EA da la espalda a Wii U
Corren malos presagios para la nueva consola de Nintendo. Pese a que Wii U es una máquina innovadora para quienes buscan la evolución de Wii, estos días asistimos atónitos a un alarmante sangrado en el número de juegos que no serán desarrollados para la consola (y que sí saldrán en PS3 y X360).
Y es que Nintendo Wii U, aunque dispone de un catálogo inicial atractivo, y aunque todavía cuenta con el apoyo de grandes editoras como Ubisoft (Assassin's Creed, Rayman, Watch Dogs), empieza a perder a marchas aceleradas el apoyo de otras "third party" muy potentes como Activision o -recientemente- Electronic Arts.
El nuevo Call of Duty Ghosts es una de las grandes bajas. El próximo exitazo de Activision utilizará un nuevo motor gráfico, por lo que quizás la decisión de no editarlo en Wii U provenga de la complejidad de adaptar el nuevo engine a las limitaciones de Wii U, o de unos resultados pobres en las ventas del anterior Call of Duty Black Ops 2 (que sí fue editado en Wii U), o (probablemente) de ambas cosas.
Por su parte, Electronic Arts ya ha anunciado que apostará todo a la carta de Frostbite 3, su nuevo motor gráfico, lo que implicará que todos los juegos que utilicen este motor no podrán ser trasladados a Wii U. ¿Motivos? Según las malas lenguas, podría derivarse de un gran desacuerdo comercial entre Nintendo y EA, con EA pidiendo ciertas garantías que Nintendo parece no querer (o necesitar) cubrir. Pero la versión oficial (nada descabellada) es que Frostbite 3, -según palabras de los propios desarrolladores- no puede ejecutarse bajo unos estándares mínimos de rendimiento que garanticen al menos la misma experiencia que ofrecen XBOX 360 y PS3.
Eso deja fuera del catálogo de Wii U bombazos como:
1. Battlefield 4
2. Dragon Age 3
3. Mass Effect 4
4. Need For Speed 2013
5. El próximo juego de Visceral Games
6. Army of Two: The Devil's Cartel
7. Plants Vs. Zombies TF2
8. Nueva franquicia de BioWare
y hasta otros 7 juegos más que serán revelados en los próximos meses, entre los que se incluirán al menos 3 títulos de la saga Star Wars.
El problema, si lo analizamos con cierto prisma de objetividad, parte de una lógica aplastante: XBOX 360 y Playstation 3 tienen un parque de más de 100 millones de consolas instaladas a lo largo de 6 años, mientras que Wii U ha llegado con muy poca fuerza y apenas ha vendido 5 millones de consolas todavía. Desde el punto de vista de un desarrollador la ecuación es tan sencilla como 2+2=4. Obtener un retorno de inversión con un juego third party de Wii U es casi ciencia ficción, al menos hoy por hoy.
Por si fuera poco, muchas de las consolas vendidas están en manos del público clásico de Nintendo, es decir, interesados únicamente en juegos de Nintendo. Esto a su vez genera un círculo vicioso: Si la base de potenciales clientes es muy pequeña, la adaptación a Wii U no compensa. Y a su vez, si la consola no tiene suficientes títulos multijugador, deja de ser atractiva para aquellos usuarios que desean algo más que juegos "first-party" de Nintendo.
Para rematar la faena, las pobrísimas ventas mensuales de Wii U (PS3 y X360 siguen vendiendo lo mismo pese a tener 6 años a sus espaldas) han propiciado que diversas tiendas europeas tomen la justicia por su mano y hagan lo que Nintendo evita a hacer a toda costa: bajar el precio de la consola, reduciendo sus márgenes o vendiéndola en pérdidas. Esto, que en teoría debería haber impulsado ferozmente las ventas, ha causado más desconfianza que ánimo en posibles compradores.
Todo esto conforma un mosaico agridulce. La nueva consola de Nintendo es una buena consola, tiene puntos muy atractivos, un mando estupendo y propuestas realmente frescas, pero corre el riesgo (o la fortuna) de acabar convirtiéndose en lo que era Wii, una plataforma estupenda para disfrutar las franquicias exclusivas de Nintendo, pero una compra impensable para el resto de jugadores.
Recientemente también se ha sabido que ni Wolfenstein: The New Order, ni el motor estrella de CryTek (CryEngine 3), ni el de Epic Games (Unreal Engine 4) serán adaptados a Wii U, lo que deja fuera de los dominios de Nintendo la mayoría de grandes multiplataforma de 2014.
Una verdadera lástima, porque hacía falta un tercer púgil para bajarle los humos al oligopolio formado por Microsoft y Sony. Como siempre, la gran N sigue haciendo la guerra por su cuenta. Si están equivocados o su estrategia es acertada solo lo dirá el tiempo.