Iniciado por
Fredy Urbano
Se nos olvida muy rápidamente que una tele de 100 pulgadas es un producto grande y muy muy pesado (no cabe en todos los sitios a la hora de meterla en casa o piso ) por muy delgadas que ahora sean. Los entre 50 y 60 kilos sin embalaje y los entre 100 y 120 kilos con embalaje no es moco de pavo “poca broma”. Después tienes un panel que por mucha tecnología antirreflectante que tenga, se sigue reflejando el entorno. Y ya no te digo nada si estamos hablando de 100 pulgadas en adelante.
Después tenemos el movimiento, para mi es parte importante a la hora de representar películas, pues en una TV no son tan naturales. Y por último, y lo más importante para casi el resto de los mortales. Un buen panel de 100 o más pulgadas, se te va entre los 80 y 100.000€, casi nada. Otra cosa es comprar una TV que esté entre las 75 y 85 pulgadas. Ahí entre los 5000/10.000€ la vas a encontrar si duda. Que tampoco son baratas que digamos.
Seamos sinceros y utilicemos el sentido común. Un proyector lo puedes adquirir por un precio más que razonable si te vas a ciertas tecnologías, una de ellas es la DLP. En ella te vas a encontrar con muchísimos fabricantes como pueden ser JVC, OPTOMA, BENQ y compañía. Donde vas a encontrar unas máquinas más que decentes, para proyectar imágenes en condiciones. Después ya tenemos las tres marcas que utilizan distinta electrónica y tecnología a la hora de proyectar. Me estoy refiriendo a JVC, SONY y EPSON.
Con estas marcas vas a encontrar modelos de gama baja, media y alta. Y ahí ya va a depender de la calidad que quieras tener en casa. Y esto pasa con todo, también en el ámbito de los paneles de TV hay gamas y gamas. No todo es oro lo que reluce. Si quieres uno de los mejores paneles vas a tener que soltar la mosca. Esto es así. Yo lo tengo muy claro, prefiero proyector si o si, y más cuando estamos hablando de 100 pulgadas en adelante. La flexibilidad, la sensación cinematográfica, colores más naturales y el movimiento fluido que proporciona un proyector no lo tiene una TV.
El poder cambiar de pulgadas a medida que amplias la sala, y poder pasar de las 100 a las 120, 140 o incluso 150 pulgadas no te la ofrece una TV. El poder ver contenido sin ningún tipo de reflejo no tiene precio. Y el poder moverlo de lugar es una maravilla, ya que el peso medio de un buen proyector de gama media alta está entre unos 12 kilos y los 20/25 kilos de los top. Si a todo esto tenemos que la mayoría cuentan con desplazamiento de objetivo, pues entonces tengo entre manos mi visualizador perfecto.
Que si, que los negros de un televisor no los tiene un proyector. Cierto. Y que el HDR con Dolby Vision es inalcanzable “de momento” en la proyección doméstica, también. Pero quitando estas dos mejoras para mi no son suficiente reclamo, el resto de opciones en un proyector de gama media es superior. Es mi punto de vista tal como lo veo yo. Me imagino que cada cual tendrá otras impresiones totalmente distintas a las mías. Todas igual de respetables. La cuestión es disfrutar a tope de lo que tenemos en casa, que no es poco. Y si en un futuro se puede mejoras, pues se mejora.
Saludos