Iniciado por
Casiusco
Es una película receta que parte del buen hacer individual de diferentes profesionales en distintas posiciones, pero que carece del cariño con tintes de hype que tenía -y vigorizaba- el primer film, siendo aquél la proyección de la aspiración -o el sueño- de alguien que sentía esa misma emoción con las mismas canciones cuando estaba encerrada en su casa.
Ese cariño, y esa ensoñación dedicada del fan que lo ha calculado todo al milímetro, y que se materializó en un mecano perfectamente articulado, eran el alma de un film efectivo y enérgico que encandiló a buena parte de la taquilla hace diez años.
La obra inicial partía de unas canciones y lo que podían desplegar para conformar un relato.
Ahora han diseñado un relato útil, al cual posteriormente le han buscado aceptación en las canciones que había que incluir.
El resultado es que todos los excesos que tenían razón de ser en la película original, como consecuencia de esa pasión, esa energía, pero sobre todo, del divertimento que irradiaba, han quedado desnudos y sin un lugar donde poder tener sentido. Porque sin esa dedicación -o alma- ahora todo es artificial desde el primer minuto.
Hoy sólo puedes ser barroco si la fuerza del relato facilita que los excesos sean su manera natural de expresión; no como una decoración obligada.
Si a eso le añadimos algunos personajes un tanto desdibujados, y la sensación de reunión para hacer algo, como auto-homenaje, no como film, nos queda una película que nunca puede ser lo que fue su predecesora, aunque lo intente creyendo que por poner los mismos ingredientes siempre obtienes el mismo resultado.
Cual producción industrial.
Pero no es lo mismo. El colorido que pierde la fotografía de esta secuela es análogo a la fuerza que nunca la empuja detrás.
Una película fallida.