Es una experiencia inmersiva y Nolan despliega toda su pericia, pero no es redonda. En su recta final busca el aplauso del público y se alarga demasiado en su arte de birlibirloque. Como siempre cumple con creces en el apartado técnico (el uso del sonido es apabullante). Los actores estupendos, en especial Murphy, Downey Jr. y un repulsivo (y fugaz) Gary Oldman.