Una breve, brevísima reseña, de una de esas películas que ví en mi adolescencia (imagino que me gustaría - siempre he sido un apasionado seguidor de la ciencia ficción en todas sus vertientes -) y que no había vuelto a ver desde entonces...
... y que más me hubiera valido no revisar...
THE BLACK HOLE (1979, EL ABISMO NEGRO) de Gary Nelson.
Walt Disney Productions
Supongo que todos tenemos un día tonto en el que en lugar de dedicarnos a ver todas esas grandes películas que nos quedan por visionar o revisar aquellas otras que tanto amamos (y de las que nunca nos cansamos) decidimos tirar de nostalgia e intentar volver a recuperar esa experiencia de cuando éramos más jovenes (so much younger than today) y los estrenos de cine eran grandes acontecimientos sociales.
Todo ello viene a cuento del visionado de la cinta que encabeza esta modesta (más que nunca) reseña.
Si bien es cierto que el cine (todo el cine) es esclavo de su tiempo, en el caso concreto de la ciencia ficción, su fecha de caducidad es todavía más ajustada y buena parte del cine englobable en dicho género ha envejecido notablemente mal.
[Por supuesto con todas las excepciones que se quieran citar como la recientemente comentada 2001: A SPACE ODYSSEY de Stanley Kubrick, que sigue manteniendo con todo merecimiento su estátus de intocable y que ahora luce todavía mejor en la excelente edición en BD 4K].
También es cierto que películas como EL ABISMO NEGRO (supongo que la traducción literal del título al castellano - EL AGUJERO NEGRO, que es como se llama a tales objetos estelares - le parecería al distribuidor de turno más propio de una película porno ) ya nacieron caducadas.
EL ABISMO NEGRO es una película pésimamente dirigida por Gary Nelson (ni siquiera lo que en el cine clásico se consideraba un artesano), horriblemente escrita (demasiadas manos en el guión para escribir algo tan pueril y con unos diálogos que no hubiera firmado ni mi sobrina de ocho años) y con un reparto "de campanillas" encabezado por estrellas en decadencia como Maximilian Schell, Anthony Perkins o Ernest Borgnine, por no mencionar a la inexpresiva Yvette Mimieux (con la misma expresión vacía que tenía en THE TIME MACHINE (1960, EL TIEMPO EN SUS MANOS)) o al flashgordoniano Joseph Bottoms que como su nombre bien indica espero que esté en el fondo de un agujero negro real...
Es difícil destacar algo en esta (cara, para la época) producción, donde hasta la música del gran John Barry suena estridente y más propia de una película de aventuras.
A menos, claro, que estemos ante una película de aventuras. Y no sería nada descabellado transmutar el personaje encarnado por un pasado de rosca Maximilian Schell (algo, por otra parte, habitual en este actor) en el famoso capitán Nemo de VEINTE MIL LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO y LA ISLA MISTERIOSA.
Claro que también percibo ecos de una de las narraciones que forman parte del maravillos libro de Ray Bradbury CRÓNICAS MARCIANAS (1950).
Homenajes (¿?) a James Bond (por parte del insoportable Bottoms) y al propio Anthony Perkins de PSYCHO (1960, PSICOSIS) cuando este gira la silla de uno de los presuntos robots que manejan la inmensa nave espacial y desenmascara su rostro...
Si tuviera algo que destacar sería el excelente diseño de producción de Peter Ellenshaw, especialmente de esa gigantesca nave estelar, Cygnus, que logra (de una forma totalmente inexplicable) vencer la atracción del gigantesco agujero negro, objeto de deseo (seguro que los compañeros Fletcher o Mizoguchi sacarían jugosas reflexiones al respecto ) del desquiciado Dr. Reinhardt (por supuesto, teutón, como todo villano que se precie de serlo).
También esa tripulación fantasma de cadáveres revividos en cuerpos mecánicos le da cierto toque macabro a la historia. Lástima que sólo sea una nota a pie de página en una producción a la que, al menos, hay que agradecer su breve (y conciso) metraje (97 minutos).
Poco importa que la ciencia se vaya por el retrete en una producción claramente dirigida al público infantil/juvenil, donde hasta tenemos un par de robots que nos recuerdan (en malo) a la famosa pareja de cierta película del mismo género estrenada dos años antes.
Resumiendo, una pérdida de tiempo que no merece mayor atención. Con lo breve que es la vida y con todas las películas que todavía me quedan por (re)visar...