Es un folletín delicioso. Conrad interpretando a un marajá un tanto cabroncete, sacerdotes con extraños poderes que conceden deseos sólo para demostrar la futilidad de la vida humana, mazmorras subterráneas con yoguis que se autoinflingen extrañas torturas, amantes secuestrados, leprosos que parecen zombies...
Sólo por ver a Conrad con estas pintas, es digna del visionado:
Sólo los actores del cine mudo podían estar tan ridículos y a la vez, tan magníficos. Me recuerda a la Alla Nazimova de Salomé:
En la versión de Fritz Lang sale la Debra Paget marcándose un bailecito sexy que pa qué:
Perdón por el off-topic.