Te prometo, o casi te juro, que pensé editar para escribir tu nombre. Pues se sobrentienda.
A mí me da igual lo éxitos o fracasos de taquilla. Yo sólo recuerdo a esos cuatro tiparracos agarrados como nenas de diez años, asustados, o mejor acojonados. Y yo como el caballero de la mano en el pecho. Me encantó descubrir a Hitchcock en cada intención, disfruté con los McGuffin (esposa dolorida), etc. Mi valorarión se convirtió en positiva porque lo disfruté. Pero no hace falta buscarle patas al gato con lo de los espectros inoperantes y tal. Cuando no gusta no gusta. Porque ese detalle para mí, visto en docenas de propuestas, no me dice más ni tampoco menos.