Pues ya la he visto, y sí, Mizoguchi, es peor que cutrecilla.En este caso la conexión con Lovecraft es tan ligera, que yo diría que es nula. Hay hombres peces, pero con un origen muy distinto al de los habitantes de Innsmouth. Y hay unas ruinas pertenecientes a la Atlántida. Pero también hay seres anfibios en La mujer y el monstruo (Creature from the Black Lagoon), de Arnold; ruinas en Arenas de muerte (Legend of the Lost), de Hathaway, o la Atlántida en la película homónima de Jacques Feyder, o la posterior de Pabst, o un poco de todo en La ciudad sumergida, de Tourneur, y no por eso son películas lovecraftianas (aunque, de hecho, en la de Tourneur se invoca un poema de Poe como fuente de inspiración).
La película de Martino es más bien una película serie B de aventuras. Unos náufragos llegan a una isla volcánica casi deshabitada. Allá encuentran que domina la isla un tipo sin escrúpulos (de sonoro nombre, Rackham). Para este individuo trabaja un científico enfermo y algo enloquecido (Joseph Cotten: da grima verlo metido en este berenjenal), que pretende crear una nueva raza de seres mitad hombres, mitad peces, para lo cual ha realizado experimentos genéticos con los habitantes de la isla, casi exterminados. Su objetivo es que esta nueva raza pueda alimentarse de los recursos del mar y evitar futuras hambrunas. Pero el interés de Rackham es otro: utilizar a esos seres anfibios para hacerse con los tesoros que hay en las ruinas de la Atlántida. Por en medio, tenemos a la hija del científico, que tiene los rasgos y el tipito de Barbara Bach (en aquellos tiempos, reciente chica Bond), que poco aporta a la narración, a parte de justificar el cartel (en la película, por cierto, ofrece menos carnaza al público de lo que promete el póster).
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Hay un poco de todo, incluida, cómo no, una erupción volcánica y el incendio de la mansión de Rackham, pero todo el misterio, la ambientación, se echa a perder desde el principio, cuando antes de los cinco minutos ya hemos visto a los monstruos, cutres hasta decir basta. A mí me ha parecido, más que algo inspirado en Lovecraft, una versión bastarda de "La isla del Dr.Moreau".
Un apunte sobre la edición (Filmax-Mercury): mala de solemnidad. Sólo lleva doblaje al castellano, la imágen no es anamórfica, y la calidad visual es bastante deficiente.