Wes Anderson: «Louis Malle es uno de mis directores favoritos»
01/02/2021- Número 145
Entrevista de Jean-Christophe Ferrari
Con motivo del vigesimoquinto aniversario de su desaparición, Transfuge ha querido rendir homenaje a Louis Malle. Sobre todo porque este cineasta ecléctico, rebelde y solitario aún no es reconocido en Francia por su justo valor. Pocos lo saben, pero Wes Anderson es un gran admirador de Louis Malle. Nos cuenta cómo le influyó su obra.
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- ¿Cómo descubriste el cine de Louis Malle?
- La primera que vi fue Mi cena con André en VHS. Estaba en secundaria y no sabía bien lo que esperar. Al verla, me dejó desconcertado pero también intrigado. Más tarde, cuando trabajaba como proyeccionista en la Universidad de Texas en 1988, se organizó un estreno local de Adiós, muchachos. La película me encantó, pero fue sólo tras ver El soplo al corazón (¡en laser disc!) cuando me di cuenta de que Louis Malle era uno de mis directores favoritos.
- ¿Qué fue lo que te impresionó de esa película?
- Qué fue lo que NO me impresionó. La anarquía de esos hermanos salvajes, la inteligencia rebelde de Benoît Ferreux, la extraña atmósfera romántica del hotel termal y el suntuoso Dijon burgués que logra recrear. ¡Era exactamente el tipo de película que yo quería hacer! O mejor: lo que yo quería hacer era de repente una película de Louis Malle. Y creo que mi película Rushmore estuvo muy inspirada en El soplo al corazón. Además, Owen Wilson – amigo mío y coguionista– la había visto con su padre, incluso antes de que yo la descubriera, y le había gustado también mucho.
- Louis Malle trabajó con el capitán Cousteau, por quien sientes una admiración que expresaste en La vida acuática. ¿Ha podido alimentar este punto en común con Malle tu relación con su obra?
Cuando descubrí las películas de Louis Malle, no sabía que había trabajado con Cousteau. Pero en mi opinión la historia de su participación en El mundo del silencio lo dice todo sobre él. De entre todos los estudiantes del IDHEC que se ofrecieron para acompañar al capitán Cousteau, él fue el único que levantó la mano y aceptó el desafío. ¡Así fue que obtuvo una palma de oro a los veinticuatro años! Me encanta ese gusto por la aventura entrelazado íntimamente con una gran curiosidad intelectual. Me fascina el lado antropológico de su temperamento artístico.
- ¿Cuál es tu película preferida de Malle? ¿Y por qué?
- Sin duda, El fuego fatuo. Por la misma razón que me cautivó El soplo al corazón. Es una película que desearía haber hecho y es el tipo de película que yo QUERÍA hacer. La tristeza profunda, el glamour maldito, el picaresco viaje del personaje de Maurice Ronet durante las pocas horas que pasa en París, la música, la fotografía del gran Ghislain Cloquet.
- ¿Hay alguna cosa en particular que te conmueva de su cine? ¿Los constantes cambios de estilo?
- Puede ser. Pero no tengo la impresión de que su estilo cambie tanto. Tengo más bien la impresión de que trabaja con una paleta de tonos muy amplia. Siempre le gustó probar cosas nuevas. Creo que sus documentales dicen mucho sobre el artista que fue. ¡Las películas que hizo sobre Estados Unidos tienen mucho que enseñarnos sobre Estados Unidos!
- ¿La importancia que, al igual que tú, le otorga a la infancia?
- Siempre me ha inspirado la aguda sinceridad con la que capta cuál es el punto de vista de un niño.
- ¿Tienes la sensación de que los directores estadounidenses de hoy comparten tu admiración por Louis Malle?
- ¡Con mis amigos, sí! Por ejemplo, Noah Baumbach y Alex Ross Perry. Y sé que Richard Linklater suele hablar de manera muy elocuente sobre su obra. En Francia, su trabajo no es tan conocida como debería.