Hacía tiempo que no me pasaba por el hilo y veo que ya se ha comentado una de mis favoritas, El silencio. Hay algunos detalles que quisiera señalar que me parecen muy importantes. Si no recuerdo mal, todo lo que tenía que ver con Thulin representaba a la enfermedad y amargura y todo lo que tenía que ver con Lindblom a la pasión y la vitalidad. Recuerdo imágenes que expresaban la represión sexual de Thulin como por ejemplo los símbolos fálicos existentes en el film, véase el tanque. Y algunas representaciones de la muerte como ese siniestro personaje alto del hotel. Pero lo cierto es que hace varios años que no la veo y no recuerdo todo lo que quisiera. Eso sí, está llenita, de las que más de Bergman, de simbolismos.
Aunque aún no ha llegado el análisis de mad dog earle a 1968 con Skammen no me resisto ya a hablar de ella, era de las pocas que me faltaba por ver de Bergman. Me parece una película muy de actualidad con una parte final terrible. No la puedo situar entre las imprescindibles de Bergman por simple comparativa con el resto porque la considero "sólo" una gran película, pero a buen seguro que sería una obra maestra en la filmografía de otro director.
Las colosales interpretaciones de Von Sydow y Ullmann demuestran que utilizamos la palabra actor o actriz muy a la ligera hoy día con ciertos intérpretes.
Algo que me parece muy importante es que la película no cae ni busca caer en llevarte a la lágrima fácil, te muestra la devastación de una guerra con respeto al espectador. No te esta diciendo constantemente ¿no te da pena? ¿pobrecitos, no? ¿vas a llorar?
La transformación del personaje del genial Max Von Sydow es extraordinaria y muestra muy bien cómo pueden cambiar las personas con el horror de la guerra.Spoiler:
Por cierto, la casita donde vive la pareja me recuerda mucho a la de otra película de Bergman también muy recomendable, Pasión, donde de nuevo vuelve a estar Von Sydow. No sé si es la misma localización.
Decir por último que el ritmo de esta película no es tan pausado como en otras de su director, salvo un plano de varios minutos sin cortes con el gran Gunnar Björnstrand donde se empieza a mascar algo muy feo. Ni tiene esa cantidad enorme de primeros planos con reflexiones profundas tan típicos del director, aunque acabe precisamente así. También, sin ser precisamente primer plano, hay una larga escena sostenida toda o casi toda sobre la interpretación de Ullmann sin que veamos la cara de Von Sydow que está de espaldas. Son los dos momentos más cercanos a las películas más profundas y reflexivas del sueco.