Por encima de todo, te recomiendo su libro de memorias, "La linterna mágica". Es también un placer absoluto, que demuestra el dominio que tenia Bergman del lenguaje, no solo de la imagen. Sus recuerdos de infancia, luego volcados en films como Fanny y Alexander, son una delicia. Además, su lectura nos muestra un Bergman bastante exhibicionista, que gusta de airear sus trapos sucios (aunque no de manera cronológica o detallada, supongo que filtrados por su querencia ficcional), en una mezcla de egocentrismo y autopunición.