Vista hace ya varios días:
The Amazing Mr. Blunden (1972), aunque éste es uno de esos casos en los que me gusta más su título en castellano:
Moriremos hace cien años.
Film de fantasía británico de ambientación y radiografía
a-la-dickensiana basado en una novela publicada en 1969 llamada
"The Ghosts". Veo en IMDB que en 2021 está previsto estrenarse un remake como film para TV, y en la que aparecerán dos intérpretes de esta versión,
Rosalyn Landor (una de las dos niñas de este film) y la muy "hammeriana"
Madeline Smith.
Después de verla, me ratifico en que los británicos a lo largo de su extensa historia cinematográfica han tenido más mimo a la hora de sacar lo mejor de intérpretes infantiles que los norteamericanos, al menos hasta tiempos más recientes. Uno recuerda títulos de Jack Clayton o Alexander MacKendrick y tiende a esa afirmación. Incluso Disney a partir de los años '50-'60 fue plenamente consciente de ello importando de allí talento en abundancia.
A groso modo, en este film podríamos formular una suma de títulos más recientes que lleva
sui géneris a definir la propuesta como una amalgama cinéfila:
Jumanji, Sweeney Todd, Frequency, El sexto sentido, algo de
Harry Potter.... pero el film es más que eso obviamente y deviene en una hora y cuarenta minutos satisfactorios pues posee una planificación afectiva a todos los niveles, una personalidad propia que permite dejar volar la imaginación gracias a un ritmo delicado y envolvente (demasiado lento para propuestas más cuarteadas y vertiginosas hechas hoy bajo el mismo aval), y los personajes más jóvenes se hacen querer como motor en sí de las peripecias que narra el film sin estridencias. Se agradece oír hablar sin anacronismos modernos a chavales en este tipo de films para variar.
También destacaré el hecho de que hay elementos fantásticos en la trama que no se vuelven tan evidentes como uno pudiera atisbar en un primer visionado en pos de una explicación del porqué de algunas cosas, que si acaso son sugeridas más que explicitadas. Y es que hay vida interior y exterior en la mansión en la que acontece la trama a través de diversos detalles que pueden escapar a la atención si uno no presta demasiada atención.
También revitaliza el concepto
"ghost" otorgándole una nueva dimensión que podría haber dado, quizá, un poquito más de sí y que está muy vinculado al mundo de la inocencia y la sugestión y curiosidad infantil/juvenil enfrentado al pragmatismo de la vida adulta. Resulta inevitable hacerse preguntas al final del mismo pues dentro de su sencilla fábula esconde variables que pueden costar conectar (yo mismo tengo un par de cuestiones -ambiguas- que me rondan la mente). Y como suele ser habitual en propuestas tan universales como ésta, el relato sirve para estimularnos con temas positivos como el valor, la fe, la esperanza, la redención.... y negativos. Nunca vi este film no de niño ni de adolescente, hace unos días me estrené con él, pero las percepciones que pueden tenerse de niño y de adulto a la hora de verlo, a poco sensible o receptivo que se sea, se diferenciarían probablemente por la sumisión a su entretenimiento animado vs. reflexión madurativa sin echar por tierra el entretenimiento ya mencionado. El paladar se afina con la edad, claro.
Ello no es óbice para haber disfrutado plenamente del film, ganado como me tenía por su premisa de estar ambientado en dos líneas temporales diferentes, una de éllas inducida a través de un largo "flashback" que comienza con un
"once upon a time", y su querencia por el misterio y las atmósferas nocturnas, neblinosas o a la luz de las velas, de iglesias con cementerios de lápidas enmohecidas y penurias a lo
Hansel & Gretel. Es esa época victoriana británica tan subyugantemente mostrada en tantos relatos literarios o cinematográficos y que tantos secretos, contrastes y apariencias contienen. Sí, es una película ciertamente oscura, o traumática.
¿English gothic?
Dirige
Lionel Jeffries (1926-2010), intérprete antes que realizador.
Entre 1970 y 1978 dirigiría 5 largometrajes, siempre asociados a la aventura de la infancia que está cerca de acabarse; el más popular parece ser
"Los chicos del tren" (1970). Como actor, Jeffries aparecería casi siempre como actor de reparto en su filmografía natal junto a intérpretes tan prestigiosos como
Sir John Mills en una cantidad de títulos extensa que incluye gemas como
"El experimento del Dr. Quatermass" (1955, Val Guest) o
"La venganza de Frankenstein" (1958, Terence Fisher), y se prodigaría ocasionalmente en aventuras más internacionales y evocadoramente
hollywoodienses como
"El loco del pelo rojo" (1956, Minnelli);
"Historia de una monja" (1959, Zinnemann) o la inevitable cita con Disney en
"Chitty Chitty Bang Bang" (1968).
El reparto tampoco es que sea muy conocido. Al casi más "intrigante" o "ambiguo" que "amazing" Mr. Blunden nominal del título lo interpreta otro secundario británico como Jeffries,
Laurence Naismith (1908-1992), de citas cinematográficas de lo más variopintas:
"Mogambo" (1953, John Ford);
Ricardo III (1955, Laurence Olivier); también como
Jeffries, en
"El loco del pelo rojo";
"El pueblo de los malditos" (1960, Wolf Rilla);
Jason y los Argonautas (1963, Don Chaffey) o el musical
"Camelot" (1967, Joshua Logan).
Como se puede apreciar, realizador y protagonista adulto principal comparten una tendencia a recrearse en films fantásticos, unos serios y otros no, incidencia que no va a hacer otra cosa más que aumentar comentando el resto de intérpretes que aquí se citarín y en la que la factoría "Hammer" acumularía referencias.
Los dos nombre a priori más populares presentes son los de
Diana Dors (1931-1984), conocida como la "Marilyn Monroe británica" (en realidad la comparación no va mucho más allá del peinado y el color del cabello) y el de
Lynne Frederick (1954-1994), última esposa en la vida real del volátil Peter Sellers y que parece que quedó marcada para el resto de su vida por esa relación, terminando por desaparecer de la vida pública y viviendo en el anonimato tras el fallecimiento en 1983 de su buen amigo y figura paternal David Niven, otro que sabía lo que era pasar por un matrimonio tormentoso.
Diana Rigg, Jane Seymour, Pamela Franklyn, Rachel Hurd-Wood, la propia Jean Simmons..... rostros adorables sacados de un invernadero donde parecería cultivarse el jardín del edén.
Una verdadera pena sus tragedias personales porque en el papel de la jovencita Lucy demuestra un saber estar y un candor tan especial, un voltaje dramático tan a flor de piel recalcado por ese rostro tan adorable, que confirmaba que podíamos estar ante una figura importante en ciernes.
Para la historia quedará que el último film en el que la joven se puso ante la pantalla fue junto a su marido -y el propio director del film que estoy reseñando en calidad de actor,
Jeffreys- en
"El estrafalario prisionero de Zenda" (1979,
Richard Quine). Al año siguiente, Sellers murió y según informa su biógrafo, su última mujer fue
"la peor tratada de todas las esposas que tuvo".
El misterio sobre lo que realmente sucedió se lo llevó Frederick a la tumba a la edad de 39 años. Detrás dejaba una filmografía corta pero muy ecléctica: como hija de zar en
"Nicolás y Alejandra" (1971, Franklin J. Shaffner);
"El circo de los vampiros" (1972, Robert Young); como Catherine Howard en
"Enrique VIII y sus seis mujeres" (1972, Waris Hussein), papel por el que llamó la atención general; el film de culto
"Sucesos en la cuarta fase" (1974, Saul Bass); los films patrios
"Largo retorno" (1975, Pedro Lazaga) y
"El vicio y la virtud" (1975, Francisco Lara Polop); culminando con su casi nominación al Oscar por lo que tengo entendido en
"El viaje de los malditos" (1976, Stuart Rosenberg).
En definitiva, un film bien hecho y pulcro según los exquisitos patrones británicos de calidad que garantizará una especie de vuelta atrás en el tiempo para los que peinamos alguna cana de más y echamos de menos relatos pausados y que se toman su tiempo antes de dar salida a la siguiente secuencia. Un film que de hecho parece ser que goza de cierto predicamento en tierras británicas y no es extraño pues lleva impresa su delicadeza en el trazo al ciento por ciento. Por pedir, pediría un pelín más de psicología inmersa en el film, que la tiene, de sobra, pero no alcanza lo que un Jack Clayton consiguió en
"Suspense!" o
"A las nueve cada noche". Sería situar a Mr. Blunden en un escalón dramático superior que seguramente no se buscaba, pero que no por ello me haría babear algo más.
No terminaré mi reseña sin referirme antes a la entrañable y tierna, también subterráneamente incierta a veces, partitura del gran
Elmer Bernstein, lo único norteamericano del film. Uno de los compositores que mejor subrayó emotivamente la edad de la inocencia, los valores de justicia y amor universal a partir de la emblemática
"Matar a un ruiseñor" (1962). Su inconfundible voz melódica sirve a los jóvenes protagonistas de sábana en la que refugiarse o deleitarse tanto durante los momentos más vitalistas como los más frustrantes.
Poesía visual y prosa verbal. Si te gustan los films de mansiones encantadas, el trance que supone la combustión más serena de las fases en la que se ve envuelto el joven Sherlock Homes de
"El secreto de la pirámide" y el candor del cine de esta época, dale una oportunidad si puedes. Y ojo, desconfía, puede que haya giro inesperado final.
Tic-tac, tic-tac.... el tiempo corre en contra de la dos parejas de chavales: Jamie y Lucy & Georgie y Sara