- El sobrino: Los personajes se suelen "retratar" en los primeros minutos de aparición. Éste en su primera escena tiene una tangana considerable en su entrenamiento, hasta el punto de que el entrenador llega a echarlo. Y aún no sabe nada de la muerte de su padre, que acoge como si oyese llover. Luego la escena de la morgue. Luego las escenitas de infidelidades con las novias. ¿Alguien piensa que ese chico diez años más tarde no va a terminar exactamente igual que su tío?
Ahora bien, es verdad que tiene sus momentos de lucidez, y hasta probablemente es el más sensato de la tribu, aunque siempre en beneficio de él mismo. Sólo tiene un "gesto" de humanidad recordable: la escena del frigorifico, que es tan absurda que hasta el mismo tío se asombra.
Éste no es un descerebrado. Es un egoísta redomado y, con diferencia, el más listo de todos ellos.
- El tío: Comento lo de la homofobia por la escena del bar en la que se queda fijamente mirando a dos hombres. Éstos no le corresponden con indiferencia o desprecio, sino con sonrisas y casi con coqueteo. Él lo nota y se indigna. Lo siguiente es pegarle un puñetazo a uno de ellos sin casi mediar palabra. Y, que recuerde, ésto ocurre antes de enfrentarse a la muerte de su hermano.
Éste mismo personaje antes de la tragedia es simplemente un niño grande, no una mala persona. Después ya no puedo decir lo mismo. La dos escenas en los bares son de juzgado de guardia, literalmente. Curiosamente nadie lo denuncia ni aparece entre rejas a pesar de su ira, por muy comprensible que sea. Nadie tampoco le reprocha amargamente su actitud infantil. Echo de menos aquí la presencia de su exmujer, que podría ponerle en su sitio.
- La mujer (Michelle Williams): Aqui tengo que matizar mucho más. Sus primeras apariciones son casi repelentes, con un comportamiento barriobajero y contradictorio. Echa, con razón, a gritos a los amigos de su marido de la casa y luego le ríe la gracia justo antes de que él provoque el incendio. Probablemente, y ésto es mi pena con esta película, los dos personajes sufren una intensa transformación a partir de la tragedia. La de él la vemos parcialmente (flashes de su nueva vida). La de ella casi nada.
Y es verdad que la Michelle que vemos en la iglesia y, aún más en la conmovedora declaración de amor de la calle, es otra persona que intenta reconstruir su vida a través de un nuevo hijo que supla el vacío. Y lo triste es que aún así no lo consigue: sigue amando a su anterior pareja y por lo tanto ese segundo matrimonio es un fracaso. Tragedia sobre tragedia. Me hubiese gustado que la historia se hubiese centrado en este tema.
- La cuñada no es sólo una persona alcoholizada sino también una histérica en la escena del hospital. Evidentemente es preferible su segunda vida, aunque el hecho de que use como sordina la religión da una imagen endeble del personaje. Casi intuímos que ese camino no terminará bien y eso explica su desaparición en el resto de la historia. Es una vía muerta, entre otras cosas porque su hijo no se acomodará nunca a ese mundo.