La oscarizada película italiana La Gran Belleza continúa generando premios y reconocimientos para sus artífices por todo el mundo. En este caso, no obstante, las buenas noticias llegan desde su propio país de producción y están dirigidas a su director, Paolo Sorrentino.
Roma, majestuoso escenario en el cual transcurre la película, ha querido reconocer la labor del director nombrándole ciudadano de honor a pesar de que Sorrentino, en realidad, procede de la ciudad de Nápoles. No obstante, las autoridades han creído conveniente otorgar este reconocimiento en agradecimiento al director por transmitir en su película el mismo amor por la capital italiana que sienten aquellos nacidos y criados en sus calles.
Sorrentino, al que todavía le dura la resaca de los Óscar, ha recibido este reconocimiento (similar a ser nombrado hijo predilecto en nuestro país) por parte del alcalde de Roma, Ignazio Marino. No obstante, igual de orgulloso puede sentirse el director y todo el equipo de la película por la oleada de críticas positivas recibidas por la obra, que además ha logrado la estatuilla dorada a mejor película extranjera para Italia 15 años después de que Roberto Begnini se hiciera con la suya gracias a La Vida es Bella.
En realidad, Roma tiene mucho que agradecer a Sorrentino. No solo por devolver a la ciudad la majestuosidad que ya le dieron en su día directores como Roberto Rossellini con su Roma, ciudad abierta (1945) o Federico Fellini con La dolce vita (1960), sino también por haber generado un renovado interés acerca de la siempre turística capital italiana.
Y es que las agencias ya se frotan las manos con la cantidad de turistas que acuden a la ciudad interesados en conocer los escenarios que pisa Jep Gambardella, protagonista de la película. Y por ello, se han creado diferentes itinerarios por la ciudad inspirados en las escenas de La gran belleza.