Once (Una vez) (Once, 2006, John Carney)
La descubrí ayer. No quiero pensar por qué. Aún ayer. Y me ha sorprendido de manera impactante descubrir que, años después, no tenía hilo propio. Astonished. Me gusta esa palabra. En su sonoridad sólo la equipararía a "quedarse de piedra".
"Once" es una gran película. Pequeña, porque debía ser así; minimalista, porque su autenticidad radica en la ausencia de edulcoramiento, de intención de complacer; musical, porque lo que se canta allí es lo que vertebra la vida y el momento-en-el-mundo de cada uno de sus dos protagonistas; auténtica, hasta llegar a hacer que más de uno/a la haya confundido con un (semi)documental.
Y, a pesar de esa austeridad, y de unas premisas argumentales casi tópicas, "Once" resulta sorprendente -y totalmente distinguible- por su calidad como objeto cinematográfico, por lo redonda que es como film, por lo poco convencional que intenta ser, y por esa consideración de pequeño placer efímero, al igual que la juventud, o cualquier viaje, con sus 84 minutos escasos, que se van como cualquier etapa -noche o edad- por íntima que sea. Dispuesta a difuminarse en cualquier momento.
Después de verla pasé un largo rato leyendo artículos en torno a la película. Y discrepo de cierta corriente que, Oscar incluido, la encumbró desde su vertiente musical. Las canciones son buenas, y verdaderamente apropiadas, pero a la vez intrascendentes. Lo que le da empaque a "Once", consolida su narrativa, y el propio film, es su anclaje a la realidad, esa ausencia de edulcoramiento, de consideración inconsciente de un canon mainstream, hasta recordar por momentos a un par de ejemplos olvidados de aquel experimento que fue el cine Dogma, no bajo el propósito de buscar una radicalidad específica, sino bajo la premisa irrenunciable de una autenticidad que equilibra todo el film.
Era fácil que se enfatizase su éxito por componer -o suponer- una historia que mucha gente desaría vivir, o quiere pensar que desearía vivir en esa-otra-vida; pero asumida como film, ese hype emocional es consecuencia y no causa. Y la causa es una narración sobria y decidida que, hilando momentos y diálogos improvisados, circunstanciales y brillantes, lleva a la película -paradójicamente- a lo que son las cosas, en contra de lo que ese hype habitualmente presupone que deberían ser.
Supongo que no es necesario decir que me encantó. Es una gran película.
Re: Once (Una vez) (Once, 2006, John Carney)
Una de las películas más bonitas que he visto jamás. Totalmente sincera, honesta y real.
Re: Once (Una vez) (Once, 2006, John Carney)
Pude revisionarla hace muy poco que la adquirí en BluRay, y me sigue pareciendo un pequeño milagro de película. De una autenticidad totalmente arrebatadora. Curiosamente, las dos siguientes películas de su director carecen de este componente y, aun siendo films disfrutables, no alcanzan en absoluto el impacto íntimo de Once.
Hay un documental que sigue la trayectoria de los protagonistas del film tras el éxito de la misma. También bastante recomendable como complemento. Se titula "The Swell Season".
Re: Once (Una vez) (Once, 2006, John Carney)
Agradezco el comentario con la recuperación de esta magnífica película, además de que comparto la admiración de Casiusco por el fime. En lo que no estoy de acuerdo es en que las canciones sean intrascendentes. Precisamente son las canciones las que canalizan, en el momento en el que se interpretan, el progreso de los personajes y su relación entre ellos. Narrativamente tienen una función imprescindible, y además están elegidas de manera admirable por su tono y emoción. La historia, por bien contada que esté, no puede prescindir de ellas.
Por otro lado, creo que tanto Begin again como Sing street son muestras de la relevancia que tiene para Carney la música en el devenir de los personajes. Para ellos la música es vital y se expresan a través de ella, ya sea como interpretes o como aficionados. Igualmente excelentes películas, en mi opinión.