Lo de Von Trier es un arma de doble filo para los actores, pero especialmente las actrices. Todo el mundo habla pestes de él y seguramente con razón porque Von Trier siempre ha sido un capullo, pero luego es capaz de llevar al límite las posibilidades de cualquier intérprete hasta exprimirle todo su jugo. Gente como Emily Watson, Kidman, Gainsbourg, ahora Dunst según parece e incluso Bjork en su primer y último papel en el cine llevándose el premio a mejor actriz en Cannes pueden dar fe del talento del danés como director de actores.
Trabajar con Von Trier y soportarle es un peaje que debe pagar cualquier actriz que quiera aspirar a darlo todo como intérprete. Hay otros grandes directores pero este es uno de los mejores en ese aspecto sin lugar a dudas.
Tengo curiosidad por saber qué habría pasado si finalmente Penélope, que como sabemos era la escogida por él y en quien se inspiró para escribir el guion, hubiera salido en la película.
Hoy cineastas bosnios se quejaban de que Cannes no haga lo mismo que ha hecho con Von Trier en el caso de Kusturica, un admirador de Milosevic y Karadzic que ha ejercido como presidente del jurado en Una cierta mirada. El problema es que los bosnios no controlan las grandes corporaciones relacionadas con la industria del cine.