EL ÚLTIMO GRAN ROMÁNTICO DEL CINE CLÁSICO NORTEAMERICANO
O
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE NICHOLAS RAY / PARTE XVI:
WIND ACROSS THE EVERGLADES (1958)
Estudio: Schulberg Productions, Inc. / Warner Bros. Pictures, Inc.
Productor: Stuart Schulberg.
Guión: Budd Schulberg.
Dirección artística: Richard Sylbert.
Fotografía: Joseph Brun (en
Technicolor y formato panorámico (1.85:1))
Música: -
Reparto: Burl Ives (Cottonmouth), Christopher Plummer (Walt Murdock).
Duración: 93 minutos.
Inicio de rodaje: 12 de noviembre de 1957.
Estreno: 20 de agosto de 1958 (Florida).
Considerada por algunos críticos (por ejemplo Javier Coma en su (excelente) libro “Diccionario del cine de aventuras” (1994)) como una de las mejores películas de la carrera de su director, WIND ACROSS THE EVERGLADES, inédita como tantas obras de su autor en salas comerciales en nuestro país, es uno de los primeros ejemplos de un cine con una marcada conciencia ecológica, como pudo serlo antes THE LAST HUNT (1956) de Richard Brooks, un alegato contra la caza indiscriminada de bisontes y el consiguiente exterminio de las tribus indígenas que dependían de él.
Una historia ubicada en el sur del estado de Florida, a principios del siglo XX, cuando existía una lucha encarnizada entre los defensores de la naturaleza y los cazadores furtivos que surtían de plumas a las damas de la época para adornar sus sombreros y sus vestidos.
La película personaliza la rivalidad entre ambos entre los dos antagónicos protagonistas.
Walt Murdock (un debutante Christopher Plummer) viaja en un tren atestado de mujeres con sus tocados ricamente surtidos de plumas con destino a Miami, el lugar donde acaba la vía del tren y a partir de dónde los cazadores campan a sus anchas en un territorio prácticamente inexplorado y al margen de la ley.
Tan pronto como llega a la ciudad se granjea la enemistad del cacique de turno al quitarle una pluma de garza al sombrero de la mujer del mismo.
Murdock, que venía con la intención de dar clases en la escuela, perderá el trabajo por tamaño atrevimiento.
Pero su gesto ha sido visto por uno de los miembros de la entonces recién creada National Audubon Society (1905) para la protección de las aves exóticas de los pantanos de Florida y le ofrece a cambio formar parte de dicha sociedad y ejercer de una especie de guardabosques.
Antes de que acepte se le comunica que sus dos predecesores murieron a manos de los furtivos, capitaneados por un tal Cottonmouth (el colosal Burl Ives (que ese mismo año nos ofrecería otra portentosa actuación en la mítica THE BIG COUNTRY (1958, HORIZONTES DE GRANDEZA) de William Wyler)).
Pese a todo, Walt acepta agradecido y decide hacer una incursión en los pantanos en solitario.
Allí se encontrará con Cottonmouth y su banda de rufianes, una especie de reino perdido en las manglares donde impera la ley del más fuerte.
Advertido de lo que le puede pasar si sigue interfiriendo en sus negocios se le deja marchar.
A la vuelta de su viaje Walt describe los hermosos y primigenios parajes como cuando la Tierra estaba al principio de los tiempos y la vida empezaba a bullir en las aguas y a comenzar a asomar a la tierra. Un paisaje que es preciso proteger pese a los proyectos de uno de sus amigos que le gustaría ver toda la zona bien comunicada y urbanizada.
Pese a los reiterados intentos por acabar con Walt éste no es presa fácil.
En su segunda visita a los dominios de Cottonmouth…
[Aquí podríamos establecer un paralelismo entre la búsqueda de Cottonmouth por parte de Murdock con la idéntica que lleva a cabo el capitán Marlow en la novela de Joseph Conrad “El corazón de las tinieblas” (y vertida de forma magistral al cine por Francis Ford Coppola en APOCALYPSE NOW (1979, ídem))]
… pretenderá llevarle ante la justicia aunque para ello tenga que arriesgar su propia vida.
En su segundo (y definitivo) encuentro y, sin lugar a dudas, la mejor escena de toda la película, Murdock y Cottonmouth, celebran un encuentro antológico, una especie de duelo a ver quién ingiere más licor y que servirá de nudo gordiano de la trama pues en ella es dónde por fin los dos antagonistas se conocen mútuamente y llegan a apreciarse. Una escena magníficamente interpretada por Plummer y por Ives que demuestra el gran talento de ambos así como la cuidada graduación que usa Ray para pasar del odio entre ellos al entendimiento, aunque no compartan ni de lejos las mismas ideas.
Finalmente Cottonmouth accederá a acompañar a Murdock a Miami, eso sí, si antes no acaba con él.
Y será en esos pantanos infectados de seres ponzoñosos donde Cottonmouth perderá la vida (pese a vivir con serpientes no era inmune a su veneno) salvando la de su compañero de fatigas al que ha llegado a apreciar como alguien con principios, diferentes de los suyos, pero igual de respetables.
Un sacrificio que salvará una vida, la de su recién estrenado amigo y que permitirá a Murdock centrarse en la defensa de la naturaleza, de sus seres y de sus entornos, el gérmen de un ecologismo que más que nunca está en boga hoy en día.
Para finalizar comentar que, al parecer, Nicholas Ray no llegó a completar la película debido a sus problemas de salud y su alcoholismo lo que obligó al guionista y productor Budd Schulberg a tomar las riendas y negar al director el derecho al montaje final.
Un Schulberg, por cierto, que durante la Caza de Brujas acabaría delantando a compañeros de profesión durante su comparecencia en 1951 (suyo es el guión (lo cortes no quita lo valiente) de ON THE WATERFRONT (1954, LA LEY DEL SILENCIO), grandísima película y todo un alegato a favor de la delación).
Pese a ello y a las notables visicitudes de un rodaje plagado de contratiempos ambientales y de salud de los protagonistas, WIND ACROSS THE EVERGLADES es una película que debería tener una mayor consideración entre los admiradores del director (entre los que, no hace falta decirlo, me encuentro).
Sólo por esa mirada crítica hacia la actitud exterminadora del hombre blanco (hay ecos también de las guerras con los semínolas, los pobladores originales de la zona) y por ese canto a la naturaleza en estado salvaje merece todo mi reconocimiento.
Y una película cuya temática enlazaría con la, para él, su mejor película, THE SAVAGE INNOCENTS (1960, LOS DIENTES DEL DIABLO), otro canto a la naturaleza y los espacios abiertos y que pronto veremos en este modesto rincón.
Dulces sueños.