M:i:III
J.J. Abrams / USA / 2006
Tom Cruise, Philip Seymour Hoffman, Ving Rhames
Michael Giacchino
TEXTO: Vicente Díaz
Ethan Hunt (Tom Cruise) ha dejado de intervenir en misiones para dedicarse al entrenamiento de agentes secretos. Ahora vive una vida tranquila al lado de Julia (Michelle Monaghan), una enfermera que desconoce el verdadero empleo de Ethan. Cuando su mejor alumna es secuestrada en Berlín por los hombres del peligroso traficante Owen Davian (Philip Seymour Hoffman), Ethan vuelve a entrar en acción.
Como se puede ver, tenemos un argumento que es básicamente el de la primera entrega de la serie al que suman el guión de Mentiras arriesgadas (o de La Totale!, para los más puristas). Incluso se incluye una escena de bombardeo en una autopista marítima en la que resuenan algo más que ecos de la comedia de James Cameron.
Misión Imposible III es una de esas películas a las que la gente le gusta ir a ver para luego criticarla por los motivos equivocados. No se trata tanto de protestar por los numeritos dramáticos de Tom Cruise, el Calculón de carne y hueso, o por lo precocinado de su esqueleto argumental. A las hordas palomiteras les gusta señalar lo obvio: la extravagancia de las aventuras y lo imposible de las hazañas que el héroe realiza. Y es precisamente este alejamiento de la realidad donde reside la gracia de esta saga tan entretenida como olvidable, de usar y tirar, vamos.
Cada entrega, incluyendo esta, ha destacado por poseer un 50% del estilo visual del director y otro 50% de exhibición del ego de Tom Cruise.
El célebre intérprete, azote de Xenu y generador de los rumores más entretenidos, se aleja del característico tono mesiánico-gay de los films de John Woo en el que desarrollaba la anterior y genialmente grotesca entrega para encarnar aquí a un Ethan Hunt "más humano", enamoradísimo, hetero y casero. Un tipo corriente, como los que salen en los anuncios de créditos bancarios, pero capaz de balancearse entre rascacielos, enfrentarse a aviones-robot o lidiar con el problema de tener una cápsula explosiva insertada en el cerebro (uno de los pocos mensajes subliminales "cienciológicos" que salpican el argumento).
Esta tercera entrega la dirige el creador de Perdidos y de Alias, de hecho el film tiene la misma estética y espíritu que la serie protagonizada por Jennifer Garner. Bien podría tratarse de un episodio largo de las aventuras de Sydney Bristow, sobre todo viendo secuencias tan divertidas como la del secuestro que los héroes perpetran en el Vaticano (lo mejor de la película), donde Cruise y sus compañeros (el rudo Marsellus, veterano de la saga, y dos bellezones de infarto como son Jonathan Rhys Meyers y Maggie Q) hacen uso de gadgets imposibles, engaños y disfraces al más puro estilo Alias (en algún momento del film incluso se llegan a oír esos "escalofríos" de cuerda tan propios de las bandas sonoras de los productos televisivos de Abrams).
Cabe quejarse, en todo caso, de la fealdad de las escenas de acción, rodadas con ese meneado "estilo documental" que ha echado a perder el género en los últimos tiempos. No sabemos si Ethan trata de imitar al espía Bourne, al que este Parkinson visual no sentaba tan mal, pero la locura conceptual de las peripecias de Ethan Hunt no casa nada bien con la puesta en escena pseudo-realista, sobre todo si tenemos en cuenta que, idioteces egocéntricas aparte, las anteriores entregas destacaban por el virtuosismo de sus persecuciones y tiroteos.
Aún así, M:i:III es un film irremediablemente entretenido, en el cual el ridículo y cierta sorna (ese homenaje de los guionistas al McGuffin, al que rebautizan como La Pata de Conejo) se unen para que las dos horas que dura la aventurilla se pasen volando. Y sí, tanto Laurence Fishburne como Philip Seymour Hoffman están gordos. Quizá porque se comen a Tom Cruise.