THE VAMPIRE LOVERS (1970) de Roy Ward Baker.
Póster original británico (

)
Póster original norteamericano (

)
Fantale Films / Hammer Film Productions Ltd. y American-International Productions
THE VAMPIRE LOVERS (inédita en salas comerciales en nuestro país), producción independiente de la pequeña compañía formada por los productores Harry Fine y Michael Style y el guionista Tudor Gates, sería la última colaboración entre la Hammer y un estudio norteamericano, en este caso la famosa American-International (de la que todos recordamos las famosas adaptaciones de Edgar Allan Poe de la mano de Roger Corman), que cooperaba no sólo en la financiación de la película sino (y lo que es más importante) en su distribución en territorio USA.
Adaptación relativamente fiel de la novela corta "Carmilla" (The Dark Blue, entre diciembre de 1871 y marzo de 1872) de Joseph Sheridan Le Fanu (hay, al menos, dos excelentes ediciones en castellano, ambas de la mano de Valdemar: "Los archivos del doctor Hesselius" (GOT-045, 2002) y "Vampiras" (CD-115, 2011)) THE VAMPIRE LOVERS potencia notablemente los elementos (homo)eróticos (léase lesbianismo) y la exhibición generosa de epidermis femenina frente a la sugerencia del relato original, gracias a la relajación en las normas del British Board of Film Censors (BBFC) a comienzos de la década.
Kirsten Betts - Pippa Steele - Kate O'Mara - Madeline Smith - Ingrid Pitt
Primera de una trilogía dedicada a la familia Karnstein (las otras dos serían LUST FOR A VAMPIRE (1971) y TWINS OF EVIL (1971, DRÁCULA Y LAS MELLIZAS)), narra las andanzas amorosas/destructivas de Marcilla/Carmilla (anagramas de la criatura vampírica Mircalla, condesa de Karnstein), encarnada por una voluptuosa Ingrid Pitt, primero en el hogar del general Spielsdorf (un rol menor para un actor de la talla del genial Peter Cushing (imperativo incluir un rostro conocido dentro de un casting escasamente glamuroso (aunque, ciertamente, competente)) donde la citada Marcilla se encapricha de la sobrina del mismo, Laura (Pippa Steele), prometida a un soso Carl (un Jon Finch que empezaba a despuntar (recordemos su (antipático) protagonismo en la genial FRENZY (1972, FRENESÍ) de Sir Alfred Hitchcock)) a la que acabará consumiendo, su huida y su posterior estancia en la mansión de los Morton (ahora bajo el nombre de Carmilla) donde conocerá a la dulce e ingenua Emma (Madeline Smith (actriz que volvería a trabajar con Peter Cushing en el canto del cisne de la Hammer en la fisheriana FRANKENSTEIN AND THE MONSTER FROM HELL (1974)) de la que se prendará completamente y a la que estará a punto de convertir en su compañera para toda la eternidad si no fuera por la decisiva intervención del citado general y de su amigo, el barón Hartog, que logran acorralar a la criatura en su castillo, donde tiene su sepultura y acabar con ella de forma expeditiva (clavándole una estaca en el corazón y cortándole la cabeza, como todo vampiro que se precie).
El inicio de la cinta incluye alguno de los segmentos más bellos de la película, dirigida con pulso vacilante (se mezclan sin orden ni concierto escenas cargadas de sútil erotismo y un ambiente malsano con otras torpemente dirigidas en las que importa más el escote de las protagonistas que sus propias peripecias) por el interesante Roy Ward Baker (que pronto realizaría su mejor obra para la Hammer (DR. JEKYLL AND SISTER HYDE (1971, DR. JEKYLL Y SU HERMANA HYDE), sin olvidarnos la culminación del ciclo del profesor Quatermass (QUATERMASS AND THE PIT (1967, ¿QUÉ SUCEDIÓ ENTONCES?)) con el citado barón emboscado en el castillo de los Karstein para acabar con la criatura que mató a su querida hermana, un ser envuelto en un sudario gris (no vemos en un principio si es hombre o mujer), sudario que abandonará momentáneamente la criatura para iniciar su cacería nocturna y que Hartog tomará para sí pues sabe que sin el sudario el vampiro no puede descansar en su lecho de muerte. Esas imágenes, rodadas al ralentí y jugando con la niebla, la oscuridad y los tonos ocres de la fotografía, crean un escenario de ensueño (y pesadilla) que es lo más logrado de la película. El regreso del monstruo y su infructuosa búsqueda de su sudario llevará a nuestro protagonista a llamar la atención de aquel, dándose cuenta de que, en realidad, es una bellísima joven que abre su anhelantes brazos hacia él. Sólo el roce del crucifijo que lleva al cuello con los senos de la vampira (los atributos femeninos son continuamente resaltados en la cinta) acabará con el embrujo y le permitirá matar a la criatura cortando la cabeza de la misma (simetría con la escena final de la película).
Como decía, destacar la labor de un cásting eminentemente femenino donde destacan poderosamente Ingrid Pitt (aunque su personaje debería ser notablemente más joven) y Madeline Smith y, por supuesto, el incombustible Peter Cushing. Igualmente la bella banda sonora de Harry Robinson, romántica y voluptuosa que encaja como un guante en las imágenes esculpidas por el operador Moray Grant (vestidos luminosos y coloridos para las damas, colores pardo/grisáceos para los escenarios). En el debe, pese a la encomiable labor del director artístico Scott MacGregor, destacar que alguno de los decorados (por ejemplo el exterior del castillo de los Karstein) están pintados y la verdad es que se nota.
En cualquier caso, una atractiva cinta que supuso la irrupción del erotismo (todo lo "light" que se quiera) en la producción de la veterana Hammer. Se avecinaban tiempos de cambios...
Títulos de la trilogía de los Karnstein editada en
BD (en RU, con audio y subtítulos únicamente en el idioma de la Pérfida Albión):
P.D. Tranquilo, amigo
mad dog earle, ya estoy preparando una comparativa entre el relato y la película que debería estar lista para su publicación este mismo fin de semana... si la salud y el tiempo acompañan
