A propósito de la muerte de Cimino, he leído un artículo que le ha dedicado Antonio Baños en el diario Ara y que me ha gustado. Por ello, lo he traducido (está escrito en catalán) por si os interesa.
Como no soy muy buen traductor ni adaptador, perdonad si algo no acaba de quedar claro.
Saludos.
CIMINO
Antonio Baños (Diario Ara 7/7/16)
En uno de los peores momentos para la expresión adulta audiovisual (aka cinema bueno) hemos perdido dos de los cineastas que hicieron de la mirada un ritmo personal i trastornador. Han muerto Kiarostami y Cimino. Se van en momentos groseros en que el éxito lo mide todo y ambos marchan con la dignidad del exiliado y del marginado. Del fracaso y de la incomprensión.
Un cinema crudo
No conozco a fondo la filmografía del iraní (aunque tengo el recuerdo conmovedor de la llamada trilogía del terremoto) y por eso y por afinidad, digamos biográfica, os haré un modesto panegírico del megalómano y asombroso Michael Cimino, y hemos de comenzar por “El cazador”, una obra maestra incontestable y uno de los exponentes más notables del llamado nuevo cinema norteamericano. Un cinema crudo, marcado por Vietnam, la contracultura, las drogas y la Nouvelle Vague. El Cimino de “El cazador” emparenta con el Scorsese de “Taxi driver”, con los guiones violentos y morales de John Milius o con la nostalgia lúcida de Bogdanovich. Un cinema irrepetible que tuvo en “La puerta del cielo” el epílogo trágico del estigma del fracaso comercial.
Pero puestos a recuperar cosas antes que su figura caiga en el pozo del olvido más absoluto (puede que la semana que viene), conviene destacar su trabajo como guionista. Y de éste dos piezas absolutamente diferentes. Antes que Tarantino le metiese mano a todo y convirtiese en broma postmoderna todo el cinema de serie B, Cimino presentaba títulos de notable profundidad. Uno de ellos, “Thunderbolt and Lightfoot” (aquí titulado Un botín de 500.000 dólares), es el que presentó a Clint Eastwood. Finalmente, Cimino acabó dirigiendo esta “buddy movie” que va revelar Jeff Bridges como actorazo. Perdedores, la fuerza narrativa y moral del paisaje, la relatividad de la justicia hacia la moral personal… Todos ellos temas que atraviesan su obra. Y para acabar, el rescate de otro guion de Cimino rodado por Douglas Trumbull el año 1972: “Naves silenciosas”. Un ejemplo que otra ciencia-ficción era posible. Sin explosiones, sin monstruos y sin asteroides. Sólo el conflicto moral sobre la especie y el planeta que nos dejó una traza del malogrado talento de Cimino.