pero hace tres años, di la entrada para una nueva casa, donde por fin iba a poder hacer realidad ese sueño que había ido creciendo conmigo en todos estos años y que había visto en tantas y tantas revistas. Una habitación de 24 metros exclusiva para mi uso y disfrute y comencé a pensar en como iba a ser.
A dream come true.
Desde el principio tuve más o menos claro que quería meter dos equipos juntos. Por una parte el A/V de 7.1 canales para disfrutar en sentido longitudinal y por otro lado un estero clásico para colocarlo en transversal. Y ahora por fin, el sueño se ha cumplido.
Os presento mi nueva sala audiovisual con sus dos equipos y mi amada colección de revistas del sector.
Estas son unas panorámicas de cómo ha quedado definitivamente la sala, con sus dos equipos instalados y con su estantería de almacenaje para revistas y películas y que de paso sirve para generar reflexiones del sonido que me llega rebotado desde la pared trasera cuando disfruto del equipo grande.
Para entrar en detalle empezamos con el equipo sólo audio compuesto por un lector de CD-DVD Toshiba SD-900 conectado exclusivamente por su salida de dos canales estéreo. Para el que le interese es un cacharro de segunda mano que siempre tuve ganas de tener, porque desde la primera vez que lo ví me encandiló ese frontal que se desliza hacia abajo para permitir que se abra la bandeja de transporte. Me parece un cacharro muy bien construido y con un sonido realmente bueno. (No pienso entrar en discusiones pitufo-rojillas) Lo compré aquí, en el foro de segunda mano a un forero de los que merecen la pena llamado Xuanete. Gracias por todo tío.
Como fuente analógica, dispongo del precioso Project Perspective, unido al previo Phono Box Se de la propia Project. El brazo es el que viene de origen con el palto y la cápsula es momentáneamente una Denon DL-103 que voy a cambiar inmediatamente porque no termina de convencerme. Anteriormente andaba con una Benz Micro Silver, pero la rompí en el traslado y ya sabéis lo que cuesta arreglar una cápsula de bobina móvil. Mi colección de vinilos no llega a los 200 y tampoco pienso hacer un dispendio estratosférico, principalmente porque la comodidad del CD puede conmigo y lo utilizo menos de lo que debiera. El aparato lo compré nuevo y la cápsula es usada del foro de segunda mano de Mundo Hi-Fi.
El corazón del equipo es mi bienamado amplificador a válvulas Cayin A-70T que trajimos de la última aventura china hace casi un año. La verdad es que siento por él una debilidad que me cuesta explicar. De entrada estuve nueve meses esperándolo y durante ese tiempo además de desearlo fervientemente, fui comprando todo tipo de válvulas para sustituir las que iban a venir de origen y así, a día de hoy, esta funcionando con unas 12AX7 NOS de Telefunken, unas 12AU7 NOS de Mullard, una válvula de rectificación 4Rzu NOS también de Mullard y un cuarteto NOS de EL34 también de Mullard que proporcionan los 15 más voluptuosos watios en modo triodo que uno pueda imaginar y que me transportan al nirvana cada vez que reproduzco mis discos más intimistas sobre todo, en los que abundan los instrumentos de cuerda, viento ó voces y no sean grandes masas orquestales. El ampli es obviamente nuevo y las válvulas de potencia las compre en TubeWorld, siendo casi todas nuevas excepto alguna con poco uso. Las válvulas de previo las compré en el foro francés de Homecinema a un forero muy amable y muy serio.
Para las posibles copias, también tengo un grabador de CD Philips que compré igualmente en nuestro foro de 2ª mano hace un par de años más o menos.
Las cajas son unas Totem Staff,
que quien no las haya escuchado, es incapaz de imaginarse los registros graves que son capaz de alcanzar con ese diminuto driver de medios/graves,
pero que llenan mi nueva habitación sin necesidad de apoyo alguno y con muy poquitos vatios. Las compré hace un año más o menos en el foro de Audio Nirvana a un chico catalán que las tenía realmente bien cuidadas.
Los cables de modulación son de la serie alta de Xindak que trajimos en la primera compra china, al igual que los de altavoces que por aquel entonces pedían por ellos en una web americana casi 1.000 $ y que conseguimos por una octava parte de ese precio en “Chez Norman”
Bueno, pasamos al sistema audiovisual. Como lector DVD y a la espera de la llegada de los nuevos formatos en Alta definición, estoy disfrutando desde hace un par de años de un Panasonic S-97 que se comporta de forma extraordinaria y que compré en nuestro foro de segunda mano a un chico que acababa de recibirlo de Todosonyc y decidió venderlo.
La fuente sólo audio de este sistema es el lector de SACD a válvulas Xindak SCD-2 que cosechó unas extraordinarias críticas en diversas pruebas que hicieron en USA y que trajimos en la primera compra china hace dos años y medio. Si bien es cierto que es lento como el sólo para leer el TOC de los discos y a veces le cuesta pillarlo si no es un disco original, también es verdad que una vez que se calienta bien va como la seda y ofrece un sonido rico y detallado que a mi me complace vivamente.
La otra fuente, actualmente la que más utilizo, es un HTPC que enseguida cumplirá un año de vida, con una carcasa Silverstone y con un corazón preparado para la alta definición, con procesador de doble núcleo AMD 4.400, una gráfica Nvidia 7800GT y 2 GB de RAM. Estoy deseando que se pongan a la venta los primeros lectores BD-ROM y HD-DVD ROM para hacerme un lector multiformato. (De momento tengo pedido en Alapage.com el lector de HD-DVD de la XBOX 360
El proyector era hasta el otro día cuando comencé a escribir este post un Mitsubishi HC-3000 que me estaba dando enormes satisfacciones, pero que ha sido sustituido por el Sony VPL- VW 50 “Pearl” aprovechando el ofertón de 48h. de Supersonido.
La pantalla de visualización es una Da-Lite Designer Contour Electrol High Contrast de 92” de diagonal, o lo que es lo mismo, 2.34 metros de base, que le compré nueva al forero Mágnum hace unos meses.
El cable DVI de 10 metros, es el que comercializa Cinemateq, y lo probé para la revista hace unos meses y soporta resoluciones en 1080p a la tasa que desees sin problemas de ningún tipo. Convierte la señal digital en óptica en el conector del PC, la transporta por el cable en ese formato y la vuelve a convertir en el otro extremo, en la entrada al proyector. Costaba un dineral, pero lo conseguí bastante bien de precio y por eso me decidí.
El HDMI es también de 10 metros y aunque el que tengo ahora es de Cablematic,
tengo uno de Supra
para cambiarlo pero no saco un ratito para meterlo por el techo.
El cable por componentes es un RG-59 que compré en la web francesa de Booster-Corp cuando hace años instalé la tarjeta Cinematrix en mi primer Pioneer DV-717 para conseguir 1360 x 1024 progresivo que le diera de comer a mi antiguo JVC DLA G-11 que en gloria esté.
El decodificador de Satélite es un Philips 6071 que le compré a un magrebí en Madrid, apto para lobotomías diversas y el deco de TDT es un Siemens 740 del MediaMarkt.. Lógicamente estos cacharrillos pasarán a mejor vida en cuanto dispongamos de emisiones en Alta Definición y me compre un deco que haga todas las funciones en una.
En la parte de audio, el previo/procesador/sintonizador es mi querido Sherwood Newcastle P-965 actualizado con la versión de autocalibración que compré en hiffisimo (París) hace una año y medio cuando salieron a la venta.
Gran cacharro que me convierte a componentes las señales de mi Laser Disc Pioneer CLD-900 que compré de segunda mano en mi ciudad a una viejita a la que habían medio engañado con una colección hace ya muchos años,
al igual que convierte las señales de mi querido Philips VR-737 que aún he reparado la fuente de alimentación este año, porque sigue siendo una máquina a prueba de bombas.
Para la sección de potencia me manejo bien para los canales principales con unas monofónicas Vincent SP-991 Plus, capaces de tirar el edificio abajo que le compré a Royal Audio hace tiempo y que me enviaron desde Daniel Sonido en Sevilla donde las tenían ex –demo.
Para los cinco canales restantes me apaño bien con una Cayin 1205.1 que es otra bomba de la primera compra china con sus cinco trafos toroidales (uno por canal) y sus 125 w x5 capaces de mover lo que se les ponga por delante.
Las cajas principales son unas Vandersteen Audio 2CE, que como no podía ser de otra forma también compré de segunda mano hace un par de años en el foro de Audio Nirvana y que llenan con creces mi nueva sala y superan mis expectativas sobre todo teniendo en cuenta el precio al que las conseguí.
El canal central es un B&W de la serie CDM, concretamente el CDM CSE, que tiene chica para dar y regalar con unos registros de voces que de momento me hacen detenerme aquí a la espera de mejorarlo en un futuro lejano con algún Martin Logan que siempre me han hecho tilín.
Los altavoces de efectos laterales (que un día fueron principales) son unos B&W CDM 1SE que compré de segunda mano a un chico en Durango hace casi diez años y que siguen dándome satisfacciones como el primer día.
Los altavoces de efectos centrales traseros son unos B&W CDM 2 que compré nuevos incluso antes que los CDM1SE.
Por último, el subwoofer es un Jamo 410 de hace la tira de años. Es el primero de la lista para ser sustituido, pero en estos momentos estoy más tieso que la mojama y no puedo invertir ni un duro. Los candidatos a sustituirlo han de ser por fuerza un Rel o un Velodyne, pero de momento tendrá que aguantar una temporadita larga.
En el cableado de audio un poco más de lo mismo, cables Xindak para modulación, algún cable buenillo de Ixos para conexionado digital, el central delantero está bicableado con Esoteric Audio Usa Ultra Signature, los principales están bicableados con Cable Talk 3.1 y los de efectos con Supra Ply 2.1. Las regletas de conexión son unos armatrostes de no te menees que le compré a VDKY y los cables de red para las etapas gordas unos Audio Agile que le pillé al forero Bacterio.
Algo de musiquita para dar de comer a tanto cacharro
Y la mascota de mi sala, "Tortu"
Bueno, ya hemos llegado al final. A medida que vaya cambiando cosas, (y no creo que sea en el corto plazo) os las iré mostrando. Espero que os haya gustado mi nueva sala.
Un saludo, Javier G.