Sanción ejemplar y fulminante para un cineasta díscolo. La dictadura china acaba de castigar a Lou Ye, uno de los directores de cine más internacionales del país asiático, con la prohibición de rodar películas durante los próximos cinco años por haber asistido a la última edición del Festival de Cannes sin el beneplácito de las autoridades comunistas.
Durante el certamen, Lou Ye estrenó su último y polémico filme, Summer palace, parcialmente ambientado en las protestas estudiantiles de Tiannanmen de 1989 y de alto contenido sexual, dos de los tabúes incontestables del régimen.
El inaudito castigo fue adoptado el pasado 1 de septiembre por la Administración Estatal de Radio, Cine y Televisión (SARFT, en sus siglas en inglés) y confirmado, días más tarde, por fuentes de dicho organismo a la agencia estatal de noticias Xinhua. Conforme a la legislación china, la cinta será confiscada y sus productores serán sancionados con una multa de entre cinco y 10 veces el valor de lo recaudado. Además, el organismo chino encargado de aplicar la censura hizo extensible la prohibición de producir cine a Nai An, esto es, a uno de los dos productores de la película. La SARFT no ha aclarado, sin embargo, si Lou Ye será también sancionado económicamente.