Los pobrejitos caníbales vivían tan tranquilitos en la selva, a su rollo nativo, ajenos a los ajetreos de la civilización y al estrés, hasta que un buen día de buenas a primeras los mamones de los Italianos pusieron de moda el cine caníbal, a partir de tan funesto momento, la selva se lleno de forasteros perpetrados con cámaras de videos dispuestos a jugarse el pellejo por un video de primera.
Y mira que los caníbales gastan mala leche para rato, son dañinos y porculeros a mas no poder, lo mismo te lanzan un flecha envenenada, que se hacen un llavero con tu cabeza, o que te atrincan un mordisco que te arranca la taja de carne de cuajo, y es que los antropófagos tienen unos caninos bien afilados, similares a los colmillos de los Roguailers, y si bien carecen del poder contaminante de la dentellada Zombi, si que te pueden contagiar con cualquier infección o incluso el tétanos, pues los caníbales desconocen la pasta dentífrica y el oraldine, además de meterse en la boca todas las porquerías que encuentran por la selva.
El cine de ambientación caníbal se caracteriza por las guarrerías, cuanto más guarro, puerco y escatológico mejor, su objetivo final es provocar las arcadas del espectador. Su hedionda factura es el resultado de la evolución del turístico cine Mondo y del enorme éxito obtenido en Italia por el Zombie de Romero, por otro lado su guión es bastante humilde, sin muchas florituras: se cogen a unos forasteros se les interna en la jungla, se añaden algunas secuencias de animales de metraje obtenido de documentales, se completa con una tribu de caníbales muertos de hambres y se sazona con algunas decapitaciones, desmembramientos, empalamientos, castraciones, despelote, tortura animal, costumbres tribales y barbacoas de costillares humanos, como ven algo de presupuesto bastante austero, asequible al bolsillo de los productores de cine de bajo presupuesto con ganas de provocar.
Los caníbales, como su cine, por costumbre son casposos, debido principalmente a la falta de higiene que caracteriza la vida en la selva, a parte, son muy dados a embadurnarse el cuero cabelludo de barros y otras porquerías, lo que empeora el asunto capilar, por este motivo se puede decir que en general el cine de antropófagos suele ser bastante casposillo y bizarro, llevándose la palma por su cutrez y desparpajo la producción Hispanofranchute: Terror Caníbal en cuyos títulos de crédito aparece como director el Sr. Allan W. Steeve. Su nefasta leyenda es tan tremenda que hasta el mismísimo Jess Franco renegó de su autoría, todo un honor para tan modesta producción.
Pero remontémonos en el tiempo, concretamente hasta 1980, el director de cine español Julio Pérez Tabernero junto a los Franchutes Alain Deruelle y Oliver Mathot deciden apuntarse al carro de las Canibal movies, subgénero de terror en la selva de clamoroso éxito mundial debido al estreno de Holocausto Caníbal de Ruggero Deodato.
A Julio sus familiares y amigos más cercanos se lo advirtieron:
- Julio, no te conviene juntarte con los franceses, acuérdate de Trafalgar, le decían
Y cuanta razón tenían, pues la aventura terminó como el rosario de la aurora. Como dije anteriormente el cine de caníbales no requiere de un presupuesto holgado pero acarrea una serie de inconvenientes insalvables, el principal escollo es que hay que trasladarse al centro de la jungla para su rodaje, otro dato no menos importante es buscar caníbales, lo cual fuera de su hábitat natural es tarea bien difícil, pero estas carencias no supusieron un problema grave para los Directores de este atropello, si Mahoma no puede ir a la jungla, que la jungla venga a Mahoma pensaron ingenuos. Encontraron una bonitas localizaciones exteriores en un parque temático de la Comunidad Valenciana, donde dominaban las palmeras y la vegetación de claras tendencias mediterráneas, en cuanto a los caníbales los responsables del casting se decidieron por realizar una selección entre los bares de las barriadas marginales de la zona, total con un poco de pintura, unos taparrabos y unas lanzas bien podían pasar por una feroz tribu del Amazonas, el resultado no fue el esperado, y la tribu caníbal que protagoniza esta odisea es conocida en el mundillo como los Caníbales agitanaos.
- Pero bueno, tampoco es para ponerse muy susceptible, esos errores son perdonables, total quien se fija en esos detalles tan tontos, le decían los franchutes al pobre Julio, además contamos con un guión de peso, escrito por el mismísimo Jess Franco y si bien no tenemos una selva en condiciones y uno caníbales decentes, no nos falta voluntad y empeño.
Pero los problemas se acumulaban, los supuestos caníbales se quejaban de que al ir descalzos por el campo se pinchaban los pies, esto no esta pagao, decían. Por este motivo se hicieron algunas concesiones respecto al uso de calzado y se permitió que usaran los caminos de tierra habilitado, los mendas tampoco era muy duchos en lo de usar lanzas y arcos, pero bueno tampoco era algo primordial, la intención es lo que cuenta, para mas INRI también se negaron a afeitarse los bigotes y a cortarse el pelo a la taza como los nativos de la selva y mantuvieron sus peinados de corte flamenco y sus patillas bandoleras.
- Total quien se va a fijar en esos detalles, decían los caníbales agitanaos.
A Julio tampoco le cuadraba que si la película supuestamente se desarrollaba en un país de Centroamérica los coches tuvieran matrícula de Alicante o que el atraque del puerto deportivo que abre la película figurara la bandera roja y gualda en los barcos atracados.
- No nos seas tiquismiqui Julio por Dios, quien se va a fijar en las matriculas de los coches, le reprochaban los franchutes.
Luego estaba lo de los efectos especiales, que eran pocos pero importantes para el desarrollo de la trama, por ejemplo algo tan simple como el paso a nivel que separa la civilización de la peligrosa jungla resulto un mamarracho, o la escena de la violación en la cual la chica ultrajada tuvo que sostener ella misma la cuerda que la ataba, por que nadie de los presentes sabia hacer un nudo en condiciones, o el truco de la flechas debajo del sobaco para simular las muertes, un desastre tras otros, una vergüenza, y eso sin mencionar las situaciones absurdas que poblaban el guión, la banda sonora inspirada en la Bamba, o contar con un solo loro como representación de los animales de la jungla.
- No te quemes Julio, decían los franchutes, relájate, que el clímax final de la película dejara al público boquiabierto, lo que todo el mundo espera de una película de caníbales es la escena de la barbacoa humana, la casquería, el gore, y ese asunto lo tenemos solventado.
Y buena razón que tenían, el responsable de los FX tenía el planteamiento de la escena perfectamente estudiado, aseguraba que seria lo nunca visto en cine caníbal. Cuando Julio Pérez Tabernero lo vio aparecer con un cochino al que puso la camisa de la protagonista para posteriormente ser destripado y devorado por los Canibales agitanaos, le entraron las siete cosas, se santiguo en varias ocasiones, y se acordó de aquello de Trafalgar.