Siento mucho tu pérdida compañero elkeko, hace años también lo pasé muy mal con mi gato y, desde entonces, no he querido ni quiero volver a tener un gato.
Yo tenía un gato completamente negro llamado Logan (por el de los X-Men) y estuvo en casa en unos momentos muy duros para nosotros por otras cuestiones familiares. Logan nos ganó a todos desde el principio, tenía hábitos de un perro (nos lamía cada vez que nos veía), era super inteligente, dormía con nosotros... un sin fin de cosas maravillosas que podría contar de él. Sin embargo, cuando tenía 4 años de vida comenzó a ponerse muy malo (sangraba por los orificios). Tras llevarlo a varios veterinarios concluyeron que tenía una enfermedad genética que hasta ese momento nunca se había manifestado. Con los meses los ataques cada vez eran más recurrentes y el gato sufría muchísimo. Nosotros queríamos hacer todo lo posible, a través de los veterinarios y el dinero, para mitigar esa enfermedad crónica pero llegó un momento en que era imposible... fueron los veterinarios los que nos sugirieron la famosa inyección... nosotros no nos lo creíamos pero hubo de dar ese duro paso para que nuestro Logan dejara de sufrir. Jamás olvidaré esa última noche y la mañana de la inyección. Una vez muerto lo tuve en mis manos durante varias horas, mi hermano y mi hermana también. Fuimos al campo y, entre lágrimas, cavamos una fosa. Lo enterramos con sus juguetes y su mantita...
Al poco tiempo, estoy hablando de hace 11 o 12 años, me fui a Sudamérica a vivir por motivos de trabajo, me fui por tiempo indefinido (aunque al final volví poco más de un año después). En mi maleta, además de ropa, sólo llevaba un libro de Alejandro Jodorwsky y una foto. No me llevé una foto de mi familia, me llevé la foto de mi gato Logan.
Ahora tengo un perro de 7 años y medio llamado Angus (por el de los AC/DC) y un gorriona mutilada a la que cariñosamente llamamos Poti (por lo vomitona -como en Get a Life- que era de chiquita). Saludos.