Tema: Luchino Visconti: revisando sus películas

Iniciado por Alex Fletcher

Cine europeo, bien maestro, bien. Yo estoy sobresaturado con el género de superheroes, al igual que el género mafias, tengo intolerancia a estos géneros, espero que sea pasajero ya que de joven era aficionado a los cómics de DC y marvel. Ejemplos:

- la bruja escarlata y visión: he visto 3 o 4 capítulos, tiene su punto de originalidad, pero me aburro.
- he visto un capitulo de el soldado de invierno y falcon y.....también me aburro
- Las de Wonder Woman me dan pereza, tengo la primera en B
Y el tema mafias, pues la semana pasada paré de ver la serie italiana Gomorra, vi la primera temporada al tran tran, me enchufé a mitad de ella, y no soporté la segunda temporada yD desde hace bastante, pero no me dan ganas, el cómic de la DC nunca fue de mis preferidos, teniendo a un buenísimo dibujante, George Perez. Me gustaría una adaptación (imposible) de Crisis en tierras infinitas
- Las series de Jessica Jones, Punisher, Cage, y el rubito, me aburren. la de Daredevil me gustó algo más
- la útlima de X-Men es de vergüenza ajena.
- las nuevas de spiderman que hay un porrón: ZZZZZZZZZZ.
Está claro que el problema es mío por saturación.
la dejé. Creo que es una muy buena serie, pero es que es siempre lo mismo, estoy saturado también de las mafias.

Yo, el cine de superheroes lo sigo comprando por completismo, aunque he de reconocer que disfruté de lo lindo con lo último de Vengadores, poco antes de la primera ola de la pandemia y cierre de los cines.
En cuanto a series, como te dije, estamos enganchadísimos a The Wire, y ya vamos por la mitad de la tercera temporada. Ayer mismo cayeron dos capítulos y hoy, probablemente otros dos.

Iniciado por tomaszapa

Yo, el cine de superheroes lo sigo comprando por completismo, aunque he de reconocer que disfruté de lo lindo con lo último de Vengadores, poco antes de la primera ola de la pandemia y cierre de los cines.
En cuanto a series, como te dije, estamos enganchadísimos a The Wire, y ya vamos por la mitad de la tercera temporada. Ayer mismo cayeron dos capítulos y hoy, probablemente otros dos.

Es que, como ya dije, Stringer Bell & CO, son muy grandes. Mi temporada favorita es la que se basa en la corrupción municipal, con Aidan Gillen (Game of Thrones) de abanderado, creo que es la tercera.

Iniciado por tomaszapa

La semana pasada también me hice con La rodilla de Clara (qué buenas ediciones de este director saca AC) y también con la de El crack y Metrópolis. Y un surtido de bootlegs de estos dos últimos meses. También un par de pelis de los Goya y la serie El colapso.
La de Wonder Woman 1984, que es la que te quieres referir, la tengo pendiente. No se qué hacer, qué edición pillar.

Dado que aquí no se ha editado en 3-D yo he optado por la sencilla.

Iniciado por Alex Fletcher

Cine europeo, bien maestro, bien. Yo estoy sobresaturado con el género de superheroes, al igual que el género mafias, tengo intolerancia a estos géneros, espero que sea pasajero ya que de joven era aficionado a los cómics de DC y marvel. Ejemplos:

- la bruja escarlata y visión: he visto 3 o 4 capítulos, tiene su punto de originalidad, pero me aburro.
- he visto un capitulo de el soldado de invierno y falcon y.....también me aburro
- Las de Wonder Woman me dan pereza, tengo la primera en BD desde hace bastante, pero no me dan ganas, el cómic de la DC nunca fue de mis preferidos, teniendo a un buenísimo dibujante, George Perez. Me gustaría una adaptación (imposible) de Crisis en tierras infinitas
- Las series de Jessica Jones, Punisher, Cage, y el rubito, me aburren. la de Daredevil me gustó algo más
- la útlima de X-Men es de vergüenza ajena.
- las nuevas de spiderman que hay un porrón: ZZZZZZZZZZ.
Está claro que el problema es mío por saturación.

Y el tema mafias, pues la semana pasada paré de ver la serie italiana Gomorra, vi la primera temporada al tran tran, me enchufé a mitad de ella, y no soporté la segunda temporada y la dejé. Creo que es una muy buena serie, pero es que es siempre lo mismo, estoy saturado también de las mafias.

Uff, pues muy parecidito a mi... por eso del aburrimiento de tanto super-héroe, ya no saben ni que sacar, y encima con la corrección política pues menos originales son...

A mi me faltan por ver varias series de las que has citado, pero vaya, ni ganas tengo; wonder woman me gustó la primera película, pero la segunda no me he atrevido aún a verla después de leer tantas críticas negativas... y también las dos horas y media de metraje me echan para atrás.

Ni que decir que La liga de la justicia de 4 horas, me va llevar meses tenerle ganas... que sopor, ¿porqué las hacen tan sumamente largas?, es algo que no entiendo.

Volviendo a Visconti: ¿Cuando se supone que hay que ver "Senso"?....

Eso digo yo, porque LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, que dura 4 horas esa sí es un peliculón...

Esta es la edición de SENSO que yo tengo.

Iniciado por Alcaudón

Eso digo yo, porque LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, que dura 4 horas esa sí es un peliculón...

Esa es "LA PELÍCULA" por antonomasia, puede durar todo lo que quiera...

Senso toca ya. La comentaré, si no tengo impedimentos de última hora, el viernes o el sábado.

Yo, si la rodilla me respeta (), trataré de trasladar el detallado esquema que me hice de EL GABINETE a un comentario apto para todos los públicos (), dado que ayer también me vi la segunda (y última) entrega del díptico Bette Davis/Miriam Hopkins y que tengo que dar salida antes de que se me vaya de la cabeza.

Iniciado por cinefilototal

Uff, pues muy parecidito a mi... por eso del aburrimiento de tanto super-héroe, ya no saben ni que sacar, y encima con la corrección política pues menos originales son...

A mi me faltan por ver varias series de las que has citado, pero vaya, ni ganas tengo; wonder woman me gustó la primera película, pero la segunda no me he atrevido aún a verla después de leer tantas críticas negativas... y también las dos horas y media de metraje me echan para atrás.

Ni que decir que La liga de la justicia de 4 horas, me va llevar meses tenerle ganas... que sopor, ¿porqué las hacen tan sumamente largas?, es algo que no entiendo.

Volviendo a Visconti: ¿Cuando se supone que hay que ver "Senso"?....

Me olvidé comentarla, llevo tres días viéndola, cuando llego del trabajo, por allá a las 9:15-30, me ducho, ceno, y a las 22:30 me pongo dicha peli, pues llevo tres días haciendo esto y he visto 25 minutos, me quedo "sobao", creo que a principios de Junio la habré acabado

Iniciado por mad dog earle

No, no, lo decía por mí. En definitiva, era una broma. Es una frase marxiana que siempre me ha parecido genial.

De Senso tengo una edición en DVD, de Regia, discreta, esta:

Me he dado cuenta de que yo, en realidad, dispongo de la misma edición de Regia - de 2010 - sólo que incluye una caja protectora con esa bella imagen de los dos amantes que había puesto yo.

Iniciado por Alex Fletcher

Me olvidé comentarla, llevo tres días viéndola, cuando llego del trabajo, por allá a las 9:15-30, me ducho, ceno, y a las 22:30 me pongo dicha peli, pues llevo tres días haciendo esto y he visto 25 minutos, me quedo "sobao", creo que a principios de Junio la habré acabado

Al menos, podrás decir que gracias a esa versión larga de La liga de la justicia, estás recuperando la capacidad de sueño. Eso no tiene precio Ni terapias ni leches.

Iniciado por cinefilototal

Esa es "LA PELÍCULA" por antonomasia, puede durar todo lo que quiera...

Lo que el viento se llevó son palabras mayores. Esa, como El gatopardo (aprovechando el hilo) pueden durar lo que les de la gana. Son bacanales, comilonas estupendas, de las que tardas en recuperarte.

Iniciado por Alex Fletcher

Es que, como ya dije, Stringer Bell & CO, son muy grandes. Mi temporada favorita es la que se basa en la corrupción municipal, con Aidan Gillen (Game of Thrones) de abanderado, creo que es la tercera.

Me estaba acordando de lo que me dijiste hace tiempo, cuando comenté que llevaba dos capítulos de la primera temporada. Es cierto, y mira que es difícil, que la serie va de mucho a muchísimo (no de menos a más). Cuando crees que ya has visto todo, saltan con nuevos personajes y te queda una trama aún más interesante. Esta del concejal y el alcalde es fantástica. A los que no la hayan visto aún, apuntadla con boligrafo rojo

Está entre mis series de televisión favoritas de todos los tiempos. Sin duda, una obra magistral.

Contrariamente al caso de “La terra trema”, mi revisión del tercer largo de Visconti, “Bellissima”, ha empañado un poco impresiones pasadas. Lo positivo de la película es que nos muestra a su director afianzándose en el cine italiano y dando prueba de versatilidad, ofreciendo una comedia dramática ambientada en el mundo del cine después de un drama pasional al borde del cine negro y de un gran fresco épico de tintes sociales. Lo negativo para mí es que a la película se le ven un poco las costuras y que, con todo lo bien dirigida que está (ya desde ese principio en gran plano general en el que enseguida vemos a la protagonista pululando por allí con su vestido negro, entrando y saliendo en busca de su hija) no parece muy “viscontiana” comparada tanto con lo que vino antes como con lo que llegaría después, y no resulta difícil imaginarla dirigida por otros cineastas de la época que trataron temas similares, y tal vez con mejores resultados. Visconti no puede, o no quiere, dar el tono picaresco o el retrato grotesco del “show business” al que el argumento se prestaba, y pone toda la película en manos de una intérprete más grande que la vida.



Si te gusta Anna Magnani, te ha de gustar “Bellissima”, pues la personalidad de la actriz es tan arrolladora que incluso soy capaz de imaginarme cambios en el guión original para adaptarse a la intérprete protagonista. Poniéndome en una posición de “abogado del diablo”, Anna Magnani hace de Anna Magnani, en el sentido de que se hace difícil imaginarla incorporando a figuras de otro origen social o que actúen de un modo diferente, y en ese sentido cabe emparentarla con intérpretes característicos de nuestro cine, al estilo de José Luis López Vázquez, a quien casi no se quería hacer salir de su estereotipo de hombrecillo sexualmente frustrado e hiperactivo. En “Bellissima”, Magnani pasa gran parte de la peli quejándose, echando pulsos de carácter a los demás personajes y comentando todo en voz alta al inimitable estilo italiano, y supongo que habrá a quien esto le pueda cansar.



A esto se une otro estereotipo, el de la “madre coraje” que lucha por sus hijos, en este caso una hija a quien quiere introducir en el mundo del cine para sublimar sus propias frustraciones, pero que, irónicamente, no tiene ningún talento demostrable e incluso se podría decir que es un poco “lenta”, hecho del que todos se aperciben menos la aguerrida madre y que la hace presa fácil para diversos engaños. Esta dimensión es una de las que me chirrían un tanto de la película, puesto que Maddalena, el personaje de Magnani, es vista, cuando convenga según la secuencia, como alguien influenciable o como una mujer tremendamente espabilada que ni siquiera parece sorprendida al saber que Annovazzi, el factótum de Cinecittà, gastó el dinero que le pidió con el fin de comprar favores en comprarse una moto Lambretta. Queriendo dar la vuelta al tópico de la seducción al borde del río (en una secuencia de ambientación idéntica a lo que veríamos unos cuantos años después en “Las noches de Cabiria” de Fellini), y presentando a Maddalena como una mujer a quien no se engaña así como así, y que incluso se ríe de su pretendido seductor, se hace desaparecer gran parte del potencial dramático de la historia. Lo mejor de la escena es esa red que astutamente se ve colgada por encima de ambos.



La película no hace grandes alardes de sutileza a la hora de “pulsar botones”, y el mejor ejemplo de esto para mí es el momento en que el equipo de la futura “Ayer, mañana, nunca” se parte de risa viendo la prueba de pantalla de la niña, pero en esas imágenes la niña no hace nada risible ni ridículo, simplemente llora, lo cual me parece bastante mal resuelto en pantalla, pues una niña llorando desconsolada no es algo que produzca risa en especial, a no ser que seas una especie de ogro desalmado. De hecho, se hizo un esfuerzo anterior en dejar claro que la niña no sabe pronunciar bien y que sus movimientos son torpes, pero a la hora de la verdad Visconti prefirió dar un toque de brocha gorda: no solo sus cineastas son demonios con cuernos y rabo, sino que los responsables de la prueba la dejaron llorar así, sin calmarla ni nada.



La tesis del cine como una especie de “opio de los pobres” que los consuela falsamente de su dura realidad pero que en el fondo es una máquina inhumana que explota sus ilusiones viene apoyada por el hecho de que el director dentro de la peli (a quien se suele ver acompañado de un perro que hace un poco pensar en los utilizados como guardianes por el ejército) es Alessandro Blasetti, cineasta de gran éxito en el periodo fascista con títulos como “La corona de hierro”, película de aventuras con ambientación medieval e inscrita en ese “cine de evasión” que los neorrealistas, el argumentista Zavattini a la cabeza, tanto deploraban, y que tenía su prolongación en Hollywood: es significativo que Maddalena y su marido Spartaco puedan ver películas como “Río Rojo”, con John Wayne y Montgomery Clift, porque la pantalla del cine al aire libre es visible desde su patio. Lo pueden ver, pero está fuera de su alcance, está lejano de su auténtica vida.



La idea de que el cine es una máquina que te devora y se aprovecha de ti pero luego te puede escupir viene ejemplificada por el personaje de la montadora Iris, que prepara las proyecciones de las pruebas, y que fue una joven actriz popular hasta que perdió el favor del público y no la volvieron a llamar (aunque a decir verdad, si uno conoce los oficios del cine, terminar en el departamento de montaje no es precisamente un horrible destino, pero la tesis de la película hace necesario ignorar esto y centrarse en la noción de “estrellato” como único triunfo posible). Esta explotación de las ilusiones de la gente humilde es la clave de la decisión final de Maddalena, que encuentro bastante “peliculera” y poco realista: ¿un matrimonio sin dinero, que no se puede permitir pagar la nueva casa que necesita, va a decir que no a hacer de su hija una estrella en un alarde de dignidad?



Tampoco me convence la evolución de la pareja Maddalena-Spartaco, empezando por la aseveración de ella de que su marido la pega, circunstancia muy verosímil en ese contexto histórico y social pero que apenas vemos reflejada en pantalla, con lo que ese precioso plano hacia el final en el que él le quita a ella delicadamente los zapatos, antes de rechazar pegarla como ella le pide como autocastigo, suena a querer poner un énfasis tardío en algo que no se contó como era debido antes (y que tropieza también con lo que dije más arriba: cualquiera se cree a Magnani, que es puro rompe y rasga, como una pasiva y sumisa víctima de maltrato que vive en los mundos de Yupi soñando con el cine y que vive engañada hasta que se le caen las escamas de los ojos; eso, si ya me decís Giulietta Masina dirigida por Fellini, ya hubiese sido otra cosa).



Encuentro curioso, en esa misma escena, cómo Maddalena reconoce por su voz del doblaje, en una película que están proyectando en el cine al aire libre, a un actor de Hollywood, Burt Lancaster, que tendría una notable presencia futura en el cine de Visconti, tanto como el príncipe Fabrizio en “El gatopardo” como en la posterior “Confidencias”. También me llama la atención, en otra conexión con la futura “Las noches de Cabiria”, cómo se hace referencia, como protagonista de la película en proyecto, a Amedeo Nazzari, a quien veríamos en el film de Fellini haciendo más o menos de sí mismo.



Y no faltan referencias musicales: como bien se ve en los títulos de crédito, el propio título “Bellissima” aparece en un coro de “L’elisir d’amore” de Donizetti, que vemos dirigir, supongo, a Franco Ferrara, maestro que colaboró incansablemente con el cine italiano y con compositores como Nino Rota.

Iniciado por Abuelo Igor

Lo negativo para mí es que a la película se le ven un poco las costuras y que, con todo lo bien dirigida que está (ya desde ese principio en gran plano general en el que enseguida vemos a la protagonista pululando por allí con su vestido negro, entrando y saliendo en busca de su hija) no parece muy “viscontiana” comparada tanto con lo que vino antes como con lo que llegaría después, y no resulta difícil imaginarla dirigida por otros cineastas de la época que trataron temas similares, y tal vez con mejores resultados. Visconti no puede, o no quiere, dar el tono picaresco o el retrato grotesco del “show business” al que el argumento se prestaba, y pone toda la película en manos de una intérprete más grande que la vida.

Según se comenta, en cierto modo fue un film de encargo, no un proyecto impulsado por Visconti. Él quería dirigir "Il Marchese del Grillo" (que, muchos años después, dirigió Mario Monicelli), con producción de Salvo D'Angelo. Como la cosa se frustró, el propio productor le ofreció el argumento de Zavattini. Ciertamente, es un film que contrasta con toda su obra, una rara avis.

Iniciado por Abuelo Igor

La tesis del cine como una especie de “opio de los pobres” que los consuela falsamente de su dura realidad pero que en el fondo es una máquina inhumana que explota sus ilusiones viene apoyada por el hecho de que el director dentro de la peli (a quien se suele ver acompañado de un perro que hace un poco pensar en los utilizados como guardianes por el ejército) es Alessandro Blasetti, cineasta de gran éxito en el periodo fascista con títulos como “La corona de hierro”, película de aventuras con ambientación medieval e inscrita en ese “cine de evasión” que los neorrealistas, el argumentista Zavattini a la cabeza, tanto deploraban, y que tenía su prolongación en Hollywood: es significativo que Maddalena y su marido Spartaco puedan ver películas como “Río Rojo”, con John Wayne y Montgomery Clift, porque la pantalla del cine al aire libre es visible desde su patio. Lo pueden ver, pero está fuera de su alcance, está lejano de su auténtica vida.

En todo caso, tanto Blasetti como otros presentes en la sala de proyecciones (algunos de los cuales, según parece, se interpretan a sí mismos), se prestaron al juego, porque la voluntad de criticar una determinada concepción del cine es evidente.

Iniciado por Abuelo Igor

Y no faltan referencias musicales: como bien se ve en los títulos de crédito, el propio título “Bellissima” aparece en un coro de “L’elisir d’amore” de Donizetti, que vemos dirigir, supongo, a Franco Ferrara, maestro que colaboró incansablemente con el cine italiano y con compositores como Nino Rota.

Si hacemos caso los títulos de crédito de la película, Ferrara era el director de la orquesta. Y diría que lo es, comparando los breves momentos en que le vemos dirigiendo y otras fotos suyas.

Senso (Senso, 1954)



Con Senso entra la Historia, con mayúsculas, en el cine de Visconti, algo que caracterizará buena parte de sus siguientes films. Para ello se sirvió de un texto breve de Camillo Boito (1836-1914), escritor, arquitecto y crítico de arte italiano, hermano de uno de los libretistas de Verdi, Arrigo Boito. “Senso”, publicada en 1883, es una novela breve o un relato largo, eso que los anglosajones llaman una novella, y que en los títulos de crédito se identifica como racconto. Como en la película (aunque en el film, la voz en off aparece en contadas ocasiones), el racconto está narrado por la protagonista, la condesa Livia Serpieri (Alida Valli), desde la distancia que concede el paso del tiempo (nos habla desde un presente en que tiene ya 39 años). El núcleo del relato es la relación apasionada entre una joven Livia de 22 años, recién casada con el conde Serpieri, un hombre de 62 años, y un teniente austríaco al que conoce durante su luna de miel en Venecia.

En la obra de Boito, el encuentro tiene lugar durante el verano de 1865, mientras que en el film la acción se inicia durante una representación de “Il Trovatore”, de Verdi, en el teatro veneciano de La Fenice el año 1866, en un ambiente prebélico entre los austríacos, que ocupaban parte del norte de Italia, y los italianos, que intentaban completar la reunificación del territorio y la constitución de una nueva Italia. Aunque ese fondo bélico está presente en Boito, el guion, firmado por Suso Cecchi D’Amico y Visconti, le da una dimensión mucho más relevante, siendo posible además establecer ciertos paralelismos con la Italia republicana de la posguerra.

La tensión se manifiesta ya en la secuencia inicial, magnífica. Cuando en el escenario suena el grito “All’armi, all’armi”, correspondiente al final del tercer acto de la ópera (“Di quella pira”), el público estalla en gritos de “viva Italia” y “viva La Marmara” (general italiano, figura clave del Risorgimiento, junto a Garibaldi y Massini), acompañados del lanzamiento de octavillas y ramos de flores con los colores de la bandera italiana, ante la sorpresa y disgusto de los oficiales austríacos.





Se produce un incidente entre uno de los civiles, Roberto Ussoni (Massimo Girotti), y el teniente Franz Mahler (Farley Granger, personaje que en la novela se llama Remigio, mientras que en el film Visconti le asigna el nombre del célebre compositor austríaco). La amenaza de un duelo fuerza la intervención de Livia que pide a Mahler que olvide el reto, en una conversación preciosistamente enmarcada entre espejos con el escenario de fondo.



El duelo no se produce, pero Roberto es detenido (denunciado por Mahler, como sabremos después) y condenado al exilio. Pero ese primer contacto entre Livia y Franz pone la semilla de lo que será una apasionada relación, al menos por parte de la condesa. La amistad se empieza a fraguar durante un paseo nocturno por los canales de Venecia, que se alarga hasta el amanecer, mientras suena la séptima sinfonía de Bruckner de fondo. La aparición del cadáver de un soldado muerte nos recuerda que el amor de la pareja se va a desarrollar a contrapelo de los acontecimientos históricos.



Pero, ¿realmente hay amor en la relación? Por parte de Livia, sí, pasión. Como destaca Boito en el texto, la mujer se entrega sin reservas al hermoso joven militar (rubio en el texto), burlando sin escrúpulos a su viejo y achacoso marido, y rebajándose a frecuentar habitaciones alquiladas. En la película los cada vez más frecuentes encuentros de los amantes acaban bruscamente después de que Livia le dé un medallón a Franz, que desaparece de la ciudad dejando solo el rastro de un mellón de cabello sobre una mesita (que imaginamos era el contenido del medallón).

El film introduce en este punto una trama política ausente en la novela. Creyendo que va al encuentro de Franz, Livia va al domicilio provisional de su primo, que ha vuelto del exilio, y está organizando la resistencia. Roberto le da a Livia en depósito el dinero y las joyas que han recaudado para la causa.

Instalados los Serpieri en su mansión en el campo, Livia recibirá la inesperada visita de Franz, que le confesará su temor a la guerra y la posibilidad de evitar su participación en el combate si soborna a los médicos.



Livia adopta una actitud maternal hacia su amante (en la película ella es mayor que él, algo que Franz le recuerda con cierta crueldad), a quien esconde y protege, y a quien finalmente entrega los fondos para la revolución, en un acto de traición a la causa y a su querido primo, que anteriormente había calificado de “la nostra rivoluzione”.

Franz vuelve a Verona, donde están acantonadas las tropas, y envía una carta a Livia dándole detalles de la habitación que ha alquilado. Mientras, la guerra estalla y asistimos al movimiento de las tropas y, finalmente, a la derrota de los italianos (a los que vemos desfilar en retirada, dejando un rastro de heridos y muertos) en la célebre batalla de Custoza, en 1866, cercana a Verona

Desesperada por la falta de noticias de Franz, y en ausencia de su marido, Livia, enfundada en un espectacular vestido negro (uno más de los maravillosos vestidos diseñados por Piero Tosi), se dirige en coche hasta Verona (significativamente, “la ciudad de los enamorados”). Allí, encontrará a Franz, borracho, y en brazos de una prostituta, Clara.



Livia es humillada por su amante, que deja claro que nunca la ha querido y que se ha servido exclusivamente de ella para obtener dinero con el que escapar de la batalla y mantener su vida dedicada al juego y a los placeres. En Boito, Livia ve y oye a Franz mientras está con la prostituta, pero este no a ella, con lo que no se produce el cara a cara final. En cambio, Visconti, mediante la conversación de los dos amantes, introduce un aspecto de Franz oculto en el texto: la amargura por su cobardía, su conciencia de ser un miserable, de parasitar a la condesa mientras sus compañeros mueren en combate, un gesto que palía en parte el cinismo que ha mantenido a lo largo de la historia, aunque a fuerza de hacerlo a nuestros ojos aún más patético. Hay también una confesión de Franz que va más allá de lo subjetivo, cuando se refiere a ellos dos, militar austríaco y aristócrata italiana, como representantes de un mundo que se muere, que está condenado a desaparecer, algo muy presente en la obra de Visconti (y que parece remitir a la gran obra maestra de su mentor, Jean Renoir, La grande illusion), que tendrá su culminación en el personaje del príncipe Salina en Il gattopardo.

El final es casi calcado a la novela: Livia, por rencor, por venganza, denuncia el teniente ante el general Hauptmann. Así, Mahler es llevado al paredón, casi a rastras, y fusilado, mientras las calles de Verona son una fiesta y Livia deambula por ellas, medio enloquecida, gritando el nombre de su amante.

Un final precioso, trágico, operístico, de una gran belleza formal, que pone broche de oro a un film excelente, aunque no redondo. Mientras que la ambientación es magnífica, y la relación de los amantes me parece espléndidamente contada, con una Alida Valli que tuvo en Livia Serpieri el gran papel de su carrera y un Granger que da perfectamente el tipo del militar chulesco y pagado de sí mismo, cínico, pero en el fondo débil e inmaduro, encuentro algo artificiales, acartonadas, todas las secuencias que nos muestran los combates (algo que se acentuará en Il gattopardo). Hay algo de tableau vivant en la manera de filmarlos en plano general y en la composición de las figuras dentro del encuadre. En las distancias cortas la película gana muchos enteros.



En conjunto, un magnífico film, en el que Visconti muestra su capacidad para llevar adelante proyectos de gran envergadura, donde se recorren lujosos espacios y se recrean momentos históricos, mezclados con el drama. Para ello se rodeó de su equipo habitual de colaboradores, de Rosi y Zeffirelli como ayudantes de dirección, a Mario Serandrei como montador, pasando por G.R. Aldo en la fotografía (que ya fuera responsable de la de La terra trema). No obstante, Aldo murió antes de finalizar el rodaje, sustituyéndole el australiano Robert Krasker, que tenía un currículim espectacular, habiendo sido el director de fotografía de films como Odd Man Out y The Third Man, de Carol Reed, o Brief Encounter, de David Lean. Y como cámara, ni más ni menos que el recientemente fallecido Giuseppe Rotunno, responsable de la fotografía de muchos films de Visconti, como la ya citada Il gattopardo o Rocco e i suoi fratelli, y de Fellini.

La película sufrió la hostilidad de los medios oficiales en la Mostra de Venecia, ya que las autoridades consideraban que se difamaba a las fuerzas armadas italianas, algo que no deja de ser sorprendente, porque, aunque la película acaba mostrando la derrota del ejército italiano, no deja de resaltar, cosa que en la novela de Boito queda muy en segundo plano, la voluntad de los italianos por deshacerse de la ocupación austriaca.

Para los amantes de los contrafácticos cinéfilos, queda la anécdota de que Visconti quería contar con Marlon Brando como Franz e Ingrid Bergman como Livia. En el caso de Brando, se opusieron los productores, ofreciendo a cambio a Granger, mientras que la presencia de la actriz sueca fue prohibida por su marido, Roberto Rossellini.

Otro detalle para la especulación es el del final del film. Se comenta (así lo hace Servadio en su biografía del milanés) que la versión inicial de Visconti, a diferencia del texto de Boito, no acababa con el fusilamiento de Franz, sino con Livia deambulando por las calles entre los soldados que gritan “larga vida a Austria”, sin mostrar la denuncia al general ni la ejecución posterior, abandonando así a Franz a una suerte indefinida. Pero los productores se negaron y Visconti tuvo que modificarlo.

Hay también comentarios contradictorios sobre la versión en lo que respecta a las lenguas. Según algún testimonio, el film se filmó con los actores hablando en la mayor parte del tiempo en inglés, doblándose posteriormente al italiano (según la Wikipedia, Enrico Maria Salerno es el doblador de Granger). En los títulos de crédito aparecen ni más ni menos que Tennessee Williams y Paul Bowles como colaboradores para los diálogos, supongo que de la versión en inglés para el mercado internacional (nunca he visto la película en inglés). Añadamos que hay versiones con duraciones distintas (el del DVD de Regia es de casi 115 minutos) e incluso veo que se discute sobre su formato: 1,33: 1 o 1,66:1. En todo caso, en la edición en DVD es el formato estándar “cuadrado”.

Acabo con una nota negativa sobre la edición de Regia. Junto a unos colores desvaídos, pálidos, con poco contraste, hay que sufrir unos subtítulos que se encallan si se ve la película en un reproductor de Blu-Ray, con lo que la misma frase puede estar presente en pantalla durante bastante tiempo, en especial en la secuencia final, cuando solo se oyen palabras en alemán que no se subtitulan en ningún momento del film. ¿Alguien ha podido ver la edición en BD de Suevia, que supongo ya debe estar descatalogada, o cualquier otra edición en BD?

Hay edición en BD por parte de Criterion con audio en italiano y subítulos en inglés...















... y que permite admirar el espléndido colorido diseñado por Visconti y sus colaboradores...

Me parece apreciar que predomina un tono verdoso en el color...¿Son capturas tuyas?

En su época había quien decía que al Blu-ray deberían haberlo llamado Green-ray.

Iniciado por mad dog earle

Me parece apreciar que predomina un tono verdoso en el color...¿Son capturas tuyas?

Efectivamente, son mías.

Pese a ese tono ligeramente verdoso la película luce fantásticamente bien.

Finalmente me he visto la película esta noche y me ha gustado muchísimo a pesar de haberla visto en italiano y con subtítulos en inglés en verde apenas discernibles.

Senso compitió en Venecia por el León de Oro con rivales del calibre de El motín del Caine (Dmytryk), La ley del silencio (Kazan), La strada (Fellini) o La ventana indiscreta (Hitchcock). Al final, el premio gordo del festival se lo llevó el Romeo y Julieta de Castellani, con un Laurence Harvey, haciendo de Romeo.

Iniciado por tomaszapa

Senso compitió en Venecia por el León de Oro con rivales del calibre de El motín del Caine (Dmytryk), La ley del silencio (Kazan), La strada (Fellini) o La ventana indiscreta (Hitchcock). Al final, el premio gordo del festival se lo llevó el Romeo y Julieta de Castellani, con un Laurence Harvey, haciendo de Romeo.

Zeffirelli, que hizo de ayudante de dirección en SENSO, firmó seguramente la mejor adaptación a la gran pantalla del clásico de Shakespeare, ROMEO Y JULIETA (1968).

Salvo por la inclusión de LA LEY DEL SILENCIO no estaba nada mal la lista de candidatos al León de Oro...

Y en cuanto al tema del color, no es lo mismo el de los años '30 y '40, especialmente el de las producciones norteamericanas donde más se usó y firmemente controlado por Natalie Kalmus, la esposa del ideador del Technicolor que el de los años '50 y más cuando se pasó de tres tiras a una sola.