Dominil ha tardado en retornar al cine tras aquel biopic de Jesse James, que tenía hechuras de cinco estrellas y se quedó desgraciadamente a medio camino por su falta de pericia en el pulso narrativo, que además hizo que se le fuera de las manos el reloj. Pero hay algo en Dominik que me gusta mucho y que me da en la coronilla que tiene muchas dotes para el oficio. No sé, es algo en su lenguaje, el cálculo de los poderosos primeros planos, un estilo que sale de la pantalla y hace las escenas muy palpables. En esta nueva entrega sigue sin cogerle el pulso a la narración y el intento de exprimir violentamente a los personajes es desigual, consiguiéndolo solo en Pitt y en Gandolfini. Aún así tiene secuencias memorables, una atmósfera apeadumbrada hostil y melancólica que en ocasiones recuerda a Seven, y un final duro y efectista. Se ha hablado bastante en el interné sobre las asociaciones con Tarantino por el tema de los diálogos. Me parece que no es la intención, aparte que no estarían a la altura de lo mejor de aquél, para nada se insertan en el estilo brusco pero desenfadado donde tan bién cuadran. La peli de Dominik carece totalmente de esa confección, tampoco veo excesivamente a los Coen, pero sí que creo que Dominik tenía la mira en Scorsese. Sobre el otro tema a destacar, el metafórico, tampoco interpreto así su apreciación. Para mi existe una metáfora, ya que eso significaría que hay un subtexto a la narración - la referencia-, pero realmente lo que hay son dos textos explicitos que corren paralelos y acaban juntándose al final en una misma conclusión. No sé si es afortunado el recurso, pero me ha resultado en cierta forma curioso y agradable porque los ha sabido cerrar bien como, en líneas generales, el resto de la peli.