Necrofilia
LAS VÍCTIMAS, su recuerdo y su renta política dividen a los dos grandes partidos
FERNANDO ÓNEGA - 09/06/2005
Cuentan que González-Ruano pedía escribir las necrológicas: "Los muertos se me dan como nadie". La frase podría ser aplicada a parte de la clase política española de este tiempo. Entre Puigcercós ("la política es para los vivos, no para los muertos"), la pelea por las víctimas, las hipótesis de por qué ETA no mata y otros discursos, estamos en pleno debate funerario. Al escuchar algunas posiciones públicas, parece que hay una lucha para ver quién aporta más difuntos. La legitimidad de un partido se está llegando a medir en el número de militantes asesinados. Incluso se ha discutido esta semana en qué grado de parentesco con el finado se puede aplicar el concepto de víctima. Para Pilar Manjón, por ejemplo, ser hermano no otorga esa categoría.
¿Seguiremos mucho tiempo así? Lo pregunto porque llevamos catorce meses de legislatura y los hemos pasado dándoles vueltas a los muertos. Al principio, por la horrenda matanza del 11-M. Después, por la batalla que trató y trata de dibujar a Zapatero como presidente por accidente,por aquel enorme sacrificio humano. Ahora, porque vienen las conclusiones de la investigación parlamentaria. Pero, mucho antes, habían tomado el revelo las víctimas de ETA. Se espera la reunión de su presidente, señor Alcaraz, con Zapatero como una cumbre excepcional. Ayer mismo, el jefe del Gobierno tuvo que decir la gran frase en el Senado: el final de ETA será "el mejor homenaje a las víctimas".
Todo es normal.Un país tan sacudido por el terrorismo tiene esa sensibilidad a flor de piel. Pero hay que añadir inmediatamente que estamos al borde de tres grandes peligros. El primero, que los partidos empiecen a arrojarse los muertos a la cara, de acuerdo con la mejor tradición española. ¿Que eso es imposible? Mirad el panorama: el PP no hace otra cosa. Enfrenta la memoria de las víctimas a las iniciativas de pacificación del Gobierno. A los independentistas catalanes les empiezan a reprochar que lleven coronas a sus héroes históricos "si la política es para los vivos". Añadid a esto la tentación de sacar a relucir los cadáveres de la Guerra Civil y los crímenes de la dictadura. Ya estamos en la explotación de los muertos.
El segundo peligro es que la fuerte carga emocional de estos argumentos contamine al resto de la vida pública. Si hay confrontación en un tema tan sensible, ¿cómo podrá haber consenso en los temas ordinarios? Pues así está el ambiente: las víctimas, su recuerdo y su renta política dividen a los dos grandes partidos. El muy respetable "no en mi nombre" lo salpica todo. No es casual que la inmensa mayoría de las preguntas de la oposición al presidente en las últimas sesiones de control del Congreso y del Senado tengan como argumento el diálogo con ETA.Yahora, tras el éxito de la manifestación, tendrán como argumento las víctimas.
Y, por último, la usurpación institucional. Se está creando un clima de opinión que enfrenta la calle y el Parlamento. ¿Qué es eso de que el Gobierno tiene que rectificar su política porque así lo exige una manifestación? Pues se está pidiendo. Y se está pidiendo desde un partido llamado a gobernar. Si la manifestación se hubiera hecho, por ejemplo, contra la política de pensiones, nadie pediría algo similar. Pero como se hace en nombre de los muertos, es un mandato que ningún gobierno puede desobedecer. "Escuchar no es rectificar", le dicen a Zapatero.Yla AVT amenaza: o se rectifica o habrá más movilizaciones. Ya hablan como una central sindical.
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