1. Lunes. Me piden que entreviste a Michael Keaton. Me dicen que vive en Montana.
2. Se lo comento a mi hermano, quien me escribe un mensaje de texto: “220, 221, lo que sea necesario”.
3. Una llamada de mi editor: “Dijeron que quizá tendrías que ir a cazar faisanes. Está filmando una película llamada Birdman. Mantente atento. Podría ser pronto”.
4. Martes. Mi editor recibe un correo electrónico del publicista de Kea–ton, y me lo reenvía:
Hola, ¿puedes llamarme?
Vamos a intentar que Tom llegue a Montana para encontrarse con MK a más tardar el viernes.
Michael dice que lo hospedemos en el hotel ____ porque es un buen lugar para que se encuentren. MK tendrá que ir a la ciudad en algún momento durante la visita de Tom para hacer todo lo que tiene que hacer. También cenarían ahí.
MK me acaba de decir que no se quede en ____. Sería ideal si Tom pudiera salir mañana y ver a MK el jueves, pero sabemos que no es lo óptimo en el itinerario de viaje. Si Tom puede aterrizar en Montana el jueves, podría ver a MK el viernes y quizá también puedan hacer algo el sábado.
MK también quiere que Tom vea ciertas películas:
Multiplicity
Much Ado About Nothing
The Company.
También quiere que Tom hable sobre él con ciertas personas clave:
Tim Burton.
Bill Hader, su coestelar en la película Clear History.
Larry David, otro coestelar suyo en Clear History.
El director de Birdman, Alejandro González Iñárritu, —él es muy importante para MK… Birdman es un tema crucial—.
Cualquier actor o actriz del elenco de Birdman: Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis.
El director de RoboCop, José Padilha.
Cualquier actor del elenco de RoboCop: Joel Kinnaman, Gary Oldman, Samuel L. Jackson.
5. Búsqueda en Google: “licencia para cazar en Montana”.
6. Jueves. Llega otro correo electrónico del publicista de Keaton.
Tom:
Es probable que ya te haya contactado Michael Keaton. Tiene una lista de individuos a los que le gustaría mucho que pudieses contactar para lo relativo al perfil. La lista se encuentra más abajo. Si tuvieras cualquier problema con los representantes por favor indícales que Michael personalmente pidió que los contactaras. Si me llaman, lo confirmaré.
Además pidió que por favor leyeras sus blogs en espn.com acerca de los Piratas de Pittsburgh. También quiere que leas su perfil en Grantland. Asimismo, quiere que escuches el podcast de Marc Maron y que leas la pieza que escribió en Astream. He incluido aquí la sinopsis de ese libro.
De nuevo, estoy seguro de que te comentó todo esto, pero pensé que podría ser útil tenerlo por escrito en un sólo lugar.
LISTA DE PERSONAS CON QUIÉNES HABLAR:
El director de Birdman, Alejandro Iñárritu (nota sobre producción anexa).
Elenco de Birdman (sobre todo Ed Norton, Zach Galifianakis, Emma Stone).
El director de RoboCop, José Padilha.
Elenco de RoboCop (en particular Joel Kinnaman y Gary Oldman).
Elenco de Clear History (sobre todo Bill Hader).
Tim Burton.
Ron Howard.
Sarah Silverman.
Jack Nicholson.
Griffin Dunne.
Nicole Kidman.
Adam McKay.
Will Ferrell.
Harry Colomby (el manager de Michael durante AÑOS).
Robert Duvall.
Carl Hiaasen (amigo en Montana).
Tom McGuane (amigo en Montana).
Tom Brokaw (amigo en Montana pero se está recuperando de una lesión en la espalda, pudiera no estar disponible). Tal vez te pidió que contactaras a algunas personas de Pittsburgh (¿posiblemente a su hermana?).
7. Llama el editor: “Tacha eso sobre la película. Birdman no se trata de cazar aves. Es de un ex superhéroe que está tratando de montar una obra basada en un cuento de Raymond Carver”.
—¿Así que nada de caza?
—No, le gusta mucho cazar.
8. Veo Batman y la mayor parte de Batman Returns. Saco el libro de Raymond Carver del librero. Leo el cuento de Carver. Veo 36 minutos de Beetlejuice en DVD. Veo de reojo Night Shift, Mr. Mom y la entrevista de Grantland.com.
Leo las primeras cuatro entradas del blog de MK sobre los Pirates de Pittsburgh. Veo dos veces (sí, dos veces para estar seguro) Pacific Heights, y después pido al asistente editorial la información para contactar a todas las personas incluidas en la lista de Keaton. Espero a Keaton. Veo Multiplicity.
9. Keaton me confirma el plan de encontrarnos en Montana dentro de un día y medio.
10. En el avión veo siete minutos de Much Ado About Nothing.
11. Llego al hotel cerca de las 2:00 a.m. Característica notable: el ascensor de brazo retráctil que opera un empleado del hotel.
12. 7:15 a.m., Keaton me llama a mi teléfono celular.
“¿Es muy temprano?”, pregunta. Antes de que pueda contestar, dice: “Estoy llegando a la ciudad y no sé cuáles sean tus planes, pero si quieres que nos veamos para almorzar, podemos hacer eso. Quiero decir, estaré en la ciudad. Estoy llegando ahora, pero es para otra cosa, algunas cosas que quiero conseguir. Para ti y para la historia”. Michael Keaton habla como una cascada desbarrancándose. Es un montón de monólogos. Le digo que estoy listo. “¡Ah!”, responde. “Ok. Bueno, el plan era que fuéramos de cacería, pero hay algunas cosas que necesito hacer. No sé si podamos ir de caza. Veamos cómo se van dando el tiempo y las cosas.” Acordamos encontrarnos en la cafetería al lado del hotel.
“¿Puedes llegar ahí?”
Le recuerdo que está junto al hotel.
“Ok. Vuelve a llamarme. Si puedes [inaudible].” Pasan otros 40 minutos y después vuelve a llamar tres veces desde su rancho, me deja mensajes de voz, todos son inaudibles.
13. A tiempo. Keaton ya está ahí, esbelto, ágil, mínimamente inquieto, sentado en una mesa, bebiendo café. Viste una chamarra para cazar, jeans azules, una camisa a cuadros, una gorra de béisbol y botas para senderismo. Está hablando con un local. Un pintor o un fotógrafo. No supe bien a bien. Pido café y me siento. Keaton explica el día y esboza un plan de escape con incertidumbre. Sólo en caso de necesitarlo.
“Tengo que hacer algunas llamadas. Hacer los preparativos. Tendré que conseguir los perros, pero quizá podamos salir y, bueno, quizá podamos llegar rápido.” Lo tranquilizo, prometo quedarme ahí. Se pellizca un ojo, inclina un poco la cabeza, que en su universo de tics significa: estoy pensando, considerándolo. Le agrada la propuesta que le hago.
“Ok. Entonces sí iremos de caza. Después de que hablemos. Después de que haga esas llamadas.”
14. Tim Burton, el director de Keaton en Beetlejuice, Batman y Batman Returns, habla con orgullo, incluso con nostalgia, sobre Keaton:
“Michael está siempre prendido, posee una disciplina intensa. No sigue ningún camino tradicional. Lo rechaza.
“Mi idea original para Beetlejuice era Sammy Davis Jr. Pero entonces me reuní con Michael y él comenzó de inmediato a hacer el personaje. Me deslumbró. Es un maestro improvisando. Y luego, cuando se trató de hacer Batman, sólo había visto a estos hombres musculosos tipo héroes de acción. Michael llegó y se puso a trabajar desde el polo opuesto al de Beetlejuice. Llegó con esta psicología ya en mente, se acercó al personaje con una cualidad casi maniaco-depresiva. Pensé: ‘Ahora entiendo. Hay una razón por la que ese tipo se viste como murciélago. Esos ojos azules desquiciados observando desde dentro de ese capullo de hule. Hacerle eso a un actor es terrible. Michael lo resolvió con sus ojos.”
Continúa: “Aunque pierdes la noción del tiempo, esa época con Michael, trabajando en Beetlejuice y Batman, fue el lapso más creativo en mi carrera, cada día era emocionante. Lo añoro”.
15. Tras recomendar los croissants, Keaton se inclina sobre sus codos y los usa para intentar detener el bamboleo de la mesa. Habla sobre el valor de lo real:
“Los westerns fueron siempre mis favoritos cuando era pequeño. Y siempre me molestó cuando los vaqueros lucían demasiado limpios en las películas o cuando llevaban sus pistolas como si tuvieran puesto un disfraz. Siempre funcionaba mejor cuando un tipo se veía sudoroso y apestoso. Me lo tenía que creer, tenía que creerme aquello.”
El teléfono suena.
“¿Hola? ¿Hola? Hola. ¡Qué tal, corazón! ¿Cuándo te voy a ver? ¿Estás en...? Bueno, voy a estar por ahí un poco más tarde. ¿Estás yendo a la escuela? Ah, ¿no? Pensé que estaban yendo a la escuela. ¿Por qué no están yendo? [Risas] ¿Estás haciendo tú la llamada? ¿Le estás diciendo al maestro que te vas a tomar un día libre? Ok. Sólo... ok, sí, está bien. Quizá podamos cenar más tarde. Ok, sí, perfecto. Te mando un beso entonces. Muah. Bye.”
Cuelga.
“Increíble. Era la hija de un muy buen amigo mío. Esta niñita acaba de decidir...es asombroso.”
Y sigue: “Bueno, como te decía: Tiene que ser verdadero. Realmente verdadero. Real. Tenía instinto para ello de niño. Aún intento tenerlo. Con los años creo que la gente pierde su marco de referencia —actores, escritores, lo que sea—. Su marco de referencia está basado en alguien más que hizo esto o hizo aquello. Actuaciones. De manera que se vuelve una reflexión de lo que ya funciona. Como un calentamiento. Y eso es una invitación para no ser auténtico: todo se vuelve el trabajo de alguien más que ya lo hizo antes. Entonces alguien se vuelve la versión de una versión de una versión. Mi marco de referencia —y quizá soy afortunado de haber crecido como lo hice, cuando lo hice— está tomado de algún tipo en la calle o de algún tipo con el que crecí. Siempre quise ser la primera versión, ¿sabes?, el auténtico”.
16. La luz del sol pasa por las ventanas de un camión. Se abre la puerta del lugar, dos mujeres y un hombre entran y ordenan. Se quedan mirando la nuca de Keaton pero no dicen nada. Un número sorprendente de famosos vive en Montana, de modo que no es tan raro ver a una estrella de cine en una cafetería. Keaton voltea y se levanta a saludarlos —conoce a todos en el lugar—. Después se sienta para continuar. “Cuando era pequeño, solía tener un libro de historias de escape famosas. Como prisioneros de guerra y esas cosas. Recuerdo que cerraba el libro y lo colocaba sobre mi pecho, después cerraba los ojos y pensaba: ‘¿Cómo ocurrió en realidad? ¿Cómo se sintió?’. No sólo la versión que había leído, no sólo por lo que tuviera de emocionante. Estaba buscando retratar lo que era real. No sé. Así pensaba cuando era pequeño. Y eso lo usé después. Crecí en la Pennsylvania rural, en una casa muy vieja. Me quedaba en la calle hasta las 8:30, 9:00 de la noche. A mi mamá y a mi papá no les importaba. Estaba bien. Teníamos la bonita libertad de poder vagabundear por ahí. Es decir, no existía el concepto de dejar de jugar. Simplemente no se le ocurría a nadie hacerlo.”
Continúa: “Por allí no había tantos niños. Jugábamos a la guerra, a los soldados, a pelear en el bosque, a vaqueros e indios. Cuando hacíamos esas peleas tenían que ser verdaderas para mí. Les decía: ‘Tenemos que golpearnos. No te voy a lastimar y tú no me vas a lastimar, pero tenemos que tener algún contacto. De modo que los golpeaba. En la cara. Bam. Lo juro.
“Y cuando los niños se querían ir yo les decía: ‘No, no, no —y aquí se nota qué tan extraño era—, tenemos que hacer los adelantos de mañana’. Quería hacer el tráiler. Lo juro por Dios.”
17. Samuel L. Jackson, el coestelar de Keaton en tres filmes, incluido el reciente remake de RoboCop, me llama y habla con emoción de las distintas facetas de Keaton. Suena exactamente como lo esperarías de Samuel L. Jackson.
“Ese tipo puede hacer cosas muy distintas, como Batman y Beetlejuice. Pasa de la oscuridad a la luz. Beetlejuice es oscuro, amigo. Esa mierda es muy oscura. Y es chistosa. Pero Michael le otorgó seriedad también. Lo mismo con Batman, que resultó muy diferente de lo que yo tenía en mente. El hombre proyecta hilaridad y amenaza.”
Continúa, con ese tono exclusivo de él: “Es un tipo muy cool. Cuando estábamos filmando RoboCop había ocasiones en las que nosotros éramos los únicos dos tipos en un cuarto durante dos días. Y esos dos días fueron muy buenos. Porque Michael Keaton puede hablar de cualquier cosa con cualquiera”.
18. Toma fija de la cafetería. Keaton dice con sentimiento: Beetlejuice no fue real. Batman no fue real.
“Bueno, quiero decir, verdaderos. Y siempre estoy en búsqueda de lo verdadero. Por ejemplo, Los tres chiflados, eso era compromiso. Ellos se aparecían en una mansión y se encontraban con el personaje de una viejita muy correcta, que jamás reaccionaba ante ellos. Quiero decir: se golpeaban con tablones de madera, se picaban los ojos justo enfrente de la dama y ella simplemente los ignoraba. Simplemente proseguía: ‘¡Bueno, chicos, cuiden bien de la casa en nuestra ausencia!’. Y se iba. Como si nada hubiera sucedido, como si lo que estaba viendo no estuviese ahí. Por eso era muy chistoso. Cien por ciento original. Dos mundos, cada cual muy real, muy verdadero, que chocan entre sí.
“Hace poco me puse a pensar qué tan viejos eran en esa época. Cuando Moe cumplió 50 y comenzó a tener esas bolsas bajo los ojos. Ese cabrón todavía se levantaba en la mañana y salía de su casa con actitud de ‘esto es lo que hago para ganarme la vida’.”
19. El mexicano Alejandro González Iñárritu, director de Birdman, habla sobre la elección de Michael Keaton como su protagonista, como un ex superhéroe. “Su capa anterior fue muy desafiante, es verdad. Pero no lo elegí por eso. Él puede ejecutar los dos tipos de actuación que necesita la historia. Puede hacer el trabajo de acercamiento que las películas requieren, las necesidades del rostro, de la proximidad, el ingenio de las cosas pequeñas. Y, al mismo tiempo, conoce el aspecto físico que requiere el escenario, ya que la audiencia se encuentra a cierta distancia. También puede dominar la comedia y la empatía, y con gran profundidad en ambos casos”.
20. Keaton se levanta para saludar a otra amiga, las manos en sus bolsillos traseros, la visera de su gorra ligeramente hacia arriba. La amiga bromea, le golpea el hombro con el dorso de su mano. Y él hace ese ademán en el que se ve entre apenado y contento, en el que gira sobre sus pies, para darle entonces un poco la espalda.
21. Mi hermano, un arquitecto, me escribe: “Tommy. Cada albañil que conozco recuerda el diálogo [de Mr. Mom (1983)] ‘220, 221, lo que sea necesario’. Es como un código que usan para saber quién sabe algo y quién no. Bueno, eso creo”.
22. Keaton recuerda la línea de “220, 221, lo que sea necesario”. Por alguna razón es una de las citas cinematográficas más satisfactorias de todos los tiempos.
“Te voy a platicar sobre esa línea. Leí ese libreto de John Hughes para Mr. Mom y pensé que era un escritor chistoso. Le dije que debería quedarse y dirigir lo. Pero no lo hizo y mira lo que se volvió: un director de comedias legendario.”
Continúa: “Como cualquier libreto, tuvo que ser reescrito. En aquel entonces yo estaba sumergido en la comedia. Estaba muy interesado en la comedia —y un montón de material era de veras divertido—, pero a la vez tenía miedo de que la película se volviera un cliché. O demasiado linda o falsa. Me miré a mí mismo y dije: ‘¿En serio? ¿Ese tipo teniendo esos niños a esa edad?’ Estaba viendo una escena cualquiera y pensando que era para otro tipo de actor. Así que les dije: ‘Tenemos que resolver eso porque nadie se lo va a creer. Soy un tipo joven, como el personaje, pero tenemos que encontrar una manera de hacer que funcione. Porque mírame, no me parezco a él. Tenemos que adaptar esto a lo que soy. A la verdad’.
“Nos estábamos preparando para hacer la escena donde Martin Mull llega en la mañana a recoger a Teri Garr, quien había regresado a trabajar, para llevársela a un viaje de negocios. A mi personaje lo habían despedido, se estaba quedando en casa y estaba completamente castrado. Le preocupaba cómo ganar dinero para mantener a su familia. Estábamos grabando la escena y recuerdo haberle pedido al tipo de utilería que me trajera una motosierra. La trajo junto con unos gogles. Y le dije que sí a ambas cosas porque me hacían verme como un loco. Martin apareció, yo sabía que debía verme cool y tranquilo, y me dijo: ‘¿Sabes lo que deberías decir? Cuando te pregunte sobre el cableado, deberías soltar algo así como 220, 221’. Me mató. Era perfecto. Tal vez añadí el lo que sea necesario. Pero fue suyo”.
23. Cacería. El pasto se alza en manojos, más como puños que como hierbas. En medio, los huesos blanqueados y rotos de antílopes se apilan como basura, lo que parece no importarle a Michael Keaton. Él señala cadenas montañosas —las tres que están a la vista— y las nombra, al igual que un río invisible. Sin embargo, me pide: “Por favor no los escribas, no quiero que nadie venga”.
24. Nos acompañan dos perros. Un perro de caza que repta y luego corre a gran velocidad está atento a la voz de Keaton, conoce la rutina incluso cuando se le ve un poco inseguro. Y un labrador, fuerte y pesado, que corre con torpeza cuando Keaton asusta a los pájaros como si fuera cualquier cosa, como si no hiciera nada más que disfrutar de un día soleado.
Keaton avanza despacio siguiendo una línea diagonal y luego da marcha atrás, en diferente ángulo y en varias ocasiones. Se me ocurre que debe estar siguiendo un patrón, pero me olvido de hacerle esa pregunta.
Habla con cada perro: con esperanza pero sin expectativa. Demandante pero más interesado en animarlos que en los resultados que obtendrá.
Caminamos un poco más por líneas de bardeado, líneas de césped, líneas de árboles. Por donde están las aves.
Los perros son muy diferentes el uno del otro. Cazamos una hora con uno, conducimos por un rato, entonces cazamos con el otro. Cada caminata es como un día diferente en Montana.
“Me agrada su naturaleza descoordinada. Me gusta que no sean perfectos, con diversas fortalezas de carácter. No me gustan los perros a quienes el entrenamiento les ha quitado toda la personalidad. Debe haber cierta conexión. A veces cazo con unos amigos, con sus perros, y me da la impresión de que es como trabajar con un robot. Son casi demasiado perfectos. ¿Estos dos? Son totalmente imperfectos. Sin duda. Pero tiene que gustarte un poco de imperfección en el carácter.”
25. Los libros que Michael Keaton me menciona como sus lecturas indispensables:
The Son, de Philipp Meyer
Empire of the Summer Moon, de S.C. Gwynne
Libros sobre la nación comanche, para nada relevantes, sólo interesantes para él, por lo tanto, algo sobre lo que podemos hablar.
Sobre el primer libro: “Quiero conseguírtelo. De hecho, fui a la librería pero ya habían cerrado”.
Sobre el segundo: “Hombre, tengo que conseguírtelo. Tenía una copia que te iba a dar. Ah, te lo voy a mandar. Lo voy a hacer, en serio. Tienes que leerlo. Ya verás, voy a conseguírtelo”.
Sobre los comanches: “Los comanches eran unos cabrones. Duros. Y vaya que podían montar. Entendían a los caballos como nadie más. No sé cómo lo hacían, pero los entendían. Un comanche podía inclinarse hacia la cabeza de un caballo y lanzar una flecha de detrás de su cuello durante una carrera loca. Y daban en el blanco. En una carrera loca. Tengo que presentarte a alguien. Es un tipo que vive en la ciudad. Es el típico cazador básico, un gran tipo. Fabrica sus propias flechas, trabaja en ellas durante todo el invierno. Bueno, durante meses. Ese hombre puede tirar. Es un verdadero cazador.”
26. Llamo a Larry David, quien seleccionó a Michael Keaton en el reciente filme de HBO, Clear History, para que interpretara a un leñador demente. Le describo la lista de Keaton. Los contactos, las lecturas, la lista de películas. Le pregunto: ¿controlador o más bien cooperativo?
“¿Hizo eso? ¿Está loco? Bueno, tiene que ser cooperativo. Quiero decir, ¿no te sirvió? Lo conocí haciendo cola en el bar de comedia Catch a Rising Star en 1974. Luego lo vi aquí y allá haciendo comedia un par de años, y de pronto se esfumó. Pensé que había renunciado, que se había esfumado de ese mundillo. Más bien estaba estudiando actuación. De pronto lo veía y después desaparecía. Y entonces regresaba. Eso es porque es excelente, tanto que no tiene por qué estar probándose constantemente.”
Sigue: “Cuando necesité a un tipo que pudiera interpretar una mezcla del Capitán Ahab con Quint de Jaws —un tipo con un perico al hombro—, Michael Keaton me vino a la mente”.
27. Cuatro gallinas pequeñas irrumpen en el aire. No les podemos disparar. Entonces el labrador ubica a un faisán macho. A la izquierda, luego delante y arriba.
Keaton grita “¡ave!” al perro. Ve el faisán, hace una pausa y dispara a unos 45 o 55 metros. El ave cae, derecha, como una piedra de la rama de un árbol. Está muerta. Gran tiro. En serio. Keaton acepta las felicitaciones, acomoda el ave en la parte trasera de su chaleco y sigue caminando. Luego dice: “Ahora tendrás algo qué comer para esta noche. Pediré que te lo cocinen”.
28. De regreso, Keaton se detiene a almorzar. Una tienda de sándwiches. Come sopa de cebada e ignora el pan.
29. Ron Howard, la primera persona en escoger a Keaton para una película, director de Night Shift y posteriormente The Paper, escribe un e-mail desde un barco en el Pacífico:
“Una de mis pocas frustraciones profesionales ha sido no haber tenido un papel que ofrecerle a Michael en los años recientes. Pero sólo lo elegiría para un papel en el que pudiera deslumbrar, no importa si es comedia o drama. Cualquier otra cosa sería desperdiciarlo, y eso me irritaría todos los días, sabiendo de lo que Michael es capaz.
“Michael había estelarizado un episodio de una serie televisiva dirigida por Lowell Ganz, quien coescribió Night Shift. Cuando algunas grandes estrellas cinematográficas nos estaban rechazando, Lowell dijo un día: ‘Si el estudio eligiera a alguien perfecto para el papel, ese debería de ser Michael Keaton. Acabaría con Blazejowski. Es un monstruo de la comedia que hasta ahora sólo la cadena conoce’. Fue una idea brillante.
“Años después, dirigí a Keaton en la pelea entre él y Glenn Close en The Paper. Tras la primera toma le dije cuan fantástico y chistoso lo consideraba. Arqueó la ceja con esa manera suya y respondió: ‘Ok, grandioso. Pero sólo déjame decirte que ella es encabronadamente fuerte, Jack’. Y entonces se ruborizó.”
30. José Padilha es el director de la reciente versión de RoboCop, en la que Keaton encarna al director ejecutivo de una compañía que fabrica robots policías. Habla desde Brasil, en su teléfono celular:
“Necesitaba a un actor que pudiera alcanzar audiencias muy vastas pero que al mismo tiempo fuera capaz de dar con un tono que superara el predominante estereotipo de los villanos de Hollywood. Él interpreta a un tipo que está equivocado pero que realmente cree en la tecnología que produce porque cree en sí mismo, como Michael.”
31. El comediante Bill Hader, coestelar de Keaton en Clear History, declara de forma rotunda: “En Night Shift hace una de las mejores entradas en la historia del cine. Lo logra en serio. Lo escuchas tambalear, cantar en el pasillo, luego se ve su sombra en la puerta y se detiene. Fue su primera entrada. Fantástica. Para alguien de mi edad, él es una constante, alguien que ha estado siempre, como Tom Hanks, Steve Martin y Kevin Costner”.
32. Es de mañana. Keaton está en la cocina de su rancho. Prepara un licuado de proteínas e ignora una caja de croissants.
Dice: “Después de Night Shift y Gung Ho, comencé a evaluar cómo me estaba yendo. Podría haber seguido en esa dirección o salirme de ese camino del joven-chistoso-elocuente.”
En casi todas las entrevistas con Keaton, ha utilizado esa frase: “el joven -chistoso-elocuente”. Personificó a ese joven cinco, quizá seis veces en los años 80, y después nunca más. Por eso la gente a veces dice: “¿Qué le habrá sucedido a ese muchacho?”. Por eso la gente aún repite líneas como “¡Farging icehole!”, de Johnny Dangerously, de 1984. Y por eso fue el motor de Beetlejuice. Aquello del joven-chistoso-elocuente fue la razón por la que el mundo se volvió loco cuando Keaton fue escogido como Batman, y se deslumbró cuando interpretó a un inquilino invadido por cucarachas en Pacific Heights, mucho antes de que decidiera hacer sólo las películas que él quería. Es por ello que hay gente leyendo este artículo que no estaba segura de quién era Michael Keaton cuando comenzaron a leerlo. Pero sería bueno que se recalcara lo siguiente: Keaton mató al joven-chistoso-elocuente hace mucho tiempo.
Dice: “Querían que hiciera Splash, pero la rechacé porque básicamente era la misma fórmula: dos tipos, uno es el salvaje, el otro tipo es sólo el otro tipo. Lo único que me molesta es que no pude trabajar con John Candy y me encantaba como actuaba: Planes, Trains and Automobiles fue cabronamente buena.”
33. Keaton asegura: “Esto va a sonar raro, pero cuando era pequeño me influyeron dos películas, dos papeles. No me lo vas a creer. Uno fue en Ryan’s Daughter.”
Esto sucede en la cocina de Keaton, en la profundidad de su rancho, atrapado en un pequeño valle, rodeado por 600 hectáreas de tierra, su tierra: ganado, graneros, caballos, todo el numerito. La casa es una casa de rancho: cocina simple, gran televisor, aspirada, amueblada con esmero, todo impecable. Pero modesta. Michael Keaton acaba de decir que Ryan’s Daughter, una película relativamente oscura de Robert Mitchum, lo inspiró para actuar.
34. Fuera, los perros ladran. Más allá de eso, nada. Cero.
35.Keaton sigue: “Ryan’s Daughter, sí, no sé. Tal vez era una buena película. Suficientemente buena. Pero había un personaje, un padre, un hombre con un dilema. Era un personaje real, ¿sabes? No era el tipo guapo de la ciudad, no era el principal. Y exactamente ahí en la sala de cine me dije: ‘Sería divertido interpretarlo’. Cuando era pequeño admiraba mucho a Jimmy Cagney. Hizo la historia de Lon Chaney, Man of a Thousand Faces. Interpretaba a Quasimodo, el Fantasma, a todos esos personajes. Cagney como Chaney, o como quieras llamarlo. Esa fue otra vez que me dije ‘Dios mío, qué gran trabajo sería hacer eso!’”.
36. Keaton en las múltiples versiones y más versiones de sí mismo: joven-chistoso-elocuente, tarado, espía extraño, superhéroe, villano, operario, gatillero, tipo con un perico al hombro, socio corporativo, y ex superhéroe. Nunca quedó atrapado en ninguno. ¿Cómo lo logró? “No lo sé. Eso es lo que siempre digo. Estaba donde decidí estar. Sólo tomé la decisión de no hacer un montón de cosas. En términos financieros tal vez hubo papeles en los que me habría ido muy bien, pero decidí que no era lo que soy. Que eran idioteces. Que hubiera estado mintiendo y que no estaba dispuesto a hacerlo. Pero pagué un precio en términos financieros. Estaba dispuesto a asumir el precio, iba a fracasar o no iba a fracasar. Iba a ganar o no lo iba a hacer. Y amo ganar. Amo ganar. Cuando se trata de eso, siempre encuentro una manera. Así que en realidad no hubo un plan. No quería aburrirme y me aburro con facilidad. Así que me escuchaba a mí mismo. Cuando me veía pensaba: ‘Haz hecho esto mil veces. Esa voz. Ese truco’. Y no quería. Siempre traté de encontrar cosas que fueran lo suficientemente difíciles para mantenerme interesado. Algunas veces gané, otras no.
“Tienes que hablarle a la gente sobre lo que recuerda. Como Lizzy Caplan. De verdad me gusta. Ella lo puede hacer. Sarah Silverman, ella te va a contar historias. Las dos están en esa lista.”
37. Lizzy Caplan, estrella de Masters of Sex, no está en esa lista.
38. Keaton finaliza: “Hay tipos que se me acercan para decirme: ‘Siempre te recordaré en tal o cual, por aquel personaje’. No estoy diciendo que no me guste. Cualquiera que diga que no le gusta cuando la gente lo halaga es un pinche mentiroso. Pero lo que más disfruto es cuando alguien dice: ‘Hiciste tal cosa una vez, esta cosa que nadie había hecho antes. Me la creí’. Me gusta cuando la gente especifica.
“La razón por la que te di esa lista es que esas personas me han contado cosas sobre mi trabajo que me interesaron. Cosas muy específicas. Así que saqué esa lista. Pensé que podría interesarte porque ellos pueden contar historias que ilustran lo que sé.”
39. Nos despedimos con un apretón de manos, fuera de su casa, con las montañas a mis espaldas. Dice: “Lamento que no pudiéramos tener tiempo de dar una caminata y hablar. Me habría gustado mostrarte algunas cosas.”
Le digo: “Está bien. Siempre podremos recordar la caminata con los perros, y el ave, y ese tiro. Buen tiro. Un tiro de diez.”
Y responde: “Tengo que admitir que como primero estaba sobre tu cabeza, esperé. Cuando te quitaste, el ave se había alejado, al punto de preguntarme si valía la pena intentar ese tiro. Porque no quería sólo herirlo y que huyera volando. Eso puede ponerse feo. Tuve tan sólo ese último medio segundo para decidir. Gracias. Sí fue un tiro de 10. Ay, mierda, ¡pero no conseguí que te lo cocinaran! Lo puedo hacer. Puedo ponerlo en mi lista para hoy y que puedas comerlo”. Rechazo el ofrecimiento. Son las 10:40 de la mañana. Me espera un largo trayecto. Le digo que así está bien, que no se preocupe.
40. Cinco y media de esa tarde. Keaton deja tres correos de voz. Va a cenar y ofrece encontrarse conmigo para ir por un trago. Le regreso la llamada pero se corta la línea. Le escribo por texto: “¿Estás seguro? No quiero entrometerme”.
Una hora más tarde, mientras camino por una amplia calle vacía, me llama una voz: “¡Hey, tú!”. Es Keaton que camina en zig-zag. “Revisas tus mensajes? Hombre, tienes que mejorar en ello.”
Le explico y me disculpo.
“Está bien. No te preocupes. Vamos por el trago: te voy a presentar a ese tipo que fabrica las flechas. Es muy intenso. Hasta hace las puntas de las flechas. Camina conmigo. Hablemos.”
41. Hablamos.
42. De pie en un bar. Hablamos.
43. Whiskey. Otro whiskey.
44. Apretón de manos con el tipo que hace las flechas.
45. Plática de whiskey: comanches y los Pirates.
46. También los primeros empleos (trabajó como tasador).
47. La niña pequeña (la misma con la que habló la mañana previa) llega con su mamá. Una rubia bonita. Michael Keaton se despide y promete que hablaremos después.
48. Regreso. Reviso mi correo. Ordeno un libro sobre historias de escape famosas en eBay.
49. No puedo dejar de escuchar a Michael Keaton y sus infinitos monólogos, su entusiasmo por el desarrollo de las historias, su preocupación cuando un pensamiento se va incompleto. Se ha vuelto mi zumbido personal.
50. A lo largo de una semana, cada hombre con el que me encuentro —el entrenador de basketball, los tipos con los que juego póquer en la Legión Americana, contratistas, maestros, bartenders— todos suenan como Michael Keaton. Hasta empiezan a parecerse a él: sus subidas de cinturón, inclinaciones de cabeza, el aire de confianza absoluta, la mirada helada, los labios ligeramente partidos. O él transmitió esto a los estadounidenses a través de un montón de películas a lo largo de los años o se trata de un eco en mi cabeza. Sin embargo, nadie se ríe como él. Michael Keaton se ríe como si fuera tu hermano mayor y los dos no pudieran creer de dónde vienen. Esto puede ser más cursi que elocuente, pero lo que es seguro es que parece un hombre joven, incluso ahora.
51. Martes. Me desperté soñando que Michael Keaton está hablando sobre la casita en la que creció, de pie en esa casa. En el sueño, como en la vida, Keaton habla y repite una versión de un monólogo que inició en un bar la semana pasada: “En el patio trasero mis hermanos me ponían en línea. Era muy pequeño y me ponían guantes de box, y traían chicos de todas partes —chicos rudos, Jack, chicos grandes, chicos de brazos largos— y me ponían a boxear con ellos. Y yo confiaba en ellos. Confiaba en que podía ganar. Así que aprendí a pelear como demonio. Ganaba, perdía, en ocasiones me vapuleaban. Aprendí a hacer algo diferente cada vez. Tuve que hacerlo. Era supervivencia, Jack”.
Bebo agua, salgo de la cama. Escribo eso de pie en mi vestidor. Realmente lo dijo, a pesar de que luego lo soñé. El sueño se quedó. Las notas corresponden.
52. Días después Keaton deja un mensaje de voz en el teléfono de la oficina del editor de fotografía de Esquire USA. Es un esbozo disperso, inconsistente y desbalagado de lo que a Keaton le gustaría para la sesión de fotos, aquello que puede aceptar, lo que le preocupa. Mi editor me llama y me pone el mensaje. “Es largo”, advierte. “Las estrellas de cine no hacen esto, lo sabes. No llaman. Simplemente no lo hacen, no para ayudar. O para lo que sea.” Está desconcertado. Todos lo estamos al final.
53. En plena sesión fotográfica, Keaton deja salir lo que está pensando muy en el fondo de su ser: “¿Cómo? ¿En serio preguntas que si me gusta ser fotografiado? Lo odio, la mayoría de los actores lo hacen. Hay sólo unos cuantos fotógrafos con los que me he sentido cómodo. Tú sabes, no me gusta fingir, saltar de emoción, lucir sonriente y feliz. Todo eso de pongamos música, bailemos alrededor del estudio como si estuviésemos disfrutándolo. De verdad lo odio. Eh, así que prefiero, tú sabes, hacerlo simple, derecho”. Acaba su nuevo monólogo diciendo: “Vamos a hablar”.
54. Llamo a la oficina para darles mi interpretación sobre ese mensaje telefónico: no hay de qué preocuparse, no está siendo controlador, está siendo cooperativo. Porque Keaton se prepara. Siempre lo ha hecho. A veces desaparece un rato y te olvidas de que estuvo presente. Porque así es. Así que sí: ese mensaje, en toda su extensión, lo representa como es. Un tipo amplio pero preciso, preocupado pero generoso. Esa voz es la de Michael Keaton siendo normal.
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