Ferdinand es un productor de televisión,
afincado en Paris, que lleva una
existencia monótona y aburguesada.
Ante este panorama, Marianne, una
antigua conocida, se presenta en su casa
como baby-sitter. Ferdinand decide
viajar con ella a la Costa Azul pero
Marianne, en posesión de un dinero
robado, está inmersa en una trama
criminal que va cerniéndose sobre ellos.
Tras una fugaz estancia en una isla,
nuestra pareja será capturada por los
gángsters que les persiguen.
Jean-Pierre Melville y Fritz Lang son algunos de los
realizadores que han participado en los
singulares homenajes que
Godard les dedica en sus digresiones.
En
Pierrot el loco el homenajeado es
Samuel Fuller, quien, en una extraña
secuencia en una fiesta
afirma que «una película es un
campo de batalla».