Ciclo Naruse (6) –
Nubes dispersas (
Midaregumo)
Con
Nubes dispersas finalizo el miniciclo que he dedicado a Naruse. De hecho, con ella el director japonés cerró su larga filmografía (moriría dos años después, cercano a cumplir los 64 años).
La película conserva las mismas señas de identidad que el resto de películas que he comentado estas semanas,
con la novedad, importante, de ser su primer (y único) film en color (de tonos suaves, ocres y verdes), manteniendo el formato en scope. Nuevamente, la trama se centra en las cuitas de una mujer, Yumiko (Yôko Tsukasa), que estando embarazada de tres meses enviuda a consecuencia de un accidente.
Cuando están a la espera de viajar a Estados Unidos, nuevo destino de Hiroshi, este, en estado de embriaguez, es atropellado por Shiro (Yüzô Kayama).
Con esta premisa argumental, el film me ha hecho recordar el cine de Douglas Sirk, porque la mala conciencia de Shiro, aunque de hecho no se le considera culpable y es exonerado en la vista judicial, lo va a convertir en, primero, un voluntario protector económico de Yumiko, y luego, progresivamente, en su enamorado.
Yumiko, por su parte, rechaza el dinero, puesto que ni quiere esa ayuda por parte del hombre que ha matado a su marido, y que ha destrozado su vida, ni se siente con derecho a aceptarlo, puesto que los padres del marido la han excluido del núcleo familiar, y ha perdido todos los derechos inherentes (una de esas costumbres japonesas de antaño, o quizá todavía vigente, en que las familias actúan más bien como un clan). Además, Yumiko pierde el embarazo, aunque no me quedó claro si por causa de un aborto natural o provocado (hay una breve secuencia que transcurre en un hospital que me resultó bastante enigmática).
Obligada por su situación económica, Yumiko deja Tokio y se instala en su ciudad natal, donde trabaja en el hotel que regentan su hermana, Ayako (Mitsuko Kusabue), y el que parece ser su amante, Hayashida (Daisuke Katô, al que hemos visto en varios de los films de Naruse), ciudad a la que, casualidades del destino, también llegará Shiro enviado por su empresa.
Como ocurría en
Magnificent Obsession entre los personajes de Jane Wyman y Rock Hudson, también aquí poco a poco la relación entre Yumiko y Shiro va a ir pasando del rechazo inicial a una tierna aproximación y, finalmente, al amor correspondido. Naruse, con su sensibilidad y elegancia habitual, nos lo va mostrando mediante las conversaciones y los paseos de la pareja, sin forzar lo romántico (en esta ocasión la banda sonora me parece mucho más acertada que en el film anteriormente comentado,
Tormento). Hay un momento culminante: después de un paseo en barca,
Shiro enferma repentinamente, de manera que tienen que alojarse en un hotel, donde Yumiko lo cuidará hasta que remita la fiebre.
Aunque, hacia la hora y media de película, por fin vemos su primer beso, Yumiko insiste en que su amor es imposible. Shiro le propone que lo acompañe a Lahore (Pakistán) donde lo envía su empresa, pero sigue recibiendo la negativa de Yumiko. No obstante, ella lo visitará en su alojamiento y el cruce de miradas entre los dos es de lo más elocuente. Van a un hotel donde parece que consumarán finalmente la relación, pero la visión de un hombre herido gravemente en un accidente de carretera removerá los recuerdos de Yumiko. La muerte de su esposo es un lastre demasiado pesado, demasiado presente, como para pensar que esa relación pudiera funcionar. Shiro abandona la población en dirección a su nuevo destino y Yumiko se queda sola, contemplando el paisaje del lago donde ha vivido unos breves instantes de amor con Shiro. Bellas imágenes como cierre de la película, y del conjunto de una obra presidida por la sensibilidad y la elegancia.
Finalizado el ciclo, trasladaré los comentarios a
Un nuevo hilo dedicado al cine clásico japonés (1929-1975), creado recientemente por nuestro inquieto compañero de foro (y sin embargo amigo) Alcaudón. Quizá en el futuro amplie la nómina de films de Naruse comentados (he descubierto varios más en internet, en la página
rarefilmm.com, que me dio a conocer hace tiempo hannaben, por lo cual le estoy muy agradecido

). En todo caso, si me animo a comentar algún film más de Naruse, ya será directamente en el hilo del cine clásico japonés citado. Sea como sea, recomiendo encarecidamente visionar tantas películas de Naruse como os sea posible. Es un placer hacerlo.