Revisitada
Las dos caras del Dr. Jekyll.
Estamos ante una visión muy atípica de la historia del Dr. Jekyll, más todavía para una película de la Hammer: no hay terror, y en lugar de tirar por los caminos habituales, opta por hacer una revisión en clave psicológica del clásico texto de R.L. Stevenson. Como ya he dicho, no hay terror, y lo que tenemos más bien es un drama con toques de suspense que hace pensar en esas películas que en la época de mi madre se llamaban "gravemente peligrosas". Por decirlo de otro modo, creo que esta
es la única película de la Hammer que me aburre soberanamente. Aunque la historia es interesante, hay demasiadas subtramas, el avance de la película es irregular y el ritmo se hace pesado. El papel protagonista originariamente lo iba a hacer Christopher Lee (que interpreta aquí a Paul, el amigo del protagonista -los amigos del protagonista tienden a llamarse Paul en las películas de la h gótica-), pero acabó cayendo en un Paul Massie al que no he visto en ninguna otra película del repertorio hammeriano. Con todo, la cinta tiene ideas interesantes y el toque certero de Fisher. Entre los secundarios descubrimos a un joven Oliver Reed, al que Lee y Massie dan la paliza de su vida en una de las escenas de la película: quién lo diría

.
El Dr. Jekyll de esta película es un tío mayor, aburrido y tristón, que se pasa la vida enfrascado en sus experimentos. Inexplicablemente, está casado, con una mujer más joven que él, muy bonita y demasiado alegre, Kitty (Dawn Adams), que lleva una doble vida que es casi del dominio público, menos del sieso de su marido, que no se entera de nada de lo que pasa fuera de su laboratorio. Además es amante del
mejor amigo de éste, Paul (Christopher Lee), un arribista y un bala perdida que en realidad sólo va tras el dinero de la pareja (al menos, al principio de la película, porque hacia el final, el personaje empieza a evolucionar y a comportarse de manera más respetable). El día en que Jekyll da con la famosa pócima todo cambia: no sólo se convierte en el
joven, cínico y zalamero Hyde (casi recuerda más a un Dorian Grey, nada de ésos Hydes bestializados en la línea de un Frederic March o el propio Christopher Lee en la semidesconocida El monstruo, aunque no menos enloquecido y con instintos no mucho mejores), sino que descubre la realidad en que vive y la farsa que su matrimonio ha sido durante todos ésos años. Con la ayuda de Hyde, que poco a poco irá tomando el control sobre Jekyll y sumiéndole en la locura y el frenesí homicida, el doctor trama el modo de vengarse de su esposa y el amante de ésta.
Con todos sus defectos -se hace pesada, el actor principal no convence, hay un exceso de subtramas...- no deja de ser una curiosa variación sobre el libro que acaso nos muestra de manera más palmaria que otras versiones de la historia la esquizofrenia y la hipocresía de aquella sociedad victoriana, tan respetable de cara a la galería, tan corrupta de puertas para adentro.
Y
Las cicatrices de Drácula. La tenía en buena estima, pero me temo que ha ido perdiendo puntos con revisionados. Creo que el problema básico con esta película es que alterna elementos totalmente sinsorgos y chusqueros (las aventuras de Paul al principio de la película, por ejemplo), con otros absolutamente serios y dramáticos (el hallazgo del cadáver de la chica, la masacre en la iglesia...). Y además tiene ese mismo problema que muchas películas
reboots/
remakes/nuevas versiones (la película en cuestión se concibió como un reboot de Drácula, no guardando continuidad temática con las anteriores entregas hammerianas del personaje más allá del personaje principal y alguna que otra situación): esto es, se ve que quieren hacer algo nuevo (poner a la típica pandilla de cenutrios adolescentes, en este caso, que por aquel entonces empezaba la moda), y a la vez, mostrar los mismos tópicos y lugares comunes de toda la vida. Por si esto fuera poco, hay muchas cosas que no se explican y cantidad de personajes y diálogos de relleno. Con todo,
recupera algún elemento de la novela original (el hallazgo del ataúd del conde en la torre por Paul remite a lo que le ocurre a Jonathan Harker en el libro, así como la voluptuosa vampira). Y
estéticamente, es de las más bonitas de la Hammer, con una fotografía preciosa, muy expresiva, en que predominan, como no podía ser de otra manera, los rojos y los negros y una de las mejores bandas sonoras de James Bernard. Lee muestra un Drácula un poco más parecido al de Stoker, cuando en las anteriores películas (en las dos o tres anteriores ni si quiera tenía diálogo, o decía sólo dos o tres frases) se limitaba a poner cara de loco y a mirar fijamente. Sin embargo, se echa en falta más coherencia narrativa, y sobre todo, la presencia de un adversario fuerte para Drácula, de un Van Helsing.