Es una película que pertenece al grupo de su década que la marcaron, qué duda cabe. Juega con el suspense y plantea parámetros que serían repetidos hasta la saciedad. A pesar de sus carestías (producción apresurada y austera) es un título entrañable. Jamás la compararía con Psicosis, por ejemplo, pero tiene su lugar en nuestros corazones. Y eso no se lo quita nadie.