¿Por qué nadie parece hacerse eco de esta película que ha llegado a nuestras pantallas casi de puntillas?
Es una lograda mezcolanza de géneros o registros (comedia, drama, romance, musical) con sabor añejo, cargada de emoción y buen hacer, que suscita tanto risas como lágrimas sin caer en el exceso, con un texto y unas interpretaciones absolutamente inmejorables, un ritmo perfecto que contribuye a que el interés no decaiga, una entrañable vuelta a ese cine de antaño, de evasión pero con sustancia. Una absoluta delicia sorprendentemente ignorada en la ceremonia de los Oscar donde prevalecía un cine aparentemente arriesgado y comprometido pero a mi juicio vacío de emociones, como la cinta de Clooney o la de Miller en torno a Truman Capote, o la triunfadora de Paul Haggis, o incluso la contenidísima “Brokeback Mountain”.