Es por eso que se cuenta que no es casualidad que Trueba pusiera a Billy Wilder en los altares cuando recogió el Oscar por Belle Epoque. Parece que su trabajo intensivo de peloteo a Wilder hizo que el mítico director convenciera a sus amigos académicos vejetes (los que van a esas sesiones mayoritariamente) a que votasen Belle Epoque por encima de La linterna roja, favorita ese año y claramente superior a la película española (las malas lenguas dicen que Almodóvar votó la película china).