El director ha querido contar una historia trágica con contención y sin juzgar a sus protagonistas. Creo que por eso resulta tan distante, no llegas a empatizar con los personajes (ni con los golpes de humor del sobrino). Uno de los aciertos del director es ese final circular donde los personajes buscan respuestas, y muchas veces no hay una razón, son simples circunstancias. Es un film correcto, incluso con buenos momentos, pero no me parece memorable. Michelle Williams aparece muy poco, pero está muy contundente como sufridora ex-mujer del protagonista, un Casey Afleck con cara de acelga que se pasea por la película sin inmutarse. Su personaje marcado por la tragedia no transmite dolor ni emoción, sólo tiene momentos de ira e impotencia. No entiendo los elogios a este actor.